Rolando Segura
Enviado especial de teleSUR a Libia
J U E V E S 1 4 D E J U L I O D E 2 0 1 1
Los sueños de Sarkozy
Los generales y oficiales del Estado Mayor francés andan incómodos con Sarkozy;
recibieron ¨órdenes estrictas¨, ¨sin precedentes¨, de ganar una guerra en poco más
de una semana.
La victoria sobre Trípoli debía ser proclamada este 14 de julio, Fiesta Nacional de
Francia.
Así lo aseguró hace unos días 'Le Canard Enchaine', un semanario satírico al que
todos le atribuyen estar muy bien informado siempre de los entretelones del Palacio
del Elíseo.
La disciplina militar obliga a obedecer órdenes sin discusión, pero los jefes del Estado
Mayor en París no dejan de sorprenderse con la directiva presidencial de acelerar la
¨Victoria¨, para anunciar la ¨caída de Gaddafi¨ en la Place de la Concorde durante el
desfile militar anual por la festividad de la Revolución Francesa.
Informaciones filtradas de fuentes de inteligencia del ejército francés refieren un
fuerte resentimiento en sus filas, ante los caprichos de Sarkozy de realizar una misión
prácticamente imposible.
Los militares mejor que nadie saben, que no podrían ganar la guerra contra Libia,
sobre todo después de que sus propios informes de inteligencia indicaran
lo improbable de un colapso rápido del ¨régimen de Gaddafi y de sus fuerzas
militares.¨
Sin embargo, Sarkozy decidió dar la batalla para asegurar dividendos tanto en las
próximas elecciones presidenciales francesas, como en los futuros contractos
petroleros y de reconstrucción de Libia.
Para alcanzar sus propósitos los aviones franceses fueron los primeros en atacar a
Libia, ¨asesores¨ galos se unieron a los rebeldes armados y más tarde incluyeron en
cargamentos de ¨ayuda humanitaria¨ misiles antitanques y otras armas avanzadas.
La operación encubierta "Puente de arena" permitió también a un extenso convoy
cruzar el desierto de Niger con armas antitanques, misiles y municiones para el frente
rebelde, que ya había recibido armas de Qatar y Emiratos Árabes.
Con el ánimo de acelerar la ¨victoria final¨ fuerzas especiales francesas coordinaron
en las montañas de Nafusa, al suroeste de Trípoli, el lanzamiento en paracaídas de
unas 40 toneladas de fusiles de asalto, cohetes antitanque y lanzadores de cohetes.
Con la esperanza de catapultar a los rebeldes hacia la capital desde un nuevo frente,
los ¨asesores¨ intentaron enseñar el uso del nuevo armamento e improvisar una pista
de aterrizaje para recibir nuevos envíos.
París admitió y justificó algunas de estas acciones, en virtud de que la Resolución
1973 del Consejo de Seguridad de la ONU da luz verde a ¨todas la medidas
necesarias¨ en Libia.
Pero los oficiales de Sarkozy están convencidos que desde el aire no se gana una
guerra.
"Los bombardeos de la OTAN en Libia no acabarán con el régimen de Gadafi¨ dijo el
último domingo el general de división Vincent Desportes, antes de asegurar que "ha
llegado el momento de encontrar un compromiso con las autoridades libias"
También el Ministro de Defensa Gerard Longuet, instó a las partes en conflicto en
Libia a sentarse en la mesa de negociaciones.
Durante más de cuatro meses y medio de intensos bombardeos, el pueblo libio ha
puesto al descubierto la incapacidad de Estados Unidos y la OTAN para lograr sus
propósitos por la vía de las armas.
Mujeres se entrenan esta semana en Gharyan, suroeste
Libia, para defender sus hogares. !
La Bandera Verde ondea en la mayor parte del país, mientras que la de la monarquía
ha sido impuesta solo en Benghazi, Derna, Beada, ciudades ocupadas por los
rebeldes; así como en algunas partes de Misurata y Tobruk.
En estas localidades, para controlar la resistencia del pueblo libio, los rebeldes
cuentan con todo tipo de fuerzas entre ellas los mercenarios de compañías
¨contratistas¨ como la norteamericana Black Water y fuerzas especiales en
tierra procedentes de Qatar, Emiratos Árabes Unidos, Reino Unido, Francia e Italia.
Aunque la prensa occidental sólo insiste en supuestas deserciones del ejército libio,
en las filas rebeldes son cada vez más los que dicen adiós a las armas.
Para expertos los rebeldes armados ahora tendrían en sus filas entre 800 y 1000
combatientes dispersos entre 15 y 35 grupos, enfrentados incluso los unos a los otros
en estrategias y afán de poder.
El filósofo estadounidense Webster G. Tarpley me comentó esta semana en Trípoli
que las divergencias entre los ¨comandantes¨ llegan a tal punto, que en más de una
oportunidad los líderes de un grupo dan a la OTAN las coordenadas de sus contrarios
en las filas rebeldes, como si fueran fuerzas del ejército libio; lo que podría explicar
las reiteradas bajas de insurgentes bajo fuego ¨amigo¨.
Ante esta situación los rebeldes acaban de anunciar una estructura de comandancia
unificada, pero ni aun así no cabría esperar la ¨victoria militar rápida¨ soñada por el
Presidente de Francia.
En el frente oeste los rebeldes han quedado atrapados en las Montañas de Jebel
Nafusa a más de 250 kilómetros de Trípoli.
París podrá celebrar este 14 de julio, pero no a costa de Libia.
Publicado por Leonor en
04:52