Según China acelera su ritmo de desarrollo económico, las naciones industrializadas escrutan con celo creciente las consecuencias ecológicas del cada vez más pronunciado consumo energético del país asiático.
Un incidente ocurrido en fecha reciente en la central nuclear de Dayawan, en la sureña provincia de Guangdong, ha causado mucha preocupación. El hecho fue descrito por medios informativos foráneos como un serio incidente de escape nuclear, pero la investigación encontró que lo ocurrido no rebasaba el ámbito de la normalidad. Con todo, este incidente ha desatado un llamado de alerta pública sobre la seguridad de la energía nuclear, que cada vez abarca una mayor proporción del consumo energético total del país.
Actualmente, China sigue manteniendo una notable dependencia del carbón mineral, amén de otros combustibles fósiles, especialmente para uso en pequeña escala en hornillas domésticas y centrales eléctricas locales. Pero el Gobierno está haciendo esfuerzos loables por dejar detrás los modelos obsoletos de producción de energía, y marchar hacia un futuro sostenible.
A la par que disminuyen las existencias de combustibles fósiles y crece la conciencia sobre su perjuicio para el medio ambiente, China acude cada vez más a las fuentes alternativas de energía, con el fin de satisfacer su demanda creciente. Una de esas alternativas es la instalación de plantas eléctricas nucleares.
La energía nuclear es una fuente de energía viable, y China no es la única nación con planes de explotar su potencial. EEUU, Francia, Rusia, Japón, y el Reino Unido también están intentando ampliar sus programas de energía atómica.
China, junto con Francia, Rusia y Japón, está abrazando nuevas tecnologías asociadas al reactor nuclear Generación IV, que podría comenzar a instalarse en China para 2013. Estos reactores se diferencian levemente de los que están disponibles en otras parte en el hecho de que no requerirán la conversión de sus residuos en plutonio, además de que se reducirán los riesgos a la seguridad planteados por los líquidos enfriadores usados en el proceso de producción. Estas particularidades resultan del empeño de China en perfeccionar esta tecnología, que aún se encuentra en su etapa inicial.
Los reactores nucleares de Generación IV son más seguros y más eficientes que sus pares convencionales de la Generación III, usados ya en todo el mundo.
Estos reactores chinos funcionarán a mayores temperaturas que los reactores existentes, produciendo cerca de un 30 por ciento más de energía a partir de cierta cantidad de combustible. Las temperaturas más altas también significan que el calor de desecho se puede utilizar para dividir las moléculas de agua en hidrógeno, el cual, a su vez, puede ser la base de combustible limpio para los vehículos.