Silvia Cattori: ¿Cuál era su trabajo en Israel, antes de que los agentes del Mossad lo secuestraran en Roma, en octubre de 1986?
Mordechai Vanunu: Hacía 19 años que trabajaba en el centro de investigaciones sobre armamentos de Dimona, en la región de Beer Sheva. Justo antes de dejar aquel trabajo, en 1986, había fotografiado el interior de la fábrica para mostrar al mundo que Israel escondía un secreto nuclear. Mi trabajo en Dimona consistía en producir elementos radioactivos para la fabricación de bombas atómicas. Conocía con exactitud las cantidades de materia fisible que se producían, los elementos utilizados y el tipo de bombas que se estaba fabricando.
¿No representaba un riesgo muy grande para usted el hecho de revelar al mundo que su propio país tenía el arma nuclear?
Mordechai Vanunu: Si decidí hacerlo fue porque las autoridades israelíes estaban mintiendo. Repetían constantemente que los responsables políticos israelíes no tenían la más mínima intención de dotarse de armas nucleares. Pero, en realidad, estaban produciendo cantidades de substancias radioactivas que solamente podían servir para ese fin: la fabricación de armas nucleares. Y eran cantidades importantes. Yo calculé que en aquella época, ¡en 1986!, disponían ya de más de 200 bombas atómicas. También habían empezado a fabricar bombas de hidrógeno, muy poderosas. Así que decidí revelar al mundo lo que ellos tramaban en el mayor secreto. Además, también quería impedir que los israelíes utilizaran bombas atómicas, quería evitar una guerra nuclear en el Medio Oriente. Quería ayudar a la paz en la región. Israel, como poseedor de armas extremadamente poderosas, podía trabajar por la paz. Ya no tenía por qué temer una amenaza palestina, o incluso árabe, ya que poseía todo el armamento necesario para sobrevivir.
¿Le preocupaba a usted la seguridad en el conjunto de la región?
Mordechai Vanunu: Sí, así era. Claro está que no fue por el pueblo israelí que hice lo que hice. Los israelíes habían elegido aquel gobierno, y aquel gobierno había decidido dotarlos de armas nucleares. Todos los israelíes siguen muy de cerca la política del gobierno israelí… Pero, en lo que a mí concierne, yo razonaba según el punto de vista de la humanidad, desde el punto de vista de un ser humano, de todos los seres humanos que viven en el Medio Oriente, y también desde el punto de vista de todos los seres humanos del mundo. Porque lo que había hecho Israel podían hacerlo muchos otros países.
Así que decidí, en interés de la humanidad, revelar al mundo el peligro que representaban las armas nucleares secretas de Israel. En 1986 estábamos en plena guerra fría y proliferaban las armas nucleares. Se estaban extendiendo a varios países todavía no nucleares, como Sudáfrica y otros. El peligro que representan las armas nucleares era real. Actualmente ese peligro ha disminuido.
¿Sabía usted a lo que se estaba exponiendo? ¿Por qué tenía que ser precisamente usted, y no otra persona, quien asumiera un riesgo tan grande?
Mordechai Vanunu: Claro que yo sabía a lo que me arriesgaba. Pero lo que yo podía hacer no podía hacerlo nadie más. Yo sabía que me estaba metiendo con el gobierno israelí. No era como si estuviese atacando intereses privados. Yo sabía que me estaba metiendo directamente con el gobierno israelí y con el Estado judío israelí. Por consiguiente, sabía que podían castigarme, que podían matarme, que podían hacerme absolutamente todo lo que quisieran. Pero yo tenía la responsabilidad de decirle la verdad al mundo. Yo era el único que podía hacerlo, así que tenía el deber de hacerlo, cualesquiera que fuesen los riesgos.
¿Tuvo usted el apoyo de su familia?
Mordechai Vanunu: Los miembros de mi familia fueron incapaces de entender mi decisión. Lo que más los perturbó fue descubrir que me había hecho cristiano. Para ellos, eso fue más duro, más doloroso que el hecho de haber revelado los secretos nucleares de Israel… Yo los respeto y ellos respetan mi vida. Nos hemos mantenido en buenos términos pero ya no nos vemos.
