Todavía no se conoce el nombre de la misión ni los efectivos que aportará España, pero los mandos militares en Afganistán ultiman la nueva estrategia después del repliegue de las tropas en 2014. El mandato comenzará un año después, el 1 de enero de 2015, y se centrará en dar asistencia y asesoramiento a las autoridades locales, una vez que asuman la totalidad de la seguridad del país.
El plan inicial es que España mantenga la gestión del aeropuerto de Herat, posiblemente con la colaboración de los italianos, que coordinan el mando de la región oeste. El aeródromo tendrá un doble uso militar y civil y será uno de los cuatro más importantes del país dada su capacidad para acoger vuelos internacionales.
También en Herat, ciudad de 400.000 habitantes en la que hoy están acuartelados unos 300 españoles, se prevé mantener el servicio del hospital de la base, llamado Role 2. Este centro cuenta con equipos avanzados quirúrgicos y requiere personal especializado, una condición que el personal local no cumple por ahora, según señalaron fuentes militares en Kabul.
El Ministerio de Defensa ya ha avanzado al Gobierno de Hamid Karzai y a los aliados de la OTAN su interés por quedarse en Herat. Una de las razones es que la base construida en 2005 se convertirá en punto neurálgico del repliegue español.
La previsión es que, a medida que el grueso de las tropas acuarteladas en la vecina Qala-i-Nao se retiren definitivamente -podría adelantarse a finales de 2013-, el último reducto de soldados permanezcan en Herat. Una ciudad estratégica para el futuro de la nueva misión de la OTAN.
Kabul y Bagram
En menor medida la presencia de los militares también será visible en el cuartel general de la OTAN en Kabul, que tendrá una denominación diferente a la de ISAF. Allí se encuentran ahora los mandos de la misión que se dedican a tareas de enlace con todos los actores militares, políticos y civiles de Afganistán.
Este cuartel general será la cara visible de los aliados en Kabul, ya que la base de operaciones situada en las inmediaciones del aeropuerto pasará a manos de las autoridades afganas a finales de 2014. En la actualidad conviven aquí unos 4.000 soldados de 47 nacionalidades.
Así, las tareas operativas de la nueva misión pasarán, con toda probabilidad, a la base de Bagram, al norte del país, donde los estadounidenses tienen unos 30.000 militares. Este es, al menos, el plan que manejan a día de hoy los aliados, según fuentes militares.
En esta base, España contaría con un oficial de enlace cuya rango dependerá del número de efectivos que finalmente se aporten a partir de 2015. Ahora, los 1.300 militares presentes en Afganistán permiten que un general español tenga mando en Kabul. Se trata del general de Brigada Carlos Aparicio Azcárraga, jefe de la división de comunicaciones del mando internacional de la ISAF.
Aparicio Azcárraga se muestra optimista con el futuro de la estrategia de asesoramiento en Afganistán. «Queremos seguir aquí pero con diferencias. No es deseable que las fuerzas internacionales ayuden más una vez que los afganos asuman la seguridad. En ello estamos», señala.
La principal preocupación del general es que tras 2015 se estanquen los avances logrados. Un temor que se sustenta en la posibilidad de que «colapse» el poder civil porque el Gobierno que surge de las elecciones del próximo año, ya sin Karzai, no sea capaz de administrar el país. «Afganistán es un país de señores de la guerra que todavía impregnan el poder civil. La esperanza viene de los segundos y terceros niveles con estudios, formación y ganas de que Afganistán crezca», asegura.