El complejo industrial-militar de Rusia dispone de un potencial considerable, proyectos perspectivos y diseños avanzados, pero necesita una modernización técnica. Así lo manifestó el primer ministro Vladímir Putin en una reunión dedicada a la elaboración de un proyecto de programa estatal de armamentos para 2011-2020 que se llevó a cabo en la ciudad norteña de Severodvinsk.
Pese a que varios de estos ya están en plena realización, el jefe del poder ejecutivo admitió que las plantas necesitarían más tiempo para modernizar sus capacidades antes de que pudieran cumplir encargos a gran escala. Por eso hay que prever en los presupuestos anuales los recursos necesarios para el apoyo del sector, señaló Putin. Pero al mismo tiempo, indicó, es necesario coordinar y repartir los fondos de tal manera que los reciban con preponderancia las empresas listas para cumplir las tareas planteadas.
“Es decir, el dinero deberá ser asignado a las empresas después de que se modernicen y no antes”, explicó el primer ministro. Y en su turno, éstas deberán garantizar el ritmo de suministros del material moderno, previsto por el Ministerio de Defensa, cumpliéndolo rigurosamente. “El control en este campo será muy rígido”, aseveró.
De acuerdo con esta orientación del jefe del Gobierno, los funcionarios ministeriales deberán presentar el proyecto renovado al presidente Dmitri Medvédev antes de fin de año. De tener en cuenta dicha acotación referente al orden de asignaciones, los dos líderes aprobarían sin reducciones el volumen total de los gastos que, según contabilizaron en el despacho de Defensa, costarían al presupuesto hasta casi 650.000 millones de dólares en la segunda década del siglo XXI.
Putin precisó que el programa prevé la compra de más de 1.300 unidades de distintos tipos de material bélico, complejos de misiles, buques y maquinaria especial. Para fabricar 220 de este número se requiere abrir varias plantas completamente nuevas del complejo industrial-militar o ampliar las capacidades existentes de decenas de las ya existentes.
Estando de viaje oficial a la ciudad norteña cuya especialización desde la época del zar Pedro I es la construcción de buques de guerra, el primer ministro aprovechó la ocasión para inspeccionar el segundo submarino atómico de la denominada cuarta generación, que está en las gradas de un astillero de Severodvinsk. Hasta finales del año que viene el sumergible formará parte de la fuerza estratégica del país junto con otros siete aparatos de la misma modificación y será dotado con los nuevos misiles intercontinentales Bulavá-30.