25.06.2012, 20:09
Foto: EPA
Las tropas de defensa antiaérea de Siria agravaron aún más la ya explosiva situación en ese país árabe, después de que el pasado viernes, sus baterías derribaran un avión espía turco.
Siria presentó las disculpas correspondientes que fueron rechazadas por Turquía, que en cambio, exigió una reunión del Consejo de la OTAN, de la que es miembro. La alianza respondió que, la reunión se celebrará el martes 26. No está descartado que la OTAN aproveche el incidente del caza turco como pretexto para arremeter contra el régimen de Bashar Asad.
¿Mala suerte o acción premeditada? Esta es seguramente la pregunta que se hacen políticos y expertos en distintos puntos del planeta. Las autoridades sirias aseveran que el avión turco, provisto de equipos de espionaje violó el espacio aéreo del país y fue derribado de conformidad con las instrucciones previstas para militares, no sólo sirios, en casos como este. Además, Damasco se apresuró a asegurar de inmediato que, las acciones de su sistema antiaéreo no deben ser consideradas como un acto hostil contra Turquía.
La respuesta de Ankara, que hace tiempo no experimenta mucha simpatía por el gobierno sirio, fue la esperada. Acusó a Damasco de violar el derecho internacional, indicando que el incidente había ocurrido en espacio aéreo neutral. Los especialistas tendrán que determinar quien dice la verdad. Pero, el hecho mismo induce a la idea de su carácter premeditado. Si el incidente no hubiese ocurrido, puede decirse que habría que inventarlo.
Occidente y sus socios, con su firme decisión de desplazar a Bashar Asad del poder, necesitaban como imperiosamente un precedente de peso para comenzar su derrocamiento con métodos de fuerza, porque otros simplemente, no existen. La postura de Rusia y de China, que defienden consecuentemente el derecho del pueblo sirio a decidir por sí sólo la suerte de su país, hace ya tiempo que es para ellos un serio escollo. Siguiendo esa lógica, el caso del avión derribado de un país miembro de la OTAN conviene a la coalición internacional antisiria. El politólogo, Stanislav Tarasov, definió lo ocurrido de una provocación de las autoridades turcas, que por el momento no apoya la alianza.
—Si el avión hubiese estado armado, y se encontrara en el territorio de Siria, podría haber sido calificado de acto de agresión. Pero, si un avión espía se encuentra en el espacio aéreo de Siria, esa es una típica provocación. Turquía apeló a la OTAN para presentarse como víctima de una agresión. Eso no lo podrán probar en absoluto, porque la violación de la frontera del caza turco fue registrada por los radares del sistema antiaéreo de Siria. Además, los turcos realizan pruebas de verificación del sistema antiaéreo sirio, el que ha sido modernizado en los últimos tiempos. Ha llegado la hora de poner a prueba a Turquía mismo, hasta qué grado es respaldado por los aliados de la OTAN.
El incidente del avión no es clave en la situación en torno a Siria, considera el experto Serguei Demidenko:
—La OTAN, si necesita castigar a un país indesable no necesita ningún motivo. El escenario libio en Siria es por ahora irrealizable. En contra de un ataque se opone Israel, quien sería el blanco principal de los extremistas islámicos, los que como consecuencia de un ataque llegarían al poder en Siria. Además que, Siria no es la Libia “periférica”, sino el corazón del mundo árabe. Volarla significaría hacer explotar toda la región.
Es posible que sea así. Pero, la conducta de los Estados occidentales en Irak y en Afganistán muestra que, la relevancia regional de los países, ni mucho menos los imperativos morales, no son prioritarios para ellos. Pesimista se muestra el director del Instituto de investigaciones políticas Serguei Markov. Este considera que, las acciones planificadas de Turquía, como miembro de la OTAN son parte del plan para derrocar al régimen en Damasco. En la cumbre próxima de la OTAN se debatirá de un golpe la posibilidad de atacar instalaciones militares sirias.
Este punto de vista es confirmado oblicuamente por las airadas declaraciones de la secretaria norteamericana de Estado, Hillary Clinton, quien condenó a Siria por el que definió, diplomáticamente, de “descarado e inadmisible” derribo de un avión turco y prometió la ayuda a Ankara en la preparación de la respuesta adecuada. El incidente del caza turco animó también a la oposición siria, la que de inmediato acusó a los militares de escalada de la violencia. En tanto, en Damasco definen tal “escalada” de manera distinta. Allí declaran que las tropas sirias desplegaron una operación y destruyeron unos cuantos vehículos con extremistas, incluidos mercenarios, y fue repelido además un ataque de terroristas del lado de Turquía. La situación se ha caldeado al extremo. Su desarrollo quedará claro inmediatamente después de la reunión del Consejo de la OTAN.
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