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jueves, 2 de mayo de 2013

El día en que estuvimos a punto de ver colisionar, nuevamente, a dos satélites.




El pasado 29 de marzo de 2012 Julie McEnery, directora científica del observatorio espacial de rayos gama 'Fermi', recibió una noticia realmente preocupante: según los disponibles el satélite que estaba bajo su mando se estrellaría con otro satélite el próximo 4 de abril. Linda noticia para ser recibida mendiante un email, como en efecto sucedió. El observatorio espacial Fermi iba a tener un encuentro bastante especial con una reliquia de la Guerra Fría: el satélite de inteligencia electrónica Cosmos 1805, ya fuera de servicio.


McEnry literalmente quedó de CARA, es decir, recibió un mail generado automáticamente por el llamado Robotic Conjunction Assessment Risk Analysis del Goddard Space Flight Center de la NASA. En el se determinaba que ambos satélites estarían en el mismo lugar de la órbita terrestre con una diferencia de tan sólo 30 milisegundos. La única posibilidad para salvar al satélite era utilizar su propio sistema de cohetes, el cual nunca había sido probado en órbita ya que estaban diseñados para desorbitar el satélite una vez concluida su misión.


Fermi es un satélite con una masa de 4303 kg, y una órbita de 543x563x25,6° y fue lanzado el 11 de junio de 2008. El soviético Cosmos 1805 es un satélite de la serie Tselina R y se lanzó el 10 de diciembre de 1986 desde el cosmódromo de Plesetsk. Tenía una masa al ser lanzado de unos 1750 kg y actualmente tiene una órbita de 554x570x82,5°. La colisión que se produciría sería casi perpendiculary además de la pérdida de un laboratorio espacial actualmente activo, se generarían miles de residuos espaciales como los producidos hace cuatro años entre los satélites Iridium 33 de EUA y Cosmos 2251 de la URSS/Rusia.


Afortunadamente el 3 de abril se realizó en forma exitosa una breve pero muy exacta maniobra: orientó sus motores según el sentido de avance de la órbita, replegó sus antenas y paneles solares, y por un segundo activó el sistema de cohetes. Estó salvó la petisa y no sólo permitió a Fermi seguir operando, sino también dejó entero al inactivo Cosmos 1805, una reliquia orbital de nuestra querida Unión Soviética. Ambos satélites se merecen un destino mejor que el convertirse en chatarra espacial.






Vía: NASA.

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