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miércoles, 28 de julio de 2010

El cáncer acorrala a Mubarak y preocupa la situación en Oriente Medio


El presidente de Egipto, Hosni Mubarak, está muriendo de un cáncer de estómago propagado al páncreas y se encuentra en un largo estadio terminal que podría durar más de un año. Pese a las desmentidas, se suceden las versiones que confirman los diagnósticos nefastos.El diario conservador Washington Times echó la última palada de tierra días atrás con un largo artículo en el que asegura que el tumor maligno se ha acelerado en los últimos tiempos, multiplicando las escenarios de seria desestabilización en Medio Oriente, la región más explosiva del planeta.Las primeras versiones sobre el final de la era Mubarak se esparcieron en marzo, cuando el rais (conductor) egipcio se operó de vesícula en Alemania. Luego pasó seis semanas de recuperación en Sharm-el-Sheik, junto al mar Rojo. Según las versiones captadas incluso por la prensa israelí, pasa mucho tiempo en Sharm y se somete a tratamientos especiales .Mubarak visitó París en julio. La prensa francesa sostiene que recibió un tratamiento en un hospital, donde habrían comprobado que la enfermedad empeoró mucho.Egipto es lejos el país más importante del mundo árabe, aliado de EE.UU., que mantiene relaciones diplomáticas con Israel y con una política que lo convirtió casi en socio de Tel Aviv en su estrategia de blindar dentro de sus fronteras a los palestinos de Gaza.En estos días se encuentra en Roma y en París el general Gabi Ashkenazi, jefe del Estado Mayor de Israel, que ha mantenido discretos encuentros para hablar de la situación de seguridad en la región. Israel sostiene que si Irán posee pronto la bomba atómica, una guerra tremenda será inevitable.En este cuadro, lo de Mubarak es una pésima perspectiva .El rais tiene las riendas del régimen desde hace 30 años. Ha gobernado mucho más tiempo que Gamal Abdel Nasser y Anuar el-Sadat, sus dos predecesores. A los 82 años es, según sus opositores, la momia viviente de un faraón.La compleja gama de intereses de la sociedad egipcia que lo han mantenido en el poder, tiene ahora por delante una sucesión difícil. En setiembre de 2011 habrá elecciones con más de un aspirante oficial, como en 2005. Mubarak tiene un candidato: su hijo Gamal, actual secretario del Partido Nacional Democrático que se eterniza en el poder desde hace medio siglo. Omar Suleiman, el poderoso jefe de los servicios secretos, de 71 años también aspira a sucederlo y al parecer cuenta con el apoyo de los militares.Pero el personaje que más atención produce es Mohamed El Baradei, 68 años, Nobel de la Paz y ex director de la AIEA. El Baradei está obteniendo un gran apoyo popular criticando a fondo del régimen de Mubarak, y cuenta con el apoyo de los Hermanos Musulmanes, los ortodoxos musulmanes sunnitas que son los padres inspiradores de los palestinos de Hamas. Algunos sondeos afirman que si hubiera una elección libre la hermandad conquistaría las presidenciales.Para EE.UU. e Israel, la perspectiva es de pesadilla .



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