El derribo de un avión espía estadounidense en territorio iraní, ejercicios navales con lanzamiento de misiles de larga distancia por parte de la armada de ese país de Oriente Medio y solicitudes de ampliar el embargo militar, financiero e incluso de hidrocarburos por parte de las potencias occidentales contra el régimen de Teherán, han tensionado una de las zonas más calientes del planeta.
La República Islámica de Irán, en una decisión soberana, declaró que continuará con su programa nuclear a contrapelo de los deseos y exigencias de las potencias occidentales, mismas que poseen un vasto arsenal nuclear, por el cual no rinden más cuentas que las que desean dar, que manejan a las organizaciones internacionales dedicadas a la vigilancia y que apoyan a los aliados, como es el caso de Israel a que tenga uno de los depósitos de armas de destrucción masiva más grande después de estados unidos, Rusia, China, Francia e Inglaterra.
En el caso de Israel, el juego geopolítico en la región ha generado que Tel Aviv tenga un ejército y un arsenal nuclear poderosísimo ante el temor de perder el monopolio regional en la producción y tenencia de armas de destrucción masiva. Teherán ha señalado continuamente que su programa es para uso pacífico de la energía nuclear y que no tiene objetivos militares. Palabras que han sido desmentidas por Estados Unidos y sus socios, apoyado en ello por estudios efectuados por la Organización Internacional de Energía Atómica (OIEA) que ha señalado que Irán “da la impresión de haber trabajado en el diseño de un arma nuclear”. Pero, que respeto puede merecer una Organización que transmite aquello que le es elaborado en las oficinas de Washington, Londres o parís, han señalado los críticos de esta Organización internacional, cuyos fondos dependen, justamente, que estas potencias no decidan congelar el traspaso del financiamiento que mantiene en activo sus oficinas en Viena.
Irán: siente la presión de Occidente
El concepto de impresión que da a conocer la OIEA tiene una carga de subjetividad que no puede corresponder a un organismo internacional, a quien se le debe exigir que base sus conclusiones en certezas y menos influencias políticas de países, con enormes deseos de sancionar, castigar y hasta ocupar Irán en aras de conseguir sus afanes geoestratégicos. Resulta impresentable que aquellos que poseen, fabrican y almacenan armas nucleares pretendan sentar cátedra y pontificar sobre quienes tienen derecho o no a entrar al club de los que tienen la disuasión nuclear como parte de su política exterior.
La OIEA parece basar esa “impresión” en las propias declaraciones del régimen de Teherán que anunció, a fines del 2011, que había fabricado barras de combustible atómico, que implica el enriquecimiento de uranio, eje del conflicto pues implicaría que el paso ulterior es la fabricación de armas nucleares. Según la página web de este organismo internacional, los científicos iraníes ya introdujeron esas barras en el reactor de investigación que poseen en las afueras de Teherán. Expertos de la OIEA citados por medios de prensa europeos han señalado que el introducir estas barras de Uranio enriquecido implica que Irán logró encapsular ese Uranio al 20%, técnica de altísimo nivel científico, que muy pocos países pueden realizar y que representa uno de los pasos previos a la etapa e fabricación de armas nucleares. Esa cifra implica que se superó, largamente el 3,5% que es el nivel necesario para dotarse de combustible para las centrales nucleares. Para alcanzar el rango necesario que permita fabricar un artefacto nuclear se necesita tener un 90% de uranio enriquecido, cifra que incluso la OIEA considera que no ha sido conseguida por Irán pero “que podría llegar a tenerla en el plazo de un par de años”. Nuevamente una opinión basada en “impresiones”.
Hasta ahora los medios de prensa occidentales han mostrado un Irán belicista, que a la luz de las declaraciones de su gobierno, la continuación de su programa nuclear y la realización de ejercicios militares realizadas en el Golfo Pérsico; comprueba a ojos occidentales, casi en forma indiscutible, que el único que no quiere la paz es el régimen teocrático iraní. Esa, sin duda es una lectura simplista pues en el análisis fino las responsabilidades siempre son por las acciones y omisiones de más de uno. En este caso hay que consignar la propia política belicista occidental, empeñada en sus objetivos políticos y económicos extramuros donde el petróleo, las rutas de transporte y tener potencias regionales afines a occidente suelen ser la basa donde medir las acciones que se ejecutan. A ello sumemos que en el caso específico de Estados unidos se realizarán las elecciones presidenciales en noviembre del 2012, que tiene como uno de sus ejes de discusión entre demócratas y republicanos el qué hacer respecto a Medio Oriente y Asia Central, léase: Irán, Irak, Afganistán, Paquistán. Tanto Obama en el bando demócrata, como Romney o Santorum, uno de ellos posible contendiente de Obama en el partido del Elefante, tienen en esa región opiniones divergentes en apariencia pero una práctica que ha sido común, constante y violatoria de cualquier respeto a la autodeterminación de los pueblos.
