Las tropas de desembarco aéreo gozan de enorme prestigio en el Ejército ruso. En el país existe sólo una escuela superior que prepara a estos oficiales y se ubica en la provincia de Riazán, Rusia Central.
En Rusia los llaman "los boinas azules" por su característica prenda del uniforme militar. Para muchos jóvenes es un sueño dorado estudiar en el único centro del país que prepara para ingresar en las tropas de paracaidistas. “Es algo romántico para mí. Siempre creí que éstas eran tropas de élite. Mi padre quería ingresar aquí, pero no lo consiguió. Y yo lo conseguí”, dice Rafael Saguírov, estudiante de la escuela.
Actualmente en este centro estudian cerca de 1,200 personas. Todos ellos asisten tanto a las clases de enseñanza general, como a entrenamientos especiales. Con esta carrera de cinco años, a los graduados se les admite fácilmente, incluso en otros tipos de tropas. Para ingresar a ella hay que concursar contra cinco o más aspirantes por plaza. Sin embargo, la vida cotidiana en la escuela resulta más rutinaria de lo que uno imagina.
“Hay un estereotipo sobre nuestras tropas creado por los medios. Como si por la mañana practicáramos karate, por la tarde saltos con paracaídas, por la noche ejercicio de tiro, etcétera”, dice Renat Jasánov, jefe adjunto del Departamento de Enseñanza. “Hay todo eso, pero además en una escuela superior también hay que estudiar matemáticas, lengua rusa y otras disciplinas que a lo mejor no se asocian con la imagen de un oficial paracaidista”, señala.
Raramente, pero sucede que algunos estudiantes no consiguen superar este cambio a una vida que se rige por un horario estricto y ejercicios extenuantes. Los que desisten, se van, pero su lugar en seguida es ocupado por otros, aquellos que esperaron esta oportunidad durante varios meses.
Para ingresar en estas tropas de élite cientos de jóvenes rusos están dispuestos a superar duros exámenes y entrenamientos agotadores. Algunos incluso llegan al extremo de irse a vivir al bosque para demostrar su tenacidad y resistencia física. Estos últimos reciben el apodo de “guerrilleros”. Sin ser admitidos a la escuela, asisten a los mismos entrenamientos que los estudiantes, en espera de que finalmente
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