22 de mayo de 2012
Rusia podría crear compañías militares privadas. El presidente Vladímir Putin mencionó esta posibilidad tras presentar su informe a la Duma.
Rusia podría considerar la posibilidad de establecer compañías militares privadas. Fuente: Igor Zarembo/RIA Novosti
Rusia podría crear compañías militares privadas, con la posibilidad de emplearlas en misiones en el extranjero. El presidente Vladímir Putin mencionó esta posibilidad tras presentar en la Duma su informe sobre la actuación del Gobierno en 2012. Diversos países utilizan estas compañías, pero se trata de un asunto que debe ser considerado cuidadosamente, dadas las circunstancias específicas de Rusia.
Instrumentos indirectos de influencia gubernamental
La posibilidad de emplear compañías militares privadas (PMCs) como instrumento de influencia rusa en el exterior fue planteada por Alexéi Mitrofanov, diputado de Rusia Justa. “Opino que estas compañías son un medio de implementar los intereses nacionales sin la implicación directa del Estado”. Putin contestó: “Sí, creo que es una idea que debemos tomar en consideración”.
¿Cuál es exactamente el significado de esta afirmación, teniendo en cuenta la amplia experiencia internacional en este campo? ¿Cómo se podría llevar a la práctica en la Rusia actual?
Mercenarios del siglo XX
En el pasado, uno de los intentos de utilizar estos 'instrumentos de influencia indirecta' casi provocó la aparición de dos estados 'piratas' en África en los años 60: Katanga, zona rica en cobre, que declaró su independencia del Congo en 1960 y que volvió a anexionarse solo tras la intervención de las Naciones Unidas en 1963, y Biafra, que se separó de Nigeria en 1967 y fue reincorporada en 1970.
Los poderes coloniales, que estaban abandonando África en esa época, necesitaban un instrumento adicional para estabilizar el continente. Inicialmente, los mercenarios europeos, contratados por los gobiernos locales, eran empleados para combatir las guerrillas.
Sin embargo, también eran contratados para derrocar a los gobiernos 'equivocados', lo que hacían con rapidez, por lo general de noche, para que los equipos de televisión que llegaban al escenario a la mañana siguiente viesen solo lugareños felices armados hasta los dientes.
Algunas de estas historias terminaron de un modo vergonzante. El coronel Bob Denard, un soldado y mercenario francés que luchó en Katanga, junto con su grupo de mercenarios, logró escapar por los pelos cuando trataba de derrocar al presidente de izquierdas de Benin en 1977. Pero las otras misiones de Denard, por ejemplo, en las Islas Comoras terminaron con éxito.
Los mercenarios tenían su base en la parte sur de África que estaba dominada por los blancos, como Rodesia durante el mandato de Ian Smtih como primer ministro, y la Sudáfrica gobernada por los Bóers. Cuando la comunidad internacional tomó medidas severas contra los mercenarios, que incluían la adopción de la Convención de Mercenarios de las Naciones Unidas, el vacío se llenó con compañías militares privadas. Los gobiernos africanos las contrataban para reforzar la 'seguridad general en condiciones difíciles'. La compañía más conocida era Executive Outcomes, que operaba en Sudáfrica y que, a pesar de que se disolvió como entidad legal a finales de 1998, continuó siendo una comunidad de mercenarios.
Lea más
A mediados de los 90, PMCs podían elegir entre un elevado número de militares profesionales en los países de la OTAN, licenciados tras la Guerra Fría. El número de soldados soviéticos, en particular pilotos e ingenieros, que eran contratados por las fuerzas aéreas de países africanos aumentó considerablemente.
La demanda de los servicios de las PMCs aumentó a medida que los conflictos, o incluso las guerras locales, se recrudecieron en la periferia de la antigua zona de influencia soviética, y cuando los países africanos comenzaron a luchar por los escasos recursos de sus países.
