El pasado día 7 de febrero, el profesor Ross Babbage, del think tank Kokoda Foundation, proponía la adquisición de entre 10 y 12 SSN estadounidenses de tipo Virginia.
Cada vez percibimos más síntomas de alarma ante el crecimiento de las fuerzas armadas chinas. Que un antiguo miembro del Departamento de Defensa australiano proponga comprar submarinos nucleares de ataque, es uno de evidente. Más aún si tenemos en cuenta que cada unidad cuesta 1.800 millones de dólares. Actualmente la Royal Australian Navy (RAN) dispone de 6 submarinos de propulsión convencional. Estos, la clase Collins, son una versión de los Västergötland suecos. A pesar de ser unos buenos diseños, son insuficientes para hacer frente al reto que representa la flota china. Aunque la RAN, combinada con la aviación, tiene una buena capacidad defensiva, no puede llevar a cabo operaciones de ataque contundentes a largo alcance. Aquí es donde entran los SSN de la clase Virginia. Antes, debemos hacer un poco de historia. Con el fin de la Guerra Fría, y el aumento de los conflictos asimétricos o híbridos, los SSN norteamericanos de la clase Seawolf quedaban seriamente cuestionados. Estaban pensados para enfrentarse a un enemigo (la Armada soviética) muy superior en número, atravesando sus líneas hasta llegar a los "bastiones", las zonas seguras donde se escondían los SSBN rusos. Para ello combinaban una elevada potencia de fuego (8 tubos de torpedos), mínima firma acústica, un casco muy resistente (pudiendo llegar a los 600 metros de profundidad) y una velocidad máxima de 45 nudos. Un submarino muy "dog-fighter" por decirlo en términos de la aviación.Sin embargo, el prohibitivo coste (2.800 millones de dólares / unidad) hizo suspender el programa con sólo 3 unidades, el año 1993. Se encargó un nuevo modelo de SSN, más adaptable y económico, y de ahí salieron los Virginia. El programa de diseño exigía un perfil multi-misión donde se incluirá:
• Ataque a tierra con misiles de crucero.
• Operaciones antisubmarinas (ASW), tanto litorales como en "aguas azules".
• Operaciones antibuc (ASUW).
• Apoyo a los Carrier Strike Groups.
• Operaciones de inteligencia • Inteligencia clandestina.
• Operaciones de minado ofensivo
• Operaciones especiales.
Actualmente hay 7 unidades de esta clase a la US Navy, con un ritmo de construcción de una por año. Se habla de aumentar el ritmo a dos anuales, para abaratar los costes de producción. A pesar del envejecimiento progresivo de los SSN de la clase Los Ángeles (algunos con más de 3 décadas de servicio), estos no se pueden sustituir de un día para otro. Si lo que comentábamos al principio se hace realidad, y Australia decide adquirir los Virginia, sería una buena manera de reactivar los astilleros estadounidenses.
En cuanto a las posibilidades operativas, cualquiera de las opciones que hemos citado es necesaria para de Australia. En primer lugar le daría suficiente poder ofensivo para forzar los estrechos de Lombok y Sunda (Indonesia) en caso de que éstos fueran bloqueados por las fuerzas chinas. Estos son puntos de paso obligado para los petroleros y barcos de mercancías en la ruta hacia Malasia, Singapur, etc ... La interrupción del tráfico supondría para la economía australiana algo similar al cierre de Suez para Europa.
En segundo lugar, está la disuasión convencional. Cada Virginia dispone de 12 tubos verticales para el lanzamiento de Tomahawks. Con un alcance de 1.700 millas náuticas, la RAN podría ejecutar ataques sobre la Isla de Hainan (base de los SSBN chinos) desde una posición tanto distante como los pasos que hemos citado. En caso de avanzar hasta el Mar de la China Meridional (pongamos hasta el paralelo 15 º), se podrían amenazar objetivos desde Hong Kong hasta Beijing. Por supuesto, para poder atravesar las defensas antiaéreas chinas habría un lanzamiento masivo, en efecto, en una operación de coalición con los Estados Unidos, Japón y Taiwán.
En tercer lugar, y no menos importante, está la inserción de fuerzas especiales. Australia, como miembro destacado de la Commonwealth, tiene una unidad del SAS y dos regimientos de Commandos. Incorporando los SSN Virginia, se daría una plataforma excelente para el desarrollo de estas unidades, tanto por su baja firma acústica, como por la adaptación de escotillas de entrada y salida para esta misión.
Finalmente, hemos de añadir las operaciones de reconocimiento clandestino. La vela del submarino incorpora toda una gama de sensores y transmisores. El elemento más destacable es el "mástil fotónico", en sustitución del periscopio convencional. Aparte de unas imágenes en alta resolución, visión nocturna y telémetro láser, éste no ocupa el espacio central de la sala de mando. En lugar de un oficial haciendo girar el periscopio (la típica imagen que todos hemos visto en el cine), un tripulante controla por ordenador el mástil transfiriendo las imágenes a los monitores de la sala. Esto permite que varios oficiales puedan tener una visión del objetivo, confiriendo una toma de decisiones más segura.
Todo esto no es más que un esbozo de las posibilidades que tendría la incorporación de los submarinos de la clase Virginia en la RAN. Las limitaciones presupuestarias, la percepción de la amenaza china, y la voluntad política tendrán mucho que decir. Sin embargo, no hay que decir que serían un elemento decisivo para que Australia pudiera actuar como agente estabilizador creíble en la zona. Habrá que estar atentos.
Pol Molas
Analista del CEEC.