¿Se siente solo?
Mordechai Vanunu: Sí. Claro está, estoy solo aquí, en la catedral San Jorge. Pero tengo muchos amigos que me apoyan.
¿En qué condiciones fue juzgado y encarcelado?
Mordechai Vanunu: El juicio se mantuvo en el secreto más absoluto. Yo estaba solo, con mi abogado. Fui condenado por espionaje y alta traición. Las autoridades se vengaron de mí manteniéndome incomunicado durante todo el proceso del juicio. No autorizaban a nadie a venir a verme ni a hablarme y me prohibían hablar con la prensa. Esta última publicó mucha desinformación sobre mi persona. El gobierno israelí utilizó todo su poder mediático para lavarle el cerebro a la opinión pública. Y también para lavarle el cerebro a los jueces, tanto que los convencieron de que había que meterme en la cárcel. Así que el juicio se desarrolló en secreto y la prensa no tuvo acceso a la verdad, no pudo oírme. La gente estaba convencida de que yo era un traidor, un espía, un criminal. No hubo ni un átomo de justicia en aquel juicio. Pero el juicio no fue lo único. Lo más cruel fue el aislamiento dentro de la propia cárcel. No me castigaron solamente encarcelándome sino también manteniéndome totalmente incomunicado, espiándome permanentemente, mediante malos tratos particularmente viciosos y crueles. Trataron de hacer que yo me desesperara, que me arrepintiera de lo que había hecho. Me mantuvieron incomunicado durante 18 años, con 11 años y medio de aislamiento total. El primer año pusieron cámaras en mi celda. ¡Me dejaron la luz encendida durante tres años seguidos! Sus espías me golpeaban constantemente, me impedían dormir. Fui sometido a un tratamiento bárbaro. Trataron de someterme. Mi objetivo era sobrevivir. ¡Y lo logré!…
Tuvo suerte que no lo ahorcaran, como quería el ministro de Justicia de aquel entonces, Tommy Lapid. Usted resistió y fue liberado el 21 de abril de 2004. ¡Justo a la edad de cincuenta años!
Mordechai Vanunu: Me soltaron porque cumplí los 18 años de prisión a los que me habían condenado. Querían matarme. Pero, a fin de cuentas, el gobierno israelí decidió no hacerlo.
En abril de 2004, las cadenas televisivas mostraron su salida de prisión. Fue entonces que el mundo supo lo que le había ocurrido. Usted apareció ante las cámaras feliz, decidido, combativo, era todo lo contrario a un hombre sometido…
Mordechai Vanunu: Salir de prisión, hablarle al mundo, festejar aquello… después de 18 años de cautiverio, de prohibición de todo… fue un gran momento…
Entonces ¿sus carceleros no lograron someterlo mentalmente?
Mordechai Vanunu: No, en lo absoluto. Mi objetivo era salir y hablarle al mundo, que las autoridades israelíes supieran que habían fracasado. Mi objetivo era sobrevivir y esa fue mi mayor victoria sobre todas esas organizaciones de espionaje. Ellos lograron secuestrarme, arrastrarme hasta su tribunal, meterme en la cárcel, mantenerme incomunicado durante 18 años… y yo sobreviví a todo eso. Sufrí, por supuesto. Pero sobreviví. A pesar de todos sus crímenes, sigo vivo. ¡Incluso mi estado de salud es excelente! Soy de constitución fuerte. Sin dudas es por eso que pasé la prueba.
¿Qué lo ayudó a resistir?
Mordechai Vanunu: Mi firmeza. El hecho de seguir estando convencido de que tuve razón en hacer lo que hice. La voluntad de hacerles comprender que, a pesar de todo lo que hicieran para castigarme, yo iba a mantenerme vivo.
¿Cuál es el mayor obstáculo al que se enfrenta usted actualmente?
