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Estados Unidos e India crearán "la alianza definitoria e indispensable del siglo XXI", afirmó ayer Barack Obama al relanzar en Bombay una relación bilateral muy compleja, sometida a múltiples obstáculos e incertidumbres, pero cargada de unas posibilidades excepcionales, como corresponde a la mayor potencia mundial y a la nación de más rápido crecimiento económico, tecnológico y poblacional.
Obama anunció ya algunos primeros logros de esa alianza: la firma de contratos por empresas norteamericanas de ventas de productos en India por valor de 10.000 millones de dólares (7.100 millones de euros), que servirán para crear más de 54.000 puestos de trabajo en el necesitado escenario laboral estadounidense. A cambio, Estados Unidos liberalizará la penetración en su mercado de algunas firmas tecnológicas que requieren ese acceso para su crecimiento.
Más acuerdos pueden anunciarse en el futuro como consecuencia de la conferencia de negocios que ha reunido en Bombay a medio millar de algunos de los principales empresarios indios y norteamericanos. Transporte, construcción, maquinaria pesada, vehículos militares, electrodomésticos, fertilizantes..., India necesita prácticamente de todo y genera dinero para pagarlo.
El mercado indio, con una población de 1.200 millones de habitantes, un crecimiento económico anual en torno al 9% y el florecimiento acelerado de una clase media ansiosa de consumo y amante de todo lo norteamericano, es desde hace tiempo un objetivo prioritario de Estados Unidos. Obama es el sexto presidente norteamericano que visita este país y el tercero que lo hace consecutivamente.
Otras prioridades políticas y las necesidades estratégicas de esta región han dificultado hasta ahora la consumación de la opción por India. De hecho, EE UU representa actualmente menos del 10% de las importaciones de India: vende menos a este gigante asiático que a Holanda, cuya población es inferior a la de Bombay. Popularmente, además, India ha ganado fama entre los norteamericanos, no como oportunidad de negocio, sino como el vampiro que les roba sus puestos de trabajo.
Obama quiere ahora darle un nuevo brío a esta apuesta. Consumirá tres días en este país, más de lo que ha estado antes en ninguna de sus visitas al extranjero. "El hecho de que el presidente esté involucrado con su presencia para aumentar la cooperación y el intercambio de tecnología puede ayudar mucho, y de hecho ayuda", dijo ayer James McNerney, el presidente de Boeing, una de las marcas presentes en la conferencia de Bombay con mejores expectativas de negocio.
Los problemas para aumentar el intercambio y consumar esa alianza son, desde luego, numerosos. A las dificultades que representan las continuas tensiones con Pakistán, se suma cotidianamente un muro difícil de penetrar por los inversores: una desastrosa infraestructura, una corrupción imparable y la extensión de una peligrosa guerrilla maoísta en algunas áreas del país.
En China, el gran rival de India en la apuesta por los mercados globales, el Estado garantiza la seguridad, planifica con éxito el desarrollo de sus infraestructuras y combate sin piedad -con pena de muerte- la corrupción. Es, en resumen, un mercado más accesible y sencillo.
Pero Obama destacó ayer algunas cualidades por las que India puede aventajar a China. "Los norteamericanos van a respaldar la alianza con India", declaró el presidente, "porque este país es una democracia que aprecia los derechos humanos, el pluralismo y que ha desarrollado una cultura emprendedora".
Los elogios a la democracia india se han escuchado ya muchas veces como parte de la retórica tradicional sobre las dos mayores democracias del mundo. Pero es digno de consideración, en cuanto a la comparación con China, que mientras allí, bajo un régimen autoritario, se está desarrollando un fuerte capitalismo de Estado al que no se ve futuro sin ese manto protector, aquí, en un sistema democrático, han crecido empresas enormemente competitivas que acceden con éxito a mercados en todo el mundo. Además de los casos conocidos de Mittal, la mayor firma de acero del mundo, y de Tata, la gran marca de automóviles que ahora fabrica también los prestigiosos Land Rover, diariamente surgen nuevas compañías muy innovadoras. Aquí se fabrica, por ejemplo, el coche de 2.000 dólares y los ordenadores portátiles de 45 dólares, dos productos que pueden llegar a revolucionar el mundo.
El futuro de India es, desde todos los puntos de vista, una gran oportunidad: en 2050, cerca del 40% de la población de Estados Unidos tendrá más de 65 años; en Alemania, cerca del 60%; en India, menos del 20% de su población pasará de los 60. Será la sociedad más joven del mundo y quizá la mejor formada, si mantiene su apuesta por el aprendizaje de las matemáticas, las ingenierías y las ciencias. oc.
Con información de El País