Son muchos los elogios que se han dedicado al salón aeroespacial MAKS de este año, pero también son muchas las preguntas que permanecen sin respuesta. La quinta generación de cazas T-50 pensados para rivalizar con los Raptor F-22 de EE UU, fue la única revelación que se ofreció al público. Un prototipo de este modelo voló ante el entusiasmado público profesional los primeros días del acontecimiento. Sin embargo, el último día, el T-50 tuvo un problema de motor durante el despegue y se vio obligado a efectuar una parada de emergencia. Estos aviones prestarán servicio activo en las Fuerzas Aéreas de Rusia y también de la India en 2015. Por su parte, los Raptor F-22 prestan servicio en las Fuerzas Aéreas estadounidenses desde 2005.
Por otra parte, los aviones rusos regionales SuperJet 100, dos de los cuales ya prestan servicio comercial activo, han decepcionado al haber recibido tan sólo 22 pedidos concretos (12 de una empresa indonesia y 10 de la empresa rusa Gazprom Avia), lo que da una cifra total de 192 unidades fabricadas. El SuperJet 100 es el primer avión civil ruso desarrollado después de la era soviética y el primero que integra tecnología avanzada occidental. Sin embargo, ninguna empresa europea se ha interesado hasta la fecha en este avión con capacidad para 100 pasajeros que debe competir con la empresa brasileña Embraer y la canadiense Bombardier. Las empresas aeronáuticas dudan a la hora de adquirir un avión que ha tenido problemas operativos y cuya producción es todavía muy baja (un avión al mes). Dicho sea de paso, este último escollo se debe a la insuficiente inversión realizada por la empresa conjunta PowerJet (Snecma y NPO Saturn), que es la que fabrica los motores del SuperJet 100. La certificación de la agencia europea EASA, prevista para finales de 2011, y la solución de los problemas operativos deberían ayudar a la venta de este avión en el mercado europeo.
Los expertos que estuvieron presentes en el salón aeronáutico insistieron que la industria aeroespacial rusa, en su mayor parte financiada con petrodólares del Kremlin, se tiene que esforzar para convencer al propio ejército ruso, que en principio no puede comprar aeronaves extranjeras, a adquirir su producción. Esta tarea se hace aún más complicada cuando se trata de convencer a las compañías aéreas rusas, a pesar de que también estén sujetas a la misma presión por parte del gobierno.La empresa también busca compradores para el Mi-26, un helicóptero pesado, con capacidad para transportar veinte toneladas, que podría utilizarse en las operaciones de la OTAN. Según fuentes de la empresa, la demanda global de los Mi-26 podría superar las 500 unidades, de las cuales 300 se destinarían sólo al mercado europeo. Por su parte, India y China continúan siendo los mayores clientes de la empresa en el sector de aeronáutica militar. Petrov también se mostró optimista con otro sector: “En la extracción de petróleo en alta mar, los helicópteros desempeñan un papel fundamental, lo que nos ofrece muy buenas perspectivas. También pienso en la reciente apertura de la ruta marítima en el Ártico. Nuestras naves son las únicas del mundo que funcionan en condiciones climatológicas extremas, con un rango que va desde 50º C a -50ºC. Por lo tanto, gozamos de una posición excelente en el mercado”.
Los fabricantes aeronáuticos, muchos de los cuales dependen de la financiación estatal, harían bien en seguir el ejemplo de Helicópteros Rusos para hacer despegar sus ventas.
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