El desarrollo de sistemas antimisiles y antisatélites no es una prerrogativa de EEUU y de Rusia. Muchos otros países, como China, Israel, la India crean también el armamento correspondiente. La creación de estos sistemas, generada por la propagación de los misiles, se torna parte inalienable de la política militar industrial de los Estados líderes de Eurasia.
En enero de 2007 se comenzó a hablar seriamente del potencial de China en esta esfera. Entonces, desde territorio chino se realizó el lanzamiento de un cohete interceptor que abatió el satélite meteorológico, también chino, Feng Yun-1C. La intercepción del ingenio espacial, a una altura de ochocientos sesenta y cuatro kilómetros, de un impacto directo, fue una ponderable confirmación del potencial de China en la materia.
Para calibrar la relevancia de este hecho habría que recordar que, la mayor parte de los satélites militares navegan en las órbitas mas bajas. Un ataque contra una agrupación de satélites puede minar seriamente el potencial de un ejército moderno, cuyas acciones son imposibles sin el “componente espacial”.
Muy distinta es la situación del desarrollo de los medios chinos de defensa antimisiles. La intercepción de un cohete balístico de la intercepción de un satélite, difiere, sobre todo, por el menor tiempo que el sistema dispone para detectar el blanco, su clasificación, toma de decisión y para el lanzamiento del cohete. China no cuenta actualmente con un potencial de despliegue de un sistema moderno e íntegro de defensa antimisiles. El sistema de cohetes antiaéreos más perfecto que tiene China es el de exportación de Rusia, S-300PMU/PMU2. Un potencial propio en este campo se limita, por ahora, a la creación de una copia de este sistema, conocido con el índice HQ-9.
Así las cosas, el potencial antimisiles de China pueden definirse de rudimentario. Sus sistemas antiaéreos mas modernos pueden combatir tan solo aviones y cohetes cruceros, pero no balísticos.
En la India, de los posibles proyectos de sistemas antisatelitales se empezó a hablar desde el comienzo mismo de los lanzamientos espaciales independientes en ese país. Relativamente no hace mucho comenzaron a ser debatidos seriamente esos planes: después del lanzamiento de prueba exitoso, en abril de 2012, del cohete Agni-V, cuya distancia de vuelo supera los cinco mil kilómetros. “El lanzamiento del Agni-V inauguró una nueva era. Aparte de ofrecer nuevas capacidades a nuestra defensa estratégica, el cohete abre posibilidades fantásticas para la creación de un arma antisatélite y para el lanzamiento de minisatélites”, expresaba en conferencia de prensa en Delhi, sobre el lanzamiento del cohete, Vijay Kumar Saraswat, director de la Organización de investigaciones y proyectos de defensa.
A juicio de los especialistas, el “caza de satélites” hindú será creado sobre la base de los principios de la filosofía soviética de este tipo de arma: el interceptor se pone en órbita, ejecuta maniobras de acercamiento y destruye el ingenio cósmico enemigo con una explosión dirigida. La ventaja de este método reside en la mayor fiabilidad del interceptor, y la deficiencia consiste en el tiempo considerable que toma.
Por lo demás, el sistema antisatélites no es tan actual para la India como el antimisiles. La vieja historia de las complicadas relaciones con Pakistán y con China, que cuentan con un respetable arsenal de cohetes de distancia media y pequeña, capaces de abatir objetivos en el territorio de la India, induce a este país a tomar con acusada atención los proyectos en el campo de la defensa antimisiles.
Hace bastante tiempo que llevan a cabo proyectos propios en este campo, los que de momento no han sido exitosos. India se empeña también en aprovechar, como base para el cohete interceptor, el cohete balístico de distancia media. Un problema serio para la India es la ausencia de un radar moderno, que esté a la altura del radar estadounidense del sistema Aegis, o del novísimo radar ruso.
La India trata de recompensar la insuficiencia de medios propios con la compra de sistemas en el extranjero, y en esto, una influencia bastante patente sobre la política del país ejerce Israel, con el que Delhi colabora hace tiempo e intensamente en la esfera militar. Sin embargo Israel, que suministra a la India sistemas antiaéreos de media distancia, se ha abstenido, de momento, de proveerlo del Arrow, capaz de interceptar objetivos balísticos. La razón de ello está en la postura estadounidense: el sistema Arrow fue creado con una considerable participación de EEUU, y este, habitualmente, se muestra muy sensible con respecto a la entrega de tales tecnologías a terceros países que no son satélites suyos. En 2002 bloquearon ya tal operación de venta, y como resultado, la India recibió, de todo el sistema Arrow solo dos estaciones de radares Green Pine.
En la India podrían surgir esperanzas reales de obtener, en un futuro próximo, un sistema de defensa antimisiles competente, en el caso de que firme con Rusia un contrato de entrega de sistemas S-400 o S-300VMD. Sin embargo, dicha posibilidad sigue existiendo, por ahora, solo en el plano teórico.