«Es imposible una victoria de la OTAN en Afganistán». Lo dijo el ex presidente de la URSS Mijail Gorbachov en una entrevista concedida a la BBC durante el verano, cuando el número de bajas entre civiles y las fuerzas de la OTAN empezaba a dispararse respecto a años anteriores y las fuerzas de la coalición se encontraban inmersas en la mayor ofensiva realizada en suelo afgano para intentar acabar con el control talibán en Helmand.
Un informe elaborado por Naciones Unidas confirma las peores expectativas y sitúa 2010 como el año más sangriento para los afganos ya que el número de muertos y heridos por causas relacionadas con el conflicto se ha elevado en un veinte por ciento respecto al ejercicio anterior. Según la ONU, 5.480 civiles murieron en los diez primeros meses de 2010, de ellos 4,738 a causa de acciones de grupos insurgentes.
Ante un año clave
La cifra de bajas también ha sido la más negativa de los últimos nueve años para la Fuerza Internacional para la Asistencia a la Seguridad en Afganistán (ISAF): 709 soldados han caído en combate en 2010, según la organización icasualties.org, en un país que registra la cifra récord de 150.000 soldados extranjeros, el despliegue más importante desde la invasión de 2001. Este es el último esfuerzo de una coalición liderada por EE.UU —que ha sufrido 498 bajas— que comenzará su repliegue el próximo verano tal y como se anunció en la última cumbre de la OTAN celebrada en Lisboa.
El cambio de mando en la misión y la llegada del general David Petraeus, artífice del cambio de rumbo en la guerra de Irak, el inicio de negociaciones directas con los talibanes apadrinadas por el presidente Hamid Karzai y la progresiva cesión de la seguridad a las fuerzas afganas son los tres pilares de la nueva estrategia que persigue mejorar el peor año de la historia de la guerra afgana.También volverá a resultar decisivo el apoyo de Pakistán al otro lado de una frontera en la que, según los servicios de inteligencia, siguen encontrándose los principales santuarios de la insurgencia.
Mejora en Irak
Las cifras negativas en Afganistán contrastan con la mejoría en las estadísticas iraquíes. En un año marcado por la salida de las fuerzas de combate estadounidenses del país árabe y con los últimos 50.000 hombres en plena retirada, que deberá completarse antes del 31 de diciembre de 2011, las bajas civiles iraquíes han sido 3.976, la cantidad más baja de los últimos siete años, según la organización internacional Iraq Body Count. La cifra total de civiles muertos tras la caída de Sadám se sitúa de esta forma entre 99.285 y 108.398. Los soldados norteamericanos caídos han sido sesenta, 4.430 en total desde que George Bush diera la orden de lanzar la operación Libertad de Irak para acabar con las armas de destrucción masiva de Sadam Husein.
Irak deja poco a poco atrás el fantasma de la guerra sectaria y tras la reciente creación del nuevo gobierno aspira a meterse de lleno en la fase de reconstrucción, una nueva guerra por conseguir los servicios mínimos para la población.
España pasa al ataque en Afganistán
El contingente español ha logrado en 2010 ganar protagonismo en la misión de ISAF (Fuerza Internacional de Asistencia a la Seguridad de Afganistán) gracias al aumento de efectivos y ha superado un momento crítico tras el asesinato de dos guardias civiles y un traductor en verano y la posterior revuelta popular que estalló en Qala i Nao, capital de la provincia de Badghis. Ese protagonismo se plasma sobre el terreno con lo que los mandos califican de «movimiento a vanguardia» llevado a cabo con el traslado de la FOB (siglas de base avanzada de operaciones) de combate de Sang Atesh a «una zona cada vez más dentro de la zona insurgente», el trabajo combinado con norteamericanos en otra FOB de la provincia y el aumento de los efectivos destinados a la preparación de las fuerzas locales, la clave del futuro de la misión según los estrategas actuales de la misión. El refuerzo militar en Badghis se ha visto también complementado con el despliegue del kandak (batallón) del Ejército Nacional Afgano, patrocinado por España.
España avanza por dos rutas diferentes hacia el objetivo final marcado por el general David Petraeus que es el valle del Murghab, situado al norte de la provincia bajo mando español. En las dos rutas unidades del Ejército Nacional Afgano están presentes en cada operación ya que todos los movimientos deben ser combinados, según marca la nueva estrategia que busca dotar de «una cara afgana» al proceso.
El cambio de España se produce en plena cuenta atrás para la retirada de las tropas que, según declaró el presidente Zapatero, es «posible» que empiece a producirse en 2012 en el marco del repliegue general al que aspiran el resto de socios de la coalición. En los últimos doce meses las fuerzas españolas desplegadas en Afganistán han sufrido cuatro bajas, un soldado, dos oficiales de la Guardia Civil y un traductor.