Para la analista Ángeles Espinosa “el subtexto belicista que se aprecia en las acciones y declaraciones iraníes, responde a la creciente presión económica de Washington. Desanimados ante el fracaso de la diplomacia, para que Irán renuncie a su programa nuclear, los estrategas estadounidenses hace ya varios años que pusieron en marcha una vía paralela de presiones financieras a resultas de la cual la mayoría de los bancos internacionales y grandes empresas abandonaron Irán. Sin embargo, el alto precio del petróleo, que proporciona el 80% de los ingresos del país, han permitido buscar vías alternativas y que sus gobernantes se mantengan en el poder a pesar de una gestión desastrosa”. Ese subtexto no es apreciado por las cancillerías europeas y menos la estadounidense que exigen a Irán suspender toda investigación en su programa nuclear, so pena de acrecentar sus sanciones. La Alta representante e Política Exterior y de Seguridad Común de la UE, Catherine Ashton ha declarado que la UE “está lista para tener discusiones con Irán sobre su programa nuclear si este no obedece a razones militares. Y para ello, un primer paso es que responda la carta que se le envió a nombre de los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU, más Alemania, para retomar las negociaciones en base a esa respuesta”.
La Unión Europea y con mayor énfasis el presidente de Francia, Nicolás Sarkozy ha llamado a reforzar las sanciones contra el sector petrolero, bancario y de transporte iraní, planteándose como fecha para implementar dichas medidas el próximo 30 de enero. El Ministro de Asuntos Exteriores francés, Alain Juppé ha declarado en todos los tonos y foros posibles que los 27 (la UE) deben impulsar un embargo total al petróleo iraní y que signifique también el congelamiento de los activos financieros del Banco Central de Irán “tal como el presidente Sarkozy lo viene afirmando desde noviembre del año 2010”. Recordemos que Francia es un “viejo enemigo” del régimen de los Ayatollas que implicó, incluso, que en la guerra entre Irán e Irak entre los años 1980 y 1988 apoyará con recursos militares y tecnología militar de última generación a Saddam Hussein en su lucha contra Teherán. La decisión de Francia es un correlato de la decisión ya implementada, vía una ley federal, por la administración estadounidense de aplicar sanciones contra las instituciones financieras que establezcan relaciones con el Banco Central Iraní.
En este panorama de llamados a sanciones, China ha señalado que se opone a cualquier acción de tipo unilateral apelando al uso de la diplomacia sobre cualquier otro resorte. “China siempre ha creído que las sanciones no son el modo correcto de mitigar las tensiones o resolver el problema del programa nuclear de Irán. El camino correcto son el diálogo y las negociaciones. China se opone a que se ponga la ley doméstica por encima de la ley internacional para imponer sanciones unilaterales sobre otro país. Tenemos con Irán intercambios comerciales y energéticos normales y transparentes que no infringen resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU” sostuvo ante medios de prensa extranjeros el portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores chino, Hong Lei. Las declaraciones de Pekín se entienden por los intereses cada día más crecientes que la potencia asiática tiene en Oriente Medio y además como expresión concreta de usar su derecho a veto en el seno del Consejo de Seguridad de la ONU, del cual es miembro permanente.
Teherán: Objetivo principal
El probable incremento de las sanciones a Irán y la presencia de parte de la V Flota Estadounidense en aguas del Golfo Pérsico – con base en Bahréin - ha puesto en alerta al poderoso aparato militar iraní. Esa puesta en aviso ha permitido obtener sensibles y positivos resultados que han descolocado a Estados Unidos y a Israel, principalmente. Esto, porque se ha logrado la detención de un espía estadounidense cuyo juicio comenzó el pasado 27 de diciembre del 2011 y sobre todo la captura de un avión espía UAV modelo Sentinel – los denominados Drone y dotado de la más alta tecnología para eludir radares, sistema de toma de imágenes, sensores especiales para monitorear conversaciones y localizar partículas nucleares. Tal captura ha significado un aliciente para la propaganda oficial de Teherán que sumado a la realización de la denominada Operación militar Velayat – supremacía – en las cercanías del estratégico Estrecho de Ormuz, donde transita el 40% del petróleo que se comercializa en el mundo y el 90% de la producción de los países ribereños, coloca a Irán en una posición política ventajosa con sus aliados y da señales de fuerza necesarios en un contencioso, por ahora, de dimes y diretes. Cualquier conflicto en la zona dispararía el precio del crudo a 200 dólares el barril, precio que sería poco soportable por economías en dificultades como son la estadounidense y la europea.
