Konstantín Bogdánov, RIA Novosti
El nuevo aniversario de la Marina de Guerra rusa celebrado el pasado 29 de julio ajusta aún más los plazos establecidos para fortalecer el potencial naval de Rusia.
Es evidente que los planes para el próximo decenio deberán corregirse para dotar la Armada rusa con material bélico eficaz. Se logró resolver varios problemas, otros todavía siguen sin solución.
Flota submarina
Se reduce paulatinamente el número de submarinos con las que está dotada la Marina de Guerra rusa. Este objetivo fue planteado ya por los militares soviéticos a finales de los ochenta. Se prevé incorporar a los arsenales de la Armada rusa solo un portamisiles estratégico (modelo 955 Borei), un submarino nuclear polivalente (885 Yasen) y un submarino no nuclear (677 Lada).
El desarrollo del proyecto 677 afrontó problemas debido a los defectos tecnológicos de la planta de propulsión principal. Por eso la Marina de Guerra rusa decidió completar sus arsenales con los submarinos diesel-eléctricos del proyecto 636.3 desarrollados para la exportación. Dos submarinos ya están construyéndose y la Armada rusa firmó contratos para la fabricación de cuatro submarinos de este proyecto más.
La Armada de Rusia debe recibir asimismo los submarinos del proyecto 677 después de que los astilleros rusos logren pulir hasta la perfección la nueva tecnología.
Se han impuesto límites tan estrictos que no cabe ir más allá. Ya no se discute la posibilidad de desarrollo y construcción de submarinos nucleares ligeros y baratos que podrían sustituir en un futuro a los buques de proyectos de 671, 945 y 971 de fabricación soviética.
Se prevé que los Yasen, polivalentes pero costosos, sustituyan tanto a los submarinos ligeros de los tres tipos mencionados como a los submarinos atómicos del proyecto 949 que portan misiles pesados antibuque. La dotación de estos submarinos con los misiles supersónicos Onix junto con sistemas polivalentes de misiles Kalibr capaces de alcanzar objetivos en tierra o mar incrementará las capacidades tácticas de la Flota Submarina.
Las características técnicas y capacidades operativas de los Yasen no se ponen en duda, pero hay restricciones físicas en el ámbito del número de submarinos que pueden salir al mar y además surge polémica respecto al perímetro de las zonas que estos navíos son capaces de controlar.
Es indiscutible el hecho que un submarino del proyecto 885 puede sustituir por sus capacidades combativas a un cierto número de submarinos más ligeros y baratos, pero los Yasen no podrán controlar todas las amplias zonas marítimas.
En todo caso, no existen modelos de nuevos submarinos nucleares ligeros, a excepción del proyecto 957 Kedr, desarrollado en la época soviética y que ya hace veinte años provocaba dudas respecto a la necesidad de su realización.
El desarrollo de un nuevo proyecto requerirá tiempo, dinero y, además, cargará a los escasos cuadros profesionales con un trabajo que distraerá su atención de los proyectos 955 y 855 ya desarrollados que es necesario perfeccionar e iniciar la producción en serie.
El conflicto prolongado entre la Corporación de Construcción Naval de Rusia (OSK, por sus siglas rusas) y el Ministerio de Defensa acaba de finalizar. Hace poco se logró firmar un contrato para el suministro de una partida de submarinos portamisiles y, en noviembre de 2011, para una partida de submarinos del proyecto 885.
El obstinado presidente de la OSK, Román Trotsenko, acaba de abandonar la corporación, pero por lo visto sus sucesores no están dispuestos a librar un nuevo conflicto con el Ministerio de Defensa por el presupuesto para el desarrollo de nuevos proyectos. Se apuesta por beneficiarse de las centenas de miles de millones de rublos previstas por los contrato para la fabricación de los Yasen y Borei.
Espejismos oceánicos...
Por otro lado, los planes respecto a los buques de superficie se multiplican. Se baraja con frecuencia la posibilidad de desarrollo de un portaaviones nuclear. La Marina de Guerra manifiesta su necesidad en un navío de este tipo, los fabricantes rusos declaran que están dispuestos a comenzar a construirlo cuando empiecen a funcionar nuevos astilleros en el mar Báltico, en la isla de Kotlin, a 29 kilómetros al oeste de San Petersburgo, a donde la OSK planea trasladar los astilleros de San Petersburgo. Mientras, el Ministerio de Defensa no se apresura a suscribir contratos.
Es evidente el deseo de volver a incorporar navíos pesados a los arsenales de la Armada rusa, aunque todavía esto se realiza en forma de concurso de adjudicación de contrato para el desarrollo del proyecto de nuevo buque destructor.
A juzgar por la escasa información divulgada tanto por los militares como por los fabricantes, se trata de un crucero nuclear portamisiles dotado, por lo visto, con lanzaderas polivalentes, así como con misiles antiaéreos S-500 del sistema unificado de defensa antiaérea y antimisiles.