Consolidación
Los gobiernos occidentales utilizaron rápidamente las PMCs para resolver un creciente número de problemas. El mercado estaba dominado por coroneles jubilados de los EE UU y de Gran Bretaña, que trabajaban discretamente, en estrecha colaboración con sus gobiernos y servicios de seguridad. Las compañías militares privadas proliferaron y pronto se convirtieron en el elemento clave de la presencia de los países ricos en los puntos conflictivos de todo el mundo.
Si la 'Edad de Oro' de los mercenarios fueron los años 60 en el Congo, ahora Irák y Afganistán se han convertido en la 'Edad de Platino'. A los mercenarios se les pagaban cifras abrumadoras, entre 1.000 y 1.500 dólares al día por operaciones en las zonas de conflicto, aproximadamente siete veces más que el sueldo de un soldado estadounidense con una preparación equivalente.
La subcontratación de mercenarios estadounidenses fue especialmente flagrante durante las guerras de Irak y Afganistán. Hacia finales de la década del 2000, la Comisión de Contratación para ambas guerras, formada por los dos partidos de EE UU, dijo en el Congreso que la proporción de 'personal contratado' con respecto a las fuerzas estadounidenses en estos países era aproximadamente de 1 a 1.
Los contratistas desarrollaron pronto relaciones sólidas con los proveedores y las empresas de servicios, que competían por los contratos más lucrativos ofrecidos por los recientemente creados (y débiles) gobiernos de Irak y Afganistán. Los gobiernos occidentales encontraron dificultades para realizar operaciones en las zonas de combate sin una “plantilla contratada”, que es simplemente otra denominación de los mercenarios, de cuyas pérdidas humanas no se preocupa nadie, excepto los empresarios que los contratan, y a los que se pueden asignar las misiones más delicadas. Si los cogen con las manos en la masa, están completamente solos; no hay una bandera nacional que los proteja.
Las compañías militares privadas resurgieron en Libia en 2011 en su forma tradicional, como soldados entrenados e instructores de las fuerzas rebeldes, que, sin embargo, solo lograron quebrar la resistencia de las tropas pro Gradafi tras seis meses de ataques aéreos de la OTAN y una operación por tierra capitaneada por tropas británicas, de Qatar, los Emiratos Árabes y Francia.
Compañías militares privadas en Rusia
El establecimiento de compañías militares privadas en Rusia es una posibilidad, según las palabras de Putin. Pero hay muchas cuestiones de matiz implicadas en su puesta en marcha.
El objeto del debate no es cómo controlar las 'fuerzas contratadas', que no van a estar contratadas directamente por el Estado. El control se hace posible, por arte de magia, cuando el Gobierno necesita que estas fuerzas ejerzan influencia indirecta en su nombre. Después de todo, las PMCs no son kioskos callejeros o garajes privados.
Mucho más interesante es la cuestión de qué forma tomarán las PMCs en las condiciones específicas que presenta Rusia como país. Después de todo, hay un mercado limitado para sus servicios, por lo que su base estará sobre todo en las corporaciones rusas más importantes; en otras palabras, los intereses energéticos del Estado. Así pues, serán contratados sobre todo para proteger las infraestructuras y áreas de producción de estas corporaciones en Rusia y en el extranjero.
Otra posible campo en el que emplear estas fuerzas podría ser el refuerzo de la integración de Eurasia, para cambiar el espacio de los países CIS (Comunidad de Estados Independientes) e incrementar la presencia rusa en algunas de las antiguas repúblicas soviéticas más inestables. Esto se llevaría a cabo especialmente en Asia Central, pero posiblemente también en las auto proclamadas repúblicas caucásicas de Abjazia y Osetia del Sur.
Las PMCs rusas también podrían usarse en Afganistán, cuya frágil estabilidad ha ligado íntimamente los intereses de la OTAN y los de Moscú.
El despliegue de tropas adicionales podría presentar dificultades, motivadas por problemas locales y fracasos políticos, pero el uso de personal contratado podría facilitar la resolución de estas deficiencias.
Al mismo tiempo, las PMCs podrían ser un buen modo de ofrecer un nuevo empleo a soldados retirados del servicio, en un momento en el que el ministerio de Defensa y el ministerio del Interior en Rusia están planeando reducir sus plantillas.