Irán desplegó en la zona del estrecho de Ormuz, unidades navales, que probaron sistemas de escudo antimisiles y lanzamiento de proyectiles de fabricación iraní: tierra-aire, tierra-mar y mar-tierra, sobre todo del tipo Qader, Nasr (Victoria) y Noor (luz) equipados con programas de tecnología avanzada de origen occidental – paradójicamente alguno de ellos de fabricación israelí. Los ejercicios militares en Ormuz fueron una clara advertencia, que Irán está dispuesta a enfrentar las amenazas de sanciones económicas y militares en un terreno que incomoda a occidente.
El jefe de la Armada Iraní, Almirante Habibolá Sayyari señaló que con estas maniobras “el Estrecho de Ormuz podría estar completamente bajo nuestro control. No permitiremos que ningún enemigo amenace nuestros intereses. La Operación Velayat fue una experiencia positiva para ayudar a preparara a nuestras fuerzas militares para tener una presencia más poderosa y eficaz en aguas internacionales”. Sus palabras explicitan la razón de los ejercicios militares en las que además se probó un misil de alcance medio: Ghader, que según Israel significa una real amenaza a su seguridad. Opinión discutible la de Tel Aviv, pues la propia Agencia de Defensa Antimisiles de Estados unidos define los cohetes de medio alcance como aquellos que superan los 2.400 kilómetros, muy lejos de los 500 que puede alcanzar el probado Ghader y aún incierto de los que podría alcanzar el postergado proyecto de misil de alcance medio Sajjil 2, una versión modificada del Shahab 3 que llegaría a los 2.400 kilómetros, una distancia que sí alcanzaría a Israel.
Para el analista Ignacio Klich de la revista Debate “el revés que significó para la alianza estadounidense-israelí la captura de una avión espía en territorio iraní, la campaña electoral de Barack Obama y la radicalización de los sectores ultraortodoxos en Israel, son factores claves para entender el panorama de uno de los sectores más turbulentos del planeta” A eso debemos unir las propias dificultades internas del régimen presidido por el presidente Mahmud Ahmadineyad, que enfrenta carencias alimentarias, una creciente inflación y la posibilidad de ver congelados su activos financieros. Ante ello, en general los gobiernos suelen apelar al orgullo nacional, a demonizar aún más los enemigos y a buscar salidas más orientadas a lo externo que a la solución a sus problemas domésticos.
Una de las explicaciones que se da a esta ofensiva diplomática y económica contra Irán, radica en lo exitoso que ha sido la caída de regímenes que de una u otra manera eran cercanos a posiciones menos occidentales, en lo que se ha denominado La Primavera Árabe y que ha significado, en lo inmediato poner a la cabeza de países como Túnez, Libia, Egipto entre otros, administraciones prooccidentales. Con Siria en el centro de la tormenta, a quien poco a poco se le está estrangulando, se ha develado que el objetivo ulterior no es el régimen de Bashir el Assad sino que Teherán y su régimen islámico. Y en esta estrategia, Turquía ha ido cumpliendo un papel en forma aplicada, en pos de devenir en la única potencia regional, aliada de Estados Unidos, la OTAN y, por tanto, un freno a cualquier intento de expansión fundamentalista o de la propia Rusia en la zona.
La situación con Irán es inquietante, como sostienen empresarios ligados al mundo de los hidrocarburos, como es el caso de Nick Trevethan, estratega de materias primas para ANZ Research en Asia “ya que los efectos de aventura militar en Oriente Medio serían tremendas. Una subida de los precios del crudo destruiría toda recuperación económica en Estados Unidos, que ya está en dificultades que ha costado una enormidad sortear” pero, también puede generar estragos en el ámbito local iraní donde las amenazas de mayores sanciones hizo perder al Rial – moneda iraní – un 18% de su valor en tres días lo que obligó a las autoridades de Teherán el limitar la compra y tenencia de esta divisa.