Mordechai Vanunu: Me han prohibido salir de Israel. Me sacaron de la cárcel, pero aquí, en Israel, estoy en una gran prisión. Quisiera irme de este país, disfrutar la libertad en el ancho mundo. Estoy cansado del poder israelí. El ejército puede venir a arrestarme en cualquier momento, a castigarme. Siento que estoy a su merced. Me gustaría vivir lejos, muy lejos de aquí…
¿Lo dejará Israel salir del país?
Mordechai Vanunu: No lo sé. Me prohibieron salir de Israel durante un año. Al cabo del año renovaron la prohibición por otro año, que se termina en abril del año que viene. Pero pueden volver a prolongar la prohibición cada vez que quieran…
¿Cuál es su opinión sobre el Tratado de No Proliferación Nuclear sabiendo que en el caso de Israel se tolera la «ambigüedad nuclear» mientras que se mantiene bajo presión a Irán, aún cuando este último país se somete a las inspecciones?
Mordechai Vanunu: Todos los países deberían estar abiertos a las inspecciones internacionales y decir la verdad sobre lo que están haciendo, secretamente, en todas las instalaciones nucleares que poseen. Israel no ha firmado el Tratado de No Proliferación Nuclear. Cerca de 180 países lo han hecho, entre ellos todos los países árabes. Egipto, Siria, Líbano, Irak, Jordania… todos los vecinos de Israel han abierto sus fronteras a las inspecciones del OIEA. Israel es el peor ejemplo. Es el único país que se ha negado a firmar el Tratado de No Proliferación Nuclear. Estados Unidos y Europa deberían empezar por ocuparse del caso de Israel. Israel debe ser tratado como cualquier otro país. Tenemos que acabar con la hipocresía y obligar a Israel a firmar el Tratado de No Proliferación Nuclear. Hay que imponerle a Israel el libre acceso de los inspectores del OIEA al centro de Dimona.
Irán, que cumple con sus obligaciones y acepta las inspecciones de la ONU, se encuentra sin embargo bajo la amenaza de ser sancionado. Pero no se hace nada con Israel, que posee el arma nuclear y rechaza toda inspección del OIEA. ¿Por qué esa política de «doble rasero», no sólo por parte de Estados Unidos sino también de Europa?
Mordecha Vanunu: Sí, y es incluso peor de lo que usted me dice. No sólo nadie toma medidas con Israel sino que incluso se ayuda a ese país secretamente. Hay una cooperación secreta entre Israel y Gran Bretaña, Francia y Estados Unidos. Esos países han decido aportar su contribución al poderío nuclear de Israel porque quieren que este último esté a sus órdenes, como país colonialista que garantiza el control del Medio Oriente, lo cual les permite apoderarse de las ganancias del petróleo y mantener a los árabes sumidos en el subdesarrollo y los conflictos fratricidas. Esa es la principal razón de esa cooperación.
¿No constituye Irán una amenaza, como afirman Israel y Estados Unidos?
Mordechai Vanunu: Estando bajo el control del OIEA, Irán no representa ningún peligro. Los expertos occidentales conocen perfectamente la naturaleza del programa nuclear iraní, contrariamente a lo que sucede con Israel, que no deja entrar a nadie en sus instalaciones nucleares. Es por eso que Irán se decidió a dar el paso adelante y decirle al mundo: «¡Ustedes no nos pueden exigir a nosotros más transparencia mientras que siguen cerrando los ojos ante lo que sucede en Israel!» Hace 40 años que todos los árabes ven que Israel tiene bombas atómicas y que nadie hace nada al respecto. Mientras el mundo siga ignorando las armas atómicas de Israel, no podrá darse el lujo de decir lo más mínimo a Irán. Si el mundo está realmente preocupado, y si desea sinceramente poner fin a la proliferación nuclear, que empiece por el principio, o sea… ¡por Israel!
Para usted debe ser molesto oírle decir a Israel, país que no está en regla, que está dispuesto a bombardear Irán, ¡que no ha infringido ninguna regla hasta este momento!
