Corea del Sur dio un primer paso para el desarrollo de misiles balísticos capaces de abatir objetivos en la totalidad del territorio norcoreano, escribe hoy Nezavisimaya Gazeta.
La víspera, Seúl inició negociaciones con Washington para revisar un acuerdo bilateral de 1979 que le impide fabricar misiles balísticos con alcance superior a 300 Km y carga útil de más de 500 kilos. Para destruir blancos en cualquier parte del territorio norcoreano, un proyectil lanzado desde la costa meridional de Corea del Sur ha de tener un alcance de más de 1.000 Km y portar carga útil de hasta una tonelada, según los militares surcoreanos.
Corea del Sur planea emplazar varios centenares de misiles de crucero Hyunmu-3C, de la clase tierra-tierra, cerca de la zona desmilitarizada que la separa de su vecina del norte. Estos misiles de fabricación nacional que el Ejército surcoreano empezó a recibir el pasado año, contribuirán a compensar el desequilibrio existente con Corea del Norte, la cual ya dispone de misiles de 3.000-4.000 Km de alcance.
El misil Hyunmu-3C, parecido al estadounidense Tomahawk, pesa 1,5 toneladas, puede portar una ojiva de 450 kilos y está equipado con un motor aéreo que lo acelera a 1.200 Km/h, según la prensa surcoreana.
Es capaz de alcanzar las bases de misiles Scud y Nodong, así como las principales instalaciones nucleares en Corea del Norte. Oficiales surcoreanos destacan que los nuevos proyectiles permiten asestar golpes puntuales contra las bases militares y los búnkeres enemigos en la etapa inicial del hipotético conflicto bélico. Sólo siete países – China, EEUU, Francia, Gran Bretaña, Israel, Rusia y ahora también Corea del Sur – tienen en sus arsenales misiles de crucero cuyo alcance supera 500 Km.
Paralelamente al desarrollo de nuevos misiles en Corea del Sur se escuchan cada vez más las voces a favor de crear una bomba atómica propia, para asegurarse un poderoso factor de disuasión frente a Corea del Norte. Los partidarios de esa idea califican de “mentira hipócrita” las consignas de desnuclearización y afirman que
Pyongyang jamás renunciará a las armas nucleares. El régimen norcoreano, a su juicio, las usa como baza para recabar ayuda económica y garantizar la sobrevivencia propia.
Corea del Sur puso en marcha un programa nuclear en 1959 pero en 1976 frenó todas sus aplicaciones militares bajo la presión de Washington y optó por el “paraguas nuclear” estadounidense. Sin embargo, tiene actualmente todas las infraestructuras necesarias para crear una bomba atómica, si se toma la respectiva decisión política.
Hay una amplia red de centrales atómicas, reservas de uranio y plantas de combustible nuclear, incluido el uranio enriquecido.
Vitali Fédchenko, colaborador del Instituto Internacional de Estudios para la Paz de Estocolmo (SIPRI), duda de que los acontecimientos vayan en esa dirección. Antes de producir armas nucleares, Corea del Sur debería abandonar el Tratado de No Proliferación Nuclear y los acuerdos con el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), lo que “implicaría inevitablemente graves costes políticos y económicos”, señaló el experto.
RIA NOVOSTI