El nombramiento del general David Petraeus como nuevo director de la CIA y de Leon Panetta, hasta ahora al frente de esta central de inteligencia, como secretario de Defensa, confirma el creciente intercambio entre las funciones bélica y de inteligencia. Las campañas de Irak y Afganistán, donde el contraterrorismo es vital, “están desdibujando los papeles de soldados y espías”; la designación de Petraeus “llega en un momento en que las funciones de la CIA, más que nunca en su historia, son una extensión de la fuerza letal militar”, de acuerdo con los análisis de la prensa estadounidense.
De hecho, podría decirse que Petraeus, que ha estado al frente de las tropas norteamericanas en las guerras de Irak y de Afganistán, ahora dirigirá su tercera guerra, esta vez enPakistán, donde los agentes de la CIA están combatiendo de manera encubierta los apoyos talibanes. Ya Panetta, como director de la agencia, la ha convertido en una organización paramilitar que ha llevado a cabo bombardeos contra posiciones rebeldes en Pakistán utilizando aviones no tripulados, que también han operado sobre Afganistán. En los dos últimos años, la CIA ha perpetrado 192 ataques de ese tipo, con la muerte estimada de 1.890 militantes islamistas. La sustitución de Panetta por Petraeus remarca esa tendencia, de manera que la CIA dará ahora otro paso, de “agencia paramilitar” a “agencia militarizada”, según ha titulado “The Washington Post”.
Por su parte, en sus funciones de jefe de las tropas internacionales en esos frentes, Petraeus ha hecho cada vez más uso del uso de unidades especiales de las Fuerzas Armadas y de firmas privadas de seguridad para realizar misiones secretas de inteligencia. Además, como jefe del Comando Central de EE.UU., puesto que ocupó entre sus destinos en Irak y en Afganistán, firmó una orden clasificada autorizando a tropas de operaciones especiales para realizar espionaje en Arabia Saudí, Jordania, Irán y otros lugares fuera de las tradicionales zonas de guerra.
Esa combinación de funciones se está viendo también en el papel de EE.UU. en la “primavera árabe”. Sin enviar tropas a suelo libio,agentes secretos están ayudando sobre el terreno a los rebeldes que luchan contra el coronel Gadafi.
Esto resta espacio para el escrutinio del Congreso. Algunos representantes políticos denuncian que “los agentes militares y de espionaje operan ahora en tal secretismo que a menudo es difícil obtener información sobre el papel de EE.UU. en grandes misiones como las de Irak, Afganistán, Pakistán y ahora Libia y Yemen”. Expertos apuntan que en estos momentos ya es irrelevante catalogar una determinada actuación como acción encubierta o operación especial militar.
ABC