La organización no gubernamental Médicos Sin Fronteras (MSF) ha denunciado estejueves que muchas personas que han resultado heridas en enfrentamientos callejeros en Bahréin durante las recientes protestas no quieren ir a los hospitales por miedo a que lasautoridades las identifiquen y las arresten.
El pasado febrero comenzaron en Bahréin una serie de manifestaciones a favor de la democracia en las que participaron sobre todo chiíes y que derivaron en graves enfrentamientos con las fuerzas de seguridad. Los chiíes son mayoría en el país, pero los gobernantes son suníes.
En las reyertas han muerto al menos trece manifestantes y cuatro policías. Además, las autoridades han arrestado a activistas, chiíes y blogueros y han recibido la ayuda de los ejércitos de países vecinos como Arabia Saudí para acabar con las protestas.
"Las heridas, especialmente las infligidas por armas de fuego de la Policía y del Ejército, sirven para identificar a personas a las que se debe detener, y las autoridades bahreiníes están utilizando la negación de la atención médica para disuadir a la gente de participar en manifestaciones", ha afirmado Latifa Ayada, coordinadora médica de MSF.
Ayada ha señalado en un comunicado que "los centros médicos están siendo utilizados como cebo para identificar y arrestar a quienes se atreven a acudir para recibir atención médica".
LOS HOSPITALES NO SON REFUGIOS SEGUROS
MSF condena estos hechos en un informe publicado este jueves que explica por qué los hospitales y los centros de salud de Bahréin ya no son refugios seguros para los enfermos o heridos, sino más bien lugares a los que temen y a los que no quieren ir.
Desde que comenzaron los enfrentamientos, las estructuras de salud del país, que en circunstancias normales funcionan bien en términos de materiales e infraestructuras y cuentan con bastante personal médico especializado no cubren las necesidades médicas de toda la población, según la organización.
Por ejemplo, Salmaniya, el único hospital público de referencia en Bahréin, estaba prácticamente vacío cuando hace unos días fue visitado por personal de MSF. Los heridos ingresados han afirmado que fueron agredidos en el hospital por soldados que les golpearon incluso sobre sus heridas.
Igualmente, hay casos de pacientes que han sido detenidos dentro de las instalaciones médicas porque las fuerzas de seguridad consideraron que sus lesiones estaban relacionadas con las protestas.
"Hemos llegado a un punto en el que el riesgo que supone para los pacientes el ir a los hospitales o a los centros de salud es demasiado alto, así que en muchos casos prefieren quedarse sin recibir tratamiento", ha lamentado Ayada, que ha destacado que "hay gente que está muriendo en sus casas y eso es inaceptable".
"El uso del Hospital Salmaniya por parte de los manifestantes como lugar de reunión para sus protestas, su posterior ocupación por las fuerzas de seguridad y el hecho de que otros centros de salud y trabajadores sanitarios se hayan convertido en un objetivo militar han socavado la capacidad de las estructuras de salud para proporcionar una atención médica imparcial", concluye MSF.
SERVICIO MÉDICO DE URGENCIAS
La ONG médico humanitaria ha propuesto que se establezca un servicio médico de urgencias en Bahréin a través del cual los equipos de MSF acompañarían a los pacientes hasta los centros de atención sanitaria.
Una vez allí se asegurarían de que los pacientes fueran tratados adecuadamente y de que no fueran objeto de detención, así como de que los trabajadores sanitarios pudieran llevar a cabo sus labores de manera segura e imparcial y sin temor a represalias. Sin embargo, MSF no ha podido obtener garantías por parte de las autoridades de que los pacientes a los que acompañe no serán considerados un objetivo.
DERECHOS DE LOS PACIENTES
El director general de Médicos Sin Fronteras, Christopher Stokes, ha señalado que al considerar el hospital "un objetivo militar legítimo" y "usar el sistema de salud como una herramienta para identificar y detener a los manifestantes", se está "obstaculizando e ignorando por completo el hecho de que todos los pacientes tienen derecho a recibir atención médica en un lugar seguro".
También se está olvidando, ha agregado, que "todo el personal sanitario tiene el deber fundamental de administrar tratamiento y proporcionar atención médica sin hacer ningún tipo de discriminación".
Ante esta situación, la organización subraya en su informe la necesidad de "restablecer el derecho de la población a recibir atención médica sin temor a ser objeto de represalias, especialmente mediante la retirada de los militares del Hospital Salmaniya" y la importancia de que los manifestantes de la oposición garanticen que este centro no se utilizará más como punto de reunión para las protestas.
Asimismo, MSF recuerda a las autoridades que tienen "el deber de respetar las normas pertinentes del Derecho Internacional Humanitario, especialmente las relativas a la protección y respeto de las estructuras sanitarias y del personal médico", y añade que estas reglas también se extienden a la protección de los civiles, los enfermos, los heridos y los presos y detenidos.
"La Policía, el Ejército y los servicios de inteligencia deben dejar de usar el sistema de salud como un instrumento para reprimir a los manifestantes y deben permitir que el personal médico regrese a los hospitales para cumplir con su obligación primordial de proporcionar atención médica, independientemente de las afiliaciones políticas o religiosas de los pacientes", reitera en el informe.