Las arcas de EE. UU. están vacías, y eso afecta también a su presupuesto de defensa, que recortará concentrándose más en la región de Asia-Pacífico, donde China sigue equipando cada vez más su Marina.
Año tras año, EE. UU. gasta inmensas sumas de dinero en armamento, algo que, teniendo en cuenta el vacío reinante en las arcas del Estado, ya no debería hacer. Sin embargo, se estima que el presupuesto militar estadounidense será, en 2012, de 516 mil millones de euros. Si bien es menor que el de 2011, sigue siendo mayor que el total del presupuesto estatal de Alemania, de 306 mil millones de euros.
Pero se calcula que dentro de los próximos diez años el presupuesto de defensa de EE. UU. se reducirá en otros 350 mil millones de euros. La era de las largas intervenciones militares ya pasó, dijo el presidente estadounidense, Barack Obama, al presentar dichas cifras en Washington. Además, en el futuro, EE. UU. fortalecerá su presencia militar en Asia-Pacífico en vista “de la creciente importancia de la región en cuanto a política económica y de seguridad”, dijo el ministro estadounidense de Defensa, Leon Panetta.
“EE. UU. no está debilitado como potencia mundial”
El alto costo de las guerras en Irak y Afganistán llevó a Washington al límite de su capacidad militar, dice Oliver Thränert, experto en Políticas de Seguridad de la
Oliver Thränert, politólogo de la Fundación Ciencia y Política de Berlín.Fundación Ciencia y Política de Berlín (SWP, por sus siglas en alemán). Sin embargo, los planes de ahorro dados a conocer ahora por el Gobierno estadounidense no son en absoluto un indicio de que el liderazgo estadounidense se esté resquebrajando. “EE. UU. seguirá defendiendo a sus amigos y aliados”, dijo Oliver Thränert en conversación con Deutsche Welle. Empero, la situación política ha cambiado significativamente desde el final de la Guerra Fría. “Ahora, los países de Asia-Pacífico ocupan el foco de la atención de EE. UU.”, asegura Thränert. El traspaso de poder en Corea del Norte a Kim Jong-Un, luego de la muerte de Kim Jong Il, representa justamente ahora un escenario poco predecible. Pero el país asiático que preocupa aún más a EE. UU. es China.
China, en la mira de EE. UU.
En la sede del Gobierno estadounidense es un secreto a voces que la nueva estrategia militar del país del norte se centra, sobre todo, en China. Sobre todo, porque Pekín rearmó sólidamente su Marina y porque China posee, entretanto, una
Islas Spratly, en el Mar de China: objeto de disputa entre varios países.moderna flotilla de submarinos, construye sus propios portaaviones y aviones caza furtivos, además de, según se dice, contar también con misiles de precisión de un alcance de 1.700 kilómetros, muchos de ellos estacionados en el estrecho de Formosa.
Si bien Taiwán es el aliado más cercano a EE. UU. en la región, sigue siendo considerado por China como una provincia disidente. “En Washington”, explica el experto de la SWP, “hay gran preocupación acerca de que China pueda prohibir a EE. UU. ingresar sus propios grupos de portaaviones al estrecho de Taiwán” para defender a ese país.
Pero hace tiempo que Taiwán dejó de ser el único foco de conflicto en el este asiático. Entre China y Japón hace años que se encendió la disputa por los grandes yacimientos de petróleo y gas en el Mar de China. Y, más al sur, China también está en conflicto con varios países vecinos por el dominio de las Islas Spratly, un grupo insular pequeño, pero estratégicamente relevante en el que también se presumen grandes reservas energéticas. Junto con China, también Taiwán, Vietnam, Filipinas, Malasia y el sultanato de Brunei han reclamado su derecho de soberanía parcial o total de las Spratly. Y todos esos países, menos Brunei, cuentan con bases militares propias allí.
El “anillo de fuego” de la costa china
La masividad de los planes militares de China –entre los que se cuentan, según EE. UU., cada vez más ciberataques al Ejército estadounidense- provocaron que EE.
Barack Obama anunció el 5 de enero su estrategia de defensa en el Pentágono.UU. comenzara a extender hace varios años su actividad en Asia-Pacífico. Actualmente, hay cerca de 75.000 efectivos estadounidenses estacionados en la región. A esto se suma que, en los últimos años, EE. UU. proveyó de armamento por sumas multimillonarias a sus socios estratégicos en Asia. A fines de 2011, Tokio compró aviones de combate estadounidenses F-35 por siete mil millones de dólares. Entretanto, Washington ha creado una red de bases militares propias y países aliados que rodea la costa de China desde Japón y Corea del Sur, en el este, pasando por Guam, Taiwán y Filipinas hasta llegar a Tailandia. Un “anillo de fuego” que el Gobierno de EE. UU., sin dudas, está dispuesto a activar en caso de conflicto, según Martin Wagener, director del Grupo de Investigación Asia de la Universidad de Tréveris, en Alemania.
Un conflicto que nadie se atreve a nombrar
No obstante, ni Washington ni Pekín están, al fin y al cabo, interesados en una escalada militar en el este asiático. “El entramado de relaciones entre EE. UU. y
Hu Jintao y Barack Obama: relación amigable.China posee características nunca antes vistas”, afirma Oliver Thränert. Y explica que, a pesar de las rivalidades militares y políticas, ambos países dependen fuertemente en lo económico el uno del otro. Por un lado, China posee grandes reservas de divisas en dólares. Por el otro, Pekín depende en mucho de poder vender sus productos en el mercado estadounidense.
A nivel oficial, tanto Washington como Pekín tienden un manto de silencio sobre los planes de la contraparte. De acuerdo con Oliver Thränert, Washington juega a dos puntas poniendo de relieve las buenas relaciones con China y armándose, al mismo tiempo, para un posible conflicto militar. Y Pekín hace algo muy parecido. El periódico Global Times, órgano oficial del Gobierno chino, recibió con preocupación el anuncio de la nueva estrategia estadounidense. “EE. UU. debe comprender que no puede detener el ascenso de China y que es de su propio interés tener una actitud amigable hacia China”, escribió ese matutino. Sin embargo, continúa, China debe “evitar una nueva Guerra Fría” y concentrarse en su fortaleza económica. Y remarcó que China es, sin lugar a dudas, conciente de esa fortaleza. “Cuanto más se concentre la competencia de ambos países en lo económico, más ventajas sacará China”, asegura el Global Times.
Autor: Thomas Latschan/ Cristina Papaleo
Editora: Emilia Rojas-Sasse