Mordechai Vanunu: Sí, eso me saca de quicio. No tenemos nada que criticarle a Irán. Antes de hacer lo más mínimo contra cualquier otro país, hay que ocuparse del caso israelí. El que quiera emprenderla contra Irán, tendría que hacerlo primero contra Israel. El mundo no puede ignorar lo que Israel hace en ese aspecto desde hace más de 40 años… Estados Unidos tendría que obligar Israel a firmar el Tratado de No Proliferación Nuclear. Ya es hora de que Europa también reconozca oficialmente que Israel tiene bombas atómicas. Todo el mundo árabe debería estar extremadamente preocupado al oír todos esos discursos que acusan a Irán, que no tiene ningún arma atómica, y que siguen ignorando a Israel.
¿Qué Estados cooperaron con Israel?Mordechai Vanunu: Israel ayudó a Francia y Gran Bretaña en su campaña contra Egipto, en 1956. Después de la operación de Suez, Francia y Gran Bretaña empezaron a cooperar con el programa nuclear israelí, como forma de agradecer a Israel el apoyo que les había prestado durante aquella guerra.
¿Sudáfrica no ayudó a Israel hasta 1991?
Mordechai Vanunu: Fue efectivamente en Sudáfrica, en el desierto, que Israel realizó sus ensayos nucleares…
Al parecer en los años 60 el presidente Kennedy pidió que se hicieran inspecciones en Dimona, en Israel. ¿Ve usted un vínculo entre ese pedido y su asesinato?
Mordechai Vanunu: Yo creo que en la época de Kennedy Estados Unidos se oponía al programa nuclear israelí. Kennedy trató de parar a Israel en ese aspecto pero fue asesinado antes de tener tiempo de hacerlo… Para mí, el móvil del asesinato de Kennedy tiene que ver con la proliferación de armas nucleares en Israel y en otros países. Los que lo asesinaron eran gente favorable a la proliferación nuclear. Gracias a la eliminación del molesto Kennedy, la proliferación pudo continuar. De hecho, los presidentes Johnson y Nixon [los sucesores de Kennedy, NdT] no veían en ello ningún inconveniente. Dejaron actuar a Israel. Simplemente podemos comprobar que hubo, efectivamente, un cambio en ese sentido después del asesinato de Kennedy…
La denuncia que usted hizo no impidió que Israel mantuviera el tabú sobre la cuestión. Israel logró que las grandes potencias no se pusieran en su contra. ¿La estrategia israelí contraria a la transparencia resultó entonces eficaz?
Mordechai Vanunu: Hay que reconocer que sí. Israel es un caso digno de estudio. ¿Cómo puede un país pequeño desafiar al mundo entero y proseguir una política agresiva sin preocuparse en lo más mínimo por los demás? Sí, los israelíes lograron hacerlo en aquel entonces… Pero hoy el mundo ha cambiado. Se acabó la Guerra Fría. Fue derrotado el comunismo. El mundo se orienta hacia la paz. Ya se puede ver… las armas nucleares no ayudarán en nada a Israel. Ahora que Israel tiene que demostrar que quiere la paz y cómo puede contribuir a alcanzarla, ¿de qué pueden servirle las armas nucleares? La política nuclear israelí fue posible en el contexto de la Guerra Fría. Pero hoy tenemos que lograr que Israel adopte una nueva política, que le demuestre al mundo que quiere la paz y que reconoce que no necesita para nada las armas atómicas.
En los años 50, Israel disponía ya de un armamento considerable. ¿Qué razón tenía entonces para dotarse del arma nuclear?
Mordechai Vanunu: Un país tan pequeño como Israel no tiene ninguna razón válida para poseer una cantidad tan enorme de armas atómicas. Es como si a Israel se le hubiera subido a la cabeza su propio programa de armamento nuclear. ¡Es imposible utilizar un arma atómica en la región! Si se utilizara una bomba atómica contra Siria, Egipto o Jordania, los efectos radioactivos también harían la vida imposible en Israel. Cualquier bomba causaría daños en el propio Israel. Hasta hoy los israelíes ni siquiera han podido discutir el asunto entre ellos. Se trata, sin embargo, de un problema que preocupa a todo el mundo. Estamos esperando la respuesta de Israel sobre ese tema.
