"Al Comité del Nobel. Me siento muy honrado de recibir este prestigioso premio y agradecido por el extraordinario trabajo que el Comité [del Premio Nobel] ha venido realizando durante años para promover una paz justa, para liberar a los oprimidos y para dar voz a los silenciados. Barack Obama". Estas son las palabras que el 44º presidente de Estados Unidos ha estampado en el libro de invitados del Instituto Nobel, parte de la ceremonia de entrega del Premio Nobel de la Paz que el mandatario recibe esta mañana en Oslo.
Sin demasiada ceremonia, Barack Obama ha tomado asiento ante el Comité del Nobel y ha comenzado a escribir. Hasta siete líneas de texto ha estampado el presidente, lo que ha provocado un comentario simpático por parte de su esposa, Michelle. "¿Estás escribiendo un libro?", le ha cuestionado en tono de broma. "Mi comentario no será tan largo", ha apostillado la primera dama estadounidense. La conversación entre ambos ha seguido, contemplada con interés y sonrisas por el resto de los presentes en la firma. "No escribirá nada sarcástico ya que sabe que esto quedará recogido para el futuro", ha dicho Obama respecto a lo que se disponía a escribir su mujer.
Preguntado sobre qué había expresado en el libro de invitados, Obama ha dicho que ha dado "las gracias al Comité no sólo por el trabajo hecho a favor de la paz sino por dar voz a los que no la tienen y a los oprimidos del mundo".
De ahí ha partido a entrevistarse con el primer ministro noruego, Jens Stoltenberg, junto al que ha ofrecido una rueda de prensa en la que ha atajado las críticas sobre si merece o no el premio. Cree el presidente que otros candidatos podrían estar "más cualificados" que él para recibir el Nobel de la Paz.
Mientras esto sucedía, los helicópteros seguían sobrevolando una ciudad en la que a las once de la mañana saltaba el flash de las cámaras al tomar una foto. Las medidas de seguridad eran extremas. Los manifestantes comenzaban a congregarse en los alrededores del Auditoria donde Obama recibirá el galardón y entre las pancartas que se veían estaba una que decía: "Ya has ganado el Nobel, ahora tiene que estar a la altura y merecértelo".
Partidarios y detractores
Poco antes de las ocho y media de la mañana, el Air Force One con los Obama a bordo aterrizaba en el aeropuerto noruego de Gardermoen. La expectación era enorme. Contra un cielo todavía oscurecido al que costaba despertar a la mañana, el presidente de Estados Unidos ha bajado las escalerillas del avión acompañado de su mujer, Michelle.
Oslo espera desde ayer a Obama con un sentimiento "agridulce", como titulaba el periódico local, Dagsavisen. El presidente, a diferencia de anteriores agraciados con el galardón, estará poco más de 24 horas en el país escandinavo y no cumplirá con algunos de los rituales que conllevan la concesión del premio. No visitará el Centro para la Paz. Y según informaba ayer el diario sueco Svenska Dagbladet, el mandatario norteamericano ha declinado una invitación para comer con el rey Harald V, algo que hicieron en su momento el Dalai Lama o Al Gore.
Todo parece indicar que la Casa Blanca quiere mantener un perfil bajo y mostrar humildad a la hora de aceptar un galardón que muchos creen que no merece y que causó estupor entre parte de la población cuando fue anunciado a principios de octubre. Según una encuesta publicada el pasado martes en Estados Unidos por la Universidad de Quinnipiac, dos de cada tres estadounidenses consideran que su presidente no merece el Nobel. Según otra encuesta, en este caso publicada ayer por el diario Verdens Gang (VG), solo 35,9% de los noruegos -eran 42,7% hace dos meses- consideran que Obama merece el premio contra el 33,5% que opinan lo contrario. Obama, según la Casa Blanca, tratará de justificar su decisión en su discurso de agradecimiento el jueves.
No habrá preguntas molestas para el 44 presidente de EE UU, ya que casi todos los encuentros habituales con la prensa fueron anulados. Lo que Obama no evitará serán las manifestaciones -se esperan multitudinarias- en las cercanía del Grand Hotel donde se aloja Obama, su familia -no han viajado sus hijas- y amigos para pedir la retirada de tropas y el fin de la guerra. "Hope" (Esperanza), era lo que otro diario noruego reclamaba ayer de Obama.
Los manifestantes no tendrán fácil el acceso a las inmediaciones del recinto del Garnd Hotel ya que existe un ingente dispositivo de seguridad, sin precedentes en la historia de Noruega, con más de 2.000 policías movilizados en tierra, aviones de caza y un avión de vigilancia AWACS.
EL PAIS
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