Moscú, 2 de agosto, RIA Novosti.
El ministro de Petróleo y miembro de la dinastía gobernante de Kuwait, Ahmad Abdullah al-Sabah, se encuentra hoy en Moscú en una visita que busca cooperación rusa en la industria petrolera, vital para ambos países, escribe hoy el diario Vremya Novostei.El ministro kuwaití participará en una reunión de la Comisión Intergubernamental bilateral de Cooperación Económico-Comercial y Técnico-Científica que copreside el titular ruso de Energía, Serguei Shmatko.Las autoridades kuwaitíes trabajan intensamente en los preparativos de la visita a Rusia del emir Sabah al-Ahmad al-Sabah prevista antes de fin de año y que podría incluir un viaje al Cáucaso Norte. Es por eso por lo que Moscú recibe últimamente a tantos visitantes kuwaitíes de alto rango.Así, a mediados del mayo pasado viajó a la capital rusa Muhammad al-Sabah, primer ministro y responsable de Exteriores de la monarquía, quien informó sobre un ambicioso proyecto económico aprobado en su país.El proyecto, que cuenta con un presupuesto de 150.000 millones de dólares, prevé la construcción de nuevas ciudades, carreteras, centrales eléctricas y desaladoras. Recelosos hasta hace poco con la energía nuclear, los kuwaitíes estudian con interés las posibilidades que ofrece esta tecnología que ahora ven más segura.Son las áreas en las que la monarquía está dispuesta y deseosa de cooperar con Rusia, sin hablar ya de la industria petrolera que sigue siendo el principal sector tanto para el país eslavo, como para Kuwait que posee las cuartas reservas de crudo demostradas más grandes del mundo, por detrás de Arabia Saudí, Iraq e Irán.La visita del ministro, quien llegó anoche a la capital rusa, coincidió con una fecha dramática en la reciente historia de Kuwait. Hace exactamente 20 años, en la madrugada del 2 de agosto de 1990, las tropas iraquíes cruzaron la frontera con el pequeño país vecino iniciando una ocupación que duró más de 200 días.La liberación de Kuwait fue posible gracias a la intervención de una coalición internacional integrada por una cuarenta de países con Estados Unidos al frente.Aun sin participar en la acción armada, la Unión Soviética apoyó la coalición condenando la agresión iraquí, lo que resultó toda una sorpresa tanto para la comunidad internacional como para el propio Sadam Husein, considerado hasta entonces un aliado de la URSS.
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