Los plazos previstos para poner los buques destructores de quilla se postergaron hasta 2016. Según Román Trotsenko, ex presidente de la OSK, la construcción de los portaaviones puede iniciarse hacia las finales de 2018 como mínimo, pero según la postura del Ministerio de Defensa anunciada en reiteradas ocasiones, esto no está previsto en el Programa Nacional de Armamento hasta 2020.
Las fuentes del Ministerio de Defensa ruso destacan con frecuencia que los trabajos de investigación y desarrollo deben finalizarse en breve y responder a las preguntas sobre un sistema de combate perspectivo de la Armada y sobre el puesto de los portaaviones en este, junto con sus características tácticas y técnicas. En cuanto las autoridades de Rusia reciban informe sobre los resultados de este trabajo, podrán tomar la decisión sobre la necesidad de construir portaaviones.
En todo caso, es poco probable que tales buques completen los arsenales de la Armada rusa antes de 2023, según la estimación optimista de los fabricantes. Asimismo parece poco probable que se logre construir anticipadamente un número necesario de destructores de clase oceánica para cumplir misiones de escolta de los portaaviones.
A juzgar por todo esto, el problema relacionado con las unidades hipotéticas de destructores de clase oceánica consiste en la escasez de recursos disponibles en el sector de construcciones navales, mientras que sea insuficiente el número de buques de clases principales. Para resolver este problema, es necesario equilibrar las prioridades en el ámbito de construcción naval.
…y el retorno a la realidad
Se puede soñar con portaaviones escoltados con buques de apoyo fabricados a imagen y semejanza de los estadounidenses, pero la Marina de Guerra se desarrolla desde abajo y a este nivel surgen problemas continuos.
La Armada rusa carece del número necesario de fragatas y corbetas para cumplir un amplio abanico de misiones.
De inicio, se preveía que las fragatas del proyecto 22350 serán la principal clase de buques de superficie de la Armada rusa después de su renovación y se planeaba construir al menos treinta navíos de esta clase.
Pero la construcción de estos buques avanza a ritmos lentos. El buque insignia del proyecto 22350 'Almirante Gorshkov' iniciado en 2006 fue botado solo a finales de 2010 y se aplazó su entrada en servicio operativo hasta el noviembre de 2013.
La segunda fragata 'Almirante Kasatonov' perteneciente al mismo proyecto se construye con casi un año de retraso. La tercera fragata del modelo 22350 'Almirante Golovko' acaba de empezar a ser construida, mientras que la construcción de los restantes cinco buques de este proyecto no ha empezado todavía.
En general, se prevé construir ocho fragatas. Esto es insuficiente para las cuatro Flotas de la Armada rusa, dos de las que son oceánicas.
Mientras que se resuelve el problema con la aceleración del proceso de construcción de las fragatas del modelo 22350, la Marina de Guerra rusa decidió incorporar simultáneamente en sus arsenales los buques del proyecto ya acabado orientado a la exportación.
Se firmó contratos para la construcción de las fragatas del proyecto 1135.7 (denominados asimismo 1135.6М) con los astilleros Yantar de Kaliningrado (enclave ruso sobre la costa del Báltico).
Es la versión modernizada del tipo 1135.6, heredero de los patrulleros soviéticos del proyecto 1135, desarrollado especialmente para la Armada de la India (las llamadas fragatas de la clase Talwar). Debido al retraso de la puesta en servicio operativo de las fragatas del proyecto 22350 se decidió compensar su ausencia con buques que pueden construirse de manera más rápida.
La construcción de corbetas de los proyectos 20380/20385 también comienza a sacarse de punto muerto. En teoría, la fabricación en serie de estos buques, junto con el proyecto 22350, está destinada a reforzar la potencia de la Armada rusa. Pero el número de estos buques es a su vez insuficiente para las cuatro Flotas de Rusia.
Tales buques, capaces de cumplir las misiones principales de la Armada rusa y aumentar su potencial combativo gozan, de gran demanda. Las listas de buques que están en servicio operativo de la Armada rusa son muy cortas y se reducen paulatinamente. Varios navíos que oficialmente están en servicio operativo, en realidad están sometidos a reparación y modernización desde hace muchos años, debido a la falta de piezas o dinero para su restablecimiento.
Parece oportuno centrar la atención en el desarrollo de la Armada desde abajo, a cuenta de una rápida incorporación en sus arsenales de nuevas fragatas (proyectos 22350, 1135.6М) y corbetas (20380/20385). Pero es difícil pronosticar si se logrará construir cruceros nucleares portamisiles simultáneamente con un gran número de fragatas y corbetas tan necesarias para la Marina de Guerra rusa.
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