abril 29, 2013
Por Carlos González de Escalada Álvarez y Cristina Fernández Luque.
La Base “El Goloso”, en el municipio de Madrid, con unas inmejorables vistas a la Sierra de Guadarrama, alberga, desde su creación en 1966, a la Brigada de Infantería Acorazada “Guadarrama” XII.
A su frente se encuentra, desde junio de 2012, el general de Brigada Fernando López del Pozo, un militar de larga trayectoria, que fue nº 1 de su promoción de Estado Mayor en España. El general López del Pozo tiene también experiencia en misiones internacionales de paz, ya que ha participado en Bosnia-Herzegovina, durante la Operación IFOR, en 1996; y en Irak, durante la operación “Iraqi Freedom”, en 2003; en esta última como jefe de Estado Mayor de la Brigada Multinacional “Plus Ultra”.
En esta entrevista exclusiva, el general López del Pozo describe su experiencia al mando de la BRIAC y los retos a los que se enfrenta esta unidad, cuya jefatura le produce un sentimiento de “gran responsabilidad y gran orgullo”.
La BRIAC “Guadarrama” XII es posiblemente la unidad con mayor potencia de fuego del Ejército de Tierra. ¿Cuál es su misión principal?
La misión es la misma que la del resto de las Fuerzas Armadas, ahora bien, dada esa potencia que usted menciona (a la que yo añadiría la potencia de choque), la Brigada Acorazada se constituye en un elemento clave de disuasión en un escenario terrestre
¿Cuáles son los retos principales a los que se enfrenta como jefe de la BRIAC XII?
El principal es mantener el alto nivel moral y técnico, y de instrucción y adiestramiento, que tienen los hombres, mujeres y unidades que componen la Brigada Acorazada. A partir de ahí, trabajamos diariamente para ir mejorando en aquellas áreas en las que la situación nos permite avanzar. Siempre ha habido y siempre hay mucho que hacer; es cuestión de marcar prioridades y mantener la cohesión.
El sistema de armas principal de la BRIAC XII es el carro de combate Leopard. ¿Qué diferencias hay entre el Leopard I y su sucesor el Leopard II?
El Leopardo es un Carro de Combate desarrollado en las instalaciones de la empresa Santa Bárbara Sistemas-General Dynamics, incorporando las modificaciones exigidas por el Ejército español. Se han mejorado distintos aspectos respecto al Leopard II alemán, entre las que destaco: una mayor precisión en el disparo, una mayor protección para el personal y la implementación de un Sistema de Mando y Control que permite una muy buena gestión del campo de batalla.
Una de las grandes limitaciones de este tipo de unidad es sus enormes requerimientos logísticos y de combustible. Llegado el caso… ¿los batallones de su brigada tendría la movilidad necesaria?
La autonomía logística es uno de los ejes del diseño de una unidad militar. En el caso de “la Acorazada” no podía ser menos, y disponemos de los elementos necesarios y suficientes para vivir y combatir con nuestros medios durante, lógicamente, un tiempo limitado.
¿Cuál es la principal amenaza militar a la que se enfrentan las unidades de carros en el campo de batalla? ¿Cuál es su “enemigo natural”?
La principal amenaza para una unidad acorazada proviene del cielo. Los helicópteros y la aviación son nuestros enemigos más peligrosos, pero no olvidamos al resto. Los otros carros, los medios diseñados específicamente contra carro, y cualquier otro dispositivo explosivo “improvisado” (IED), como gusta llamarlos ahora, están entre nuestras amenazas directas y nos preparamos para contrarrestarlas.
¿La BRIAC está preparada para afrontarlos?
No le quepa duda. La Brigada Acorazada es una unidad versátil, flexible con gran capacidad de acometer cualquier misión que se le encomiende. Nuestra capacidad de adaptación y polivalencia nos permite participar en operaciones que van desde las de mantenimiento de la Paz, como empezaremos a desarrollar en el próximo mes de mayo en Líbano, hasta las de combate convencional en el que se exija nuestro máximo potencial. Nos preparamos, precisamente, con la premisa de que podremos tener que operar desde nuestros vehículos, con nuestros vehículos o sin nuestros vehículos y, en todos los casos, con garantías de éxito en el cumplimiento de la misión.
