Estados Unidos está reforzando sus posiciones marítimas y terrestres en el Golfo Pérsico para afrontar un posible cierre del Estrecho de Ormuz por parte de Irán.
Los altos cargos militares informaron al Congreso sobre los planes de preparar nuevos medios de detección y neutralización de minas, y mejorar las capacidades de vigilancia en la zona, según el diario de negocios 'The Wall Street Journal'.
Los militares también buscan modernizar los sistemas de armamiento instalados en las naves para hacer frente a las lanchas rápidas de ataque, así como a los misiles de crucero.
“Cuando el enemigo envía cada vez más señales de su poder, nos preguntamos qué podemos hacer para darle jaque mate”, el periódico citó a una fuente militar. “Deben saber que estamos tomando pasos para asegurarnos que estamos preparados”, agregó.
La situación en el Golfo Pérsico se agravó a finales del año pasado, cuando EE. UU. y sus aliados endurecieron las sanciones contra Irán por su negativa de frenar su programa nuclear. Teherán respondió con amenazas de bloquear el Estrecho de Ormuz, una ruta que cuenta con un 20% del tránsito del petróleo mundial.
Las tensiones aumentaron con las acusaciones de Israel de que Irán está implicado en una serie de ataques contra sus diplomáticos en varios países, algo que Teherán rechaza. Por su parte, Irán acusó a Israel y EE. UU. del asesinato de sus científicos involucrados en proyectos nucleares. Washington lo negó, mientras que Tel Aviv no comentó las acusaciones.
Al mismo tiempo Israel ha emitido amenazas de un ataque militarcontra las instalaciones nucleares iraníes, que, según Teherán, están destinadas para fines pacíficos de generación eléctrica.
EE. UU., que oficialmente toma una actitud más moderada hacia Irán que su aliado, ha aumentado, no obstante, su presencia militaren la zona, al igual que lo han hecho sus aliados. Irán también muestra una actividad militar elevada.
La presión que ejerce EE. UU. sobre Irán se debe al lobby israelí, según opina Farit Kahhat, profesor de la Universidad Católica de Perú.
“Lo que sí creo que ocurre aquí es que el lobby israelí es consciente de que su capacidad de influir en decisiones de política exterior crece en coyunturas pre-electorales”.
El académico explicó que en este sentido hay más posibilidades de lograr una decisión favorable antes de las elecciones de noviembre que luego de éstas.
“Creo que es un poco la razón por la cual la presión se ejerce ahora”, concluyó.
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