13-04-2012 / 11:00 h EFE
El lanzamiento hoy del cohete Unha-3 por parte de Corea del Norte, que terminó en fracaso, añade un nuevo ensayo al extenso programa de proyectiles balísticos que Pyongyang impulsa desde hace cuatro décadas.
El régimen comunista comenzó a desarrollar misiles tácticos (de corto alcance) durante los años setenta a partir de la tecnología empleada en los cohetes Scud, patentada por la Unión Soviética.
Así, en los ochenta Pyongyang produjo y desplegó para uso operativo el Hwasong-5 (también conocido como Scud-B) y el Hwasong-6 (Scud-C), que mediante ingeniería inversa mejoraban el diseño soviético y que, según algunos expertos, pudieron ser la base del Shahab, modelo básico del programa iraní de misiles.
A partir de los Scud el régimen norcoreano comenzó a desarrollar a mediados de los ochenta su primer misil balístico de alcance medio, el Rodong-1, desplegado en los noventa.
Este modelo, con un alcance estimado de 1.300 kilómetros, fue probado en mayo de 1993 por Corea del Norte desde su costa oriental y cayó en el Mar de Japón, lo que motivó duras críticas de Tokio.
El Rodong, que cuenta con diversas variantes, supuestamente sigue en producción y varias unidades volvieron a ser lanzadas por el régimen en dirección a aguas niponas en julio de 2009.
Según el Ministerio de Defensa surcoreano, hacia 2007 Pyongyang comenzó a producir misiles de alcance medio bajo la denominación Musudan (también conocidos como Rodong-B o Taepodong-X) a partir del modelo soviético R-27 zyb, desarrollado para ser disparado por submarinos y con un alcance de más de 3.000 kilómetros.
foto http://extrados.mforos.com
Por último, el régimen empezó a desarrollar y a probar en los años noventa sus primeros proyectiles balísticos intercontinentales.
El primer ensayo fue el del Taepondong-1, con un alcance de unos 2.500 kilómetros, el 31 de agosto de 1998.
Entonces se lanzó una versión del Taepodong-1 desde la plataforma de Tonghae, en la costa nororiental, que según Pyongyang buscaba poner en órbita el primero de los satélites del programa espacial Kwangmyonsong (Estrella brillante).
foto http://www.missilethreat.com
Su primera fase se precipitó en el mar entre Japón y Rusia, mientras que el resto del proyectil lo hizo supuestamente en el Océano Pacífico tras sobrevolar territorio nipón.
Pese a que Corea del Norte lo consideró un éxito, ninguna agencia espacial detectó jamás el dispositivo en la órbita terrestre.
Casi una década después, el régimen comunista decidió echar por tierra la moratoria sobre pruebas balísticas que había suscrito en 1999 al lanzar varios misiles desde Tonghae el 5 de julio de 2006.
Al menos uno de ellos fue un Taepodong-2, versión avanzada del Taepodong-1 con tres fases y un alcance de entre 3.500 y 6.700 kilómetros, aunque algunos expertos eleven su radio a los 9.000, capacidad que le permitiría alcanzar la costa oeste de EEUU.
Según varios países la prueba fue un fracaso puesto que el misil supuestamente no alcanzó la zona de impacto prevista en el mar, al fallar a los 40 segundos de ser lanzado.
El 5 de abril de 2009 el régimen volvió a realizar una prueba con el supuesto objetivo de poner en órbita su satélite Kwangmyongsong-2 mediante un Unha-2, cohete que según los expertos emplea la misma propulsión que el Taepodong-2.
La primera parte de ese cohete cayó en el Mar de Japón, mientras la segunda y tercera sobrevolaron las provincias niponas de Iwate y Akita antes de caer en el Pacífico.
Muchos expertos aseguraron que la segunda y la tercera fase no lograron separarse y, nuevamente, ninguna agencia espacial logró detectar el satélite en el espacio pese a que Pyongyang calificó de éxito la misión.
En cualquier caso el proyectil logró recorrer más de 3.000 kilómetros, lo que a efectos armamentísticos supuso un importante avance para Pyongyang.
El Unha-3 lanzado hoy emplea una versión mejorada del sistema de propulsión del Taepodong-2, y como los modelos producidos desde los noventa, también sería capaz de portar una cabeza nuclear, según los expertos.
Pero el fallido lanzamiento apunta a que su desarrollo todavía sufre serias lagunas, y además la opinión general es que los científicos norcoreanos aún no son capaces de fabricar cabezas atómicas lo suficientemente pequeñas como para que puedan ser equipadas en un proyectil.
Aunque no existen cálculos exactos, el número estimado de misiles balísticos en posesión del régimen comunista norcoreano se sitúa en torno al millar.