¿Para Israel no se trata más bien de un arma que le permite mantener el statu quo, de un instrumento de chantaje político, para poder discutir de igual a igual con los grandes –empezando por los Estados Unidos– y no concederle nada a los árabes, que Israel ha expoliado y que son débiles en el plano militar?
Mordechai Vanunu: Así es. Israel utiliza el poderío de las armas nucleares para imponer sus políticas. Israel tiene mucho poder, aplasta con arrogancia al conjunto de sus vecinos. ¡Ni Estados Unidos es capaz de decirle a Israel lo que tiene que hacer! Europa está viendo actualmente hasta dónde llega el poderío de Israel. Sin utilizar la bomba atómica, sin amenazar siquiera con usarla, los israelíes pueden imponer su poder, pueden hacer absolutamente lo que quieran. Pueden construir su muralla, construir colonias en Palestina… Nadie es capaz de decirles que no pueden hacerlo porque son extremadamente poderosos.
Ese es el resultado del uso que han hecho del arma atómica para el chantaje político. Pueden utilizar las armas atómicas contra cualquier país que quiera detener su política agresiva contra los palestinos. Esa es la situación actual. El mundo entero lo sabe. Y hay otra razón por la cual Estados Unidos y Europa no hacen estrictamente nada. Es que conocen la envergadura del poderío de Israel. Por consiguiente, la mejor manera de oponerse a Israel es hacer que el mundo sepa la verdad y estudiar lo que sucede en ese país, en lo tocante al armamento atómico, hasta que renuncie a éste.
¿Estudió Israel la posibilidad de recurrir al arma nuclear contra sus vecinos árabes en 1973?
Mordechai Vanunu: Sí. En 1973 Israel estaba dispuesto a utilizar armas atómicas contra Siria… y Egipto.
Usted sufrió enormemente por haber revelado un secreto de Estado. Finalmente… ¿para qué resultado?
Mordechai Vanunu: En primer lugar, el mundo tiene ahora la prueba de que Israel posee armas atómicas. Nadie puede, en lo adelante, ignorar la verdad en lo concerniente al proyecto nuclear de Israel. Después de aquello, Israel se vio totalmente impedido de recurrir a esas armas. Otro resultado de mi acción es que el mundo tomó conciencia de lo que este pequeño Estado judío hizo en el mayor secreto. Y el mundo descubrió también las mentiras y la desinformación que sirven de basamento a este Estado. El propio hecho de saber que un país tan pequeño fue capaz de fabricar en secreto 200 bombas atómicas contribuyó a alertar a la opinión pública mundial sobre su comportamiento. El miedo de que otro país pequeño lograra hacer lo mismo y fabricar armas atómicas llevó al mundo a pensar en la manera de detener la proliferación nuclear y de impedir que Israel ayudara a otros países a utilizar esas armas en el futuro. Cuando el mundo descubrió lo que Israel hizo en el mayor secreto, se manifestó el miedo por la proliferación nuclear. El mundo tomó conciencia del poder de Israel y comenzó a ejercer presión sobre este país para obligarlo a concluir la paz con los palestinos y con el mundo árabe. Israel no tenía ya razón alguna para afirmar que temía a sus vecinos árabes ya que disponía, desde fines de los años 50, de la cantidad suficiente de armas para garantizar su propia seguridad.
¿Por qué Israel lo sigue persiguiendo?
Mordechai Vanunu: ¡Lo que yo hice es muy perjudicial para todas las actitudes políticas israelíes! Los israelíes se vieron obligados a cambiar sus planes. La política nuclear secreta de Israel es obra de Shimon Peres. ¡Y resulta que aquella política consistente en la fabricación clandestina de armas atómicas se derrumbó! Debido a aquella revelación, Israel tuvo que cambiar de rumbo, trazar nuevos planes y lo que hoy vemos es la consecuencia de mis revelaciones. Tuvieron que inventar otros tipos de armas. Actualmente están construyendo su muro, sus puntos de control, sus colonias y se las arreglaron para hacer a la sociedad judía más religiosa, más nacionalista y más racista en vez de tomar otro camino, en vez de entender que la única solución es la paz, en vez de reconocer que los palestinos tienen los mismos derechos y poner fin al conflicto. Israel no quiere terminar el conflicto. ¡Lo que quiere Israel es seguir construyendo su muro y sus colonias!
