El gigante ruso de exportación de armas Rosoboronexport, está perdiendo el importantísimo mercado chino. Una de las razones, es porque el mercado chino está saturado de armas. Sobre todo de aviones de combate, y barcos para su Marina de Guerra. Convencida de que la guerra, será aeronaval (y espacial), China no está en absoluto interesada en comprar tecnología rusa obsoleta, para su numerosísimo Ejército de Tierra.
Por otro lado la India (el mayor importador de armas del mundo entre 2006 y 2010), otro de los grandes clientes de Rusia, está más interesado en adquirir tecnología y en fabricar sus propios productos que en adquirir armamento.
Rusia fue el mayor exportador de armamento a Asia, entre los años 2000 y 2004, alcanzando su mayor nivel en 2003 (33%) pero la situación ha cambiado entre los años 2005 y 2008, y después cayó al 23% entre 2005 y 2009. Se prevé que Rusia seguirá perdiendo cada vez más mercado en el sector de la defensa.
Hace solo un año el SIPRI (Stockholm Internatinal Peace Research Institute) mencionaba a China como el mayor importador de armas de Asia durante el período entre 2005 y 2009, hasta el punto de que compraba el 9% de todas las armas del mercado mundial.
A China, ya no le interesa nada de lo que ofrece Rusia, cuya tecnología ha quedado desfasada, porque ya ha adquirido el tipo de tecnología que le interesaba, siendo capaz de desarrollarla, imitándola con gran maestría y más rápidamente de lo que se esperaba. Evidentemente China continuará comprando armas, pero de una manera muy selectiva, de forma que le permita copiar avanzada tecnología para su propia industria militar.
Durante los últimos años, Rusia ha entregado a China 280 aviones de combate SU de diferentes modelos. En los próximos años, veremos que el poderío militar de China, cambiará de manera significativa el balance de fuerzas del Este y del Sureste de Asia.
Rusia ha contribuido de manera importante al desarrollo de las Fuerzas Armadas chinas. Más de quince años de intensa cooperación en materia de defensa, han sido muy importantes para los dos países. Ahora China comienza a desarrollar su propio complejo de defensa.
De momento, podemos afirmar que China no es capaz de fabricar armamento de alta tecnología, pero el armamento que fabrica es mucho más barato, lo cual abre mercados a sus exportaciones como Pakistán, y Egipto. Egipto es el segundo gran comprador de armas de fabricación china, y los productos de defensa china son cada vez más populares en los países pobres de África y de Hispanoamérica.
La adquisición del vetusto portaaviones Varyag, que China compró a Ucrania en 1998, y que tanta tinta ha hecho correr, no hace más que confirmar el ínfimo nivel tecnológico de su industria de defensa, a pesar de los esfuerzos realizados para desarrollar su prototipo de avión de combate con tecnología stealth. Bastante más temibles son sus misiles balísticos del tipo Dongfeng-21D, de más de 2.500 kilómetros de alcance, con capacidad anti-buque.
Pero China dispone de tecnología emergente que supera a la rusa, como el laboratorio espacial no tripulado Tiangong 1, lanzado desde una remota base en el desierto del Gobi, o el reciente lanzamiento a finales de octubre del módulo de investigación Palacio Celestial, que es la 2ª fase del proyecto de instalación de una plataforma espacial permanente, y que alcanzó con extraordinaria precisión su órbita espacial, situando a China con estatus de gran potencia espacial. China le da a su programa espacial, una extraordinaria importancia, de manera que a los lanzamientos espaciales, es normal que asista el Presidente y el Primer Ministro.
Las guerras generalmente empiezan debido a la necesidad que tienen las naciones de conseguir recursos naturales y China se ha convertido en el mayor consumidor de energía, especialmente petróleo, y ese consumo, seguirá aumentando en los próximos años, a medida que aumenta su nivel de vida. En consecuencia, cada vez será mayor su competencia, sobre todo con las naciones occidentales, verdaderos devoradores de materias primas y energía.
China mantiene varios contenciosos con Japón en su disputa territorial sobre las islas Senkaku/Diaoyu en el mar de la China Oriental, donde es probable que haya yacimientos petrolíferos bajo el mar. Además China reclama derechos de recursos minerales alrededor de las islas Spratly (reclamadas por Filipinas, Malasia, Birmania, y Taiwán) y las Paracel en el mar del Sur de la China, donde también se cree que hay importantes reservas de gas y petróleo. Japón, India y Taiwán se encuentran entre los países que ven con inquietud el rearme de China.
El objetivo final de las Fuerzas Armadas chinas, en un plazo de entre cinco y diez años, es el de ser capaz de oponerse con éxito a un enemigo poderoso y desarrollado tecnológicamente. El presupuesto militar chino para el año 2011 se incrementó ligeramente, después de la ralentización sufrida el año anterior.
En nuestra opinión, el gasto de defensa de China es relativamente bajo para los estándares mundiales, representa tan solo el 1,4% de PIB, muy inferior al de países tan diversos como EEUU, India, Gran Bretaña, o Francia. El Gobierno chino, ha intentado siempre limitarlo, y lo ha situado en un nivel razonable, que garantice el equilibrio entre la defensa nacional y el desarrollo económico.
Como conclusiones, podemos afirmar que:
- China está dispuesta a contar con unas Fuerzas Armadas a la altura de su peso político y económico.
- En Europa debemos aprender que la Alianza Transpacífica desplaza definitivamente a la Alianza (Trans)-Atlántica. Pero no será enfrentándose a China, como pasó con la Unión Soviética
- La paz y la seguridad en Asia, está dentro de los intereses de una China que necesita mercados y consumidores.