¿El estado del material de su brigada es todo lo bueno que a usted le gustaría?
Siempre hay posibilidad de mejora, pero puedo decirle, yo que serví en “la Acorazada” de Teniente, de Capitán y de Comandante, que la Brigada tiene mejor material que hace unos años. Uno de nuestros retos es, precisamente, mantenerlo en un alto nivel de operatividad.
España es pionera en el uso de simuladores de carros para el adiestramiento de sus tripulaciones ¿cuáles son las ventajas y los inconvenientes de los simuladores?
El uso de simuladores tiene muchas ventajas y un solo gran inconveniente: pensar que la preparación de las unidades militares se puede circunscribir solamente a ellos. La simulación, tanto a nivel individual como a nivel de unidades, es un complemento magnífico, es una parte, insustituible a veces, del proceso de instrucción y adiestramiento. Permite la repetición, la corrección de errores, el uso de escenarios inaccesibles de otro modo y, además, ahorra, pero el ejercicio “en vivo” es una necesidad.
La Brigada Acorazada está empeñada en ser un referente en el uso de simuladores y los utilizamos intensivamente. Cuento con personal técnicamente muy bien preparado y especializado en estos sistemas.
¿Cómo se compara el Leopard con “su competencia”, carros de última generación como el Abrahams estadounidense o el Leclerc francés?
Como he expresado anteriormente, el Leopardo es una mejora de su homónimo alemán y por lo tanto puedo considerar que se encuentra, ahora mismo, como mínimo, al nivel de los carros más punteros del mundo.
Los conflictos de carácter asimétrico reducen la efectividad de unidades de infantería pesada. ¿Hemos dejado atrás la época del carro de combate?
El conflicto asimétrico es justamente el escenario donde las unidades acorazadas y mecanizadas pueden desarrollar todo su potencial. En una misma unidad disponemos de la protección que nos da la coraza, necesaria para salvaguardar a nuestros soldados, de la flexibilidad y rapidez que nos dan nuestros motores para poder actuar en cualquier punto de manera inmediata, y de la precisión y potencia que nos dan nuestras armas para poder aplicar eficazmente el poder militar allá donde queramos, evitando efectos colaterales ¡Y todo esto está en nuestro ADN! Fíjese como la tendencia es a dotar de vehículos con coraza a todas la unidades, haciéndolas pesadas, aunque no les cambiemos el nombre.
¿Qué siente como militar mandando esta brigada, una de las “joyas de la corona” del Ejército?
Una gran responsabilidad y, lo confieso, un gran orgullo.
¿A qué retos cree que se enfrentan las Fuerzas Armadas del siglo XXI?
Técnicamente, el reto de los ejércitos, siempre ha sido y sigue siendo cómo adaptarse, cómo reinventarse, para poder ganar la guerra, el conflicto si quiere, futuro y no el pasado. Por otra parte, las Fuerzas Armadas son producto de la sociedad que las constituye, y los retos de ésta son los de aquéllas. Entre todos, tenemos que ser capaces de mantener una capacidad militar adecuada a nuestro papel y situación en el mundo. Esto incluye, no me cabe duda, el contar con unidades como la Brigada Acorazada: disponible como la que más, versátil, puntera tecnológicamente y formada de hombres y mujeres enamorados de España y comprometidos en el servicio a los españoles.
¿Qué aficiones tiene el general López del Pozo cuando es simplemente “Fernando”?
Me gusta mucho la montaña y la Historia. Cada vez hago más deporte (carrera y bicicleta) porque cada vez hay que ayudar más al cuerpo a mantenerse operativo. Y soy muy aficionado a mi familia y a mis amigos.
¿Hay alguna otra cosa que le gustaría señalar?
Sí. Iniciativas como la suya ayudan a mantener el buen tono muscular de nuestra sociedad y son muy de agradecer. Yo les doy las gracias y les aliento en su noble empeño de animar el debate sobre los temas de seguridad y defensa y de mantener un enlace riguroso e informado con la comunidad de reservistas que, estoy convencido, está llamada a constituirse en pieza importante del diseño de la Defensa en España.
Mi general, muchísimas gracias.
De nada.