¡Usted realizó una verdadera hazaña!
Mordecha Vanunu: Como ser humano, hice algo por la seguridad y el respeto de la humanidad. Todos los países están obligados a respetarnos, ¡a todos!, como seres humanos, sea cual sea nuestra religión, seamos judíos, cristianos, musulmanes, budistas… Israel tiene un gran problema: es un país que no respeta a los seres humanos. El resultado es devastador para la imagen de Israel. El Estado de Israel no es para nada una democracia. El Estado judío es racista. El mundo debería saber que Israel practica una política de apartheid. Si usted es judío, tiene derecho a ir donde quiera y a hacer lo que le parezca. Si no es judío, no tiene ningún derecho. Ese racismo es el verdadero problema que Israel enfrenta. Israel es totalmente incapaz de demostrar ser una democracia. Nadie puede aceptar a ese Estado racista. Ni Estados Unidos, ni los países de Europa. En último caso podrían aceptar las armas nucleares israelíes… pero ¿cómo podrían justificar ese Estado de apartheid fascista?
Parece que usted se niega a reconocer la legitimidad de ese Estado
Mordechai Vanunu: Por supuesto. Eso fue lo que dije cuando salí de la cárcel: no debemos aceptar este Estado judío. El Estado judío de Israel es lo contrario de la democracia. Necesitamos un Estado para todos sus ciudadanos, independientemente de las creencias religiosas de éstos. La solución es un Estado único, para todos sus habitantes de todas las religiones, como sucede en democracias como Francia o Suiza, y no sólo un Estado para los judíos. Un Estado judío no tiene absolutamente ninguna razón de existir. Los judíos no necesitan un régimen fundamentalista como el que reina en Irán. La gente necesita una verdadera democracia, que respete a los seres humanos. Hoy tenemos, en la región del Medio Oriente, dos Estados fundamentalistas: Irán e Israel. ¡Pero, en materia de fundamentalismo Israel está mucho más adelantado que el propio Irán!
¿Para usted, Israel es entonces una amenaza más grave que Irán?
Mordechai Vanunu: Claro que sí. ¡Todos sabemos lo que los israelíes están haciendo sufrir al pueblo palestino desde hace más de 50 años! Ya es hora de que el mundo se acuerde y se preocupe del holocausto palestino. ¡Los palestinos han sufrido mucho, y desde hace mucho tiempo, por culpa de toda esa opresión! Los judíos no los respetan en lo absoluto, ni siquiera los consideran seres humanos. No les reconocen ningún derecho y siguen persiguiéndolos, siguen poniendo en peligro la vida actual de los palestinos y, por consiguiente, su propio futuro también.
¿Qué le diría usted a mi país, Suiza, que es depositaria de las Convenciones de Ginebra?
Mordechai Vanunu: Suiza debería condenar muy claramente y en voz alta la política racista de Israel, o sea todas las violaciones de los derechos de los palestinos, ya sean musulmanes o cristianos. Todos los países deben exigirle al gobierno israelí que respete a los no judíos, como seres humanos. De hecho, yo no tengo derecho a hablar con usted, no estoy autorizado a hablar con extranjeros. Si me expreso a pesar de la prohibición, lo hago por mi cuenta y riesgo. Israel usó las indemnizaciones del holocausto para fabricar armas, para destruir casas y bienes palestinos. Ojalá que el país de usted me diera un pasaporte y me ayudara a salir de Israel. La vida aquí es muy dura. Si usted es judío, no hay problema. Si no lo es [o si deja de serlo], es tratado sin el menor respeto.