Para el sociólogo Mahdi Darius Nazemroaya del Instituto de Estudios Interdisciplinarios (IIS) y investigador asociado del Centre for Research on Globalization (CRG). “los eventos que tienen que ver con Siria tienen mucho más que ver con la geopolítica de Medio Oriente que solo con Siria. En la Knéset [Parlamento] israelí, los eventos en Siria se vincularon naturalmente con la reducción del poder iraní en Medio Oriente. Tel Aviv se ha estado preparando para un conflicto importante durante varios años. Esto incluye sus vuelos militares de larga distancia a Grecia que simulaban un ataque contra Irán y su despliegue de submarinos con armas nucleares al Golfo Pérsico. También ha realizado sus ejercicios “Turning Point” [Cambio radical], que se proponen asegurar la continuación del gobierno israelí ante la posibilidad de una guerra contra Teherán”
Señala Darius que en el último lustro, tanto Washington como sus aliados han estado dirigiendo un refuerzo de los armamentos en Medio Oriente apuntando a Irán y al Bloque de la Resistencia (partidos políticos y movimientos chiitas apoyados por Teherán). Han enviado masivos embarques de armas a Arabia Saudita, han apoyado a todos los bloques de resistencia a regímenes que ya han caído como Gaddafi en libia, Ben Ali en Túnez y actualmente a la oposición a Bashir el Assad. “Los funcionarios estadounidenses – consigna Darius - también han comenzado a hablar abiertamente de asesinatos de dirigentes y militares iraníes mediante operaciones clandestinas. Lo que el mundo enfrenta es un camino hacia una posible escalada militar que podría ir mucho más allá de las fronteras de Medio Oriente e incluir a Rusia, China, y sus aliados. La Guardia Revolucionaria también ha dejado claro que si se provoca un conflicto con Irán, el Líbano, Iraq, y los palestinos estarán involucrados como aliados de Irán.
Los acontecimientos en el Golfo Pérsico deben tener una mirada más allá de ese sector y ampliarse a Turquía, a Siria, a Israel y lógicamente a las grandes potencias occidentales, que durante las dos últimas décadas han exigido a Turquía una serie de requisitos para poder hacerla partícipe de la OTAN y de la improbable incorporación como miembro pleno a la Unión Europea n- en un remake del cuento de Pedrito y el lobo – . Eso ha implicado que Ankara haya devenido en pieza del ajedrez geoestratégico de la UE y Estados Unidos en la zona. Así, se explica que el gobierno turco trate de desvincular al régimen sirio de Irán en su idea de desplazar a Teherán como potencia regional y su clara influencia política en partidos y movimientos ligados al mundo chiita… Turquía ha estado trabajando para promover a su país y su imagen entre los árabes, sobre todo en este último año con el desarrollo de la “primavera árabe”. Únase a esto la presencia cada vez más activa en materia militar en el Mar Negro, en la frontera con Siria e Irak. Para occidente el hecho que Turquía reprima al pueblo Kurdo, en operaciones condenadas como genocidas, no tiene importancia a la hora de apañar a su socio contra Irán.
También se conoce que Turquía iniciará, bajo licencia estadounidense la fabricación de misiles crucero a montar en su flota naval, junto a la adquisición de aviones militares. Todo ello en el marco de su incorporación al paraguas proyector nuclear de Estados Unidos en la zona, lo que generó el lógico reclamo de Moscú y Teherán. Tal situación se vislumbró cuando el alto mando ruso decidió incrementar su presencia en el puerto sirio militar de Tartus donde se encuentra estacionada parte de la Flota Occidental Rusa.
Siria es el camino intermedio de Estados Unidos, Israel y la OTAN para atacar a Irán de tal forma de implementar lo que Darius denomina “una operación estratégica más amplia que permita debilitar a Teherán pero también a Pekín y a Moscú en la lucha por el control de la masa continental euroasiática EE.UU. y sus aliados restantes están a punto de reducir sus fuerzas en Iraq, pero no quieren abandonar la región o permitir que Iraq cree un puente con el Mediterráneo oriental utilizando a Iraq. Una vez que EE.UU. se vaya de Iraq, habrá un corredor directo entre el Líbano y Siria con Irán”. Esto es visto como un escenario de pesadilla, inaceptable para Occidente pues afianzaría la dominación regional iraní y reforzará el Bloque de la Resistencia, que unirá a Irán, Siria, Iraq, el Líbano y a los palestinos. Y en ese entorno, tanto Israel como EE.UU. pueden sufrir importantes golpes estratégicos.
radio.uchile.c
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