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miércoles, 29 de septiembre de 2010

Irán sufre el mayor ataque cibernético de su historia


Irán sufrió ayer lo que, de confirmarse, sería el ataque cibernético más grande de la historia. Los sistemas de control de la central nuclear de Bushehr, así como de otras industrias, se vieron afectados por un virus de una potencia sin precedentes, denominado Stuxnet.

Expertos israelíes consultados por La Vanguardia afirman que el Stuxnet ha sido diseñado para intentar frenar el programa nuclear iraní. Dada su complejidad sin precedentes es imposible que haya sido creado por un hacker en solitario. Todo apunta a un equipo de profesionales que han tenido medios y dinero suficiente y, al menos, seis meses de tiempo para prepararlo.

Las fuentes consultadas por este diario afirman que sólo Israel y Estados Unidos disponen de los recursos necesarios para crear un virus tan agresivo y complejo como el Stuxnet.

"Esta es una guerra de nueva generación y los servicios de inteligencia israelí llevan años mejorando su capacidad ofensiva y defensiva", afirma un experto que ha pedido mantenerse anónimo.

Teherán confirmó el domingo que el ataque había afectado a los ordenadores del personal de la central de Bushehr, incluido su director, pero no a los sistemas clave de funcionamiento. Es posible que el virus alcanzara también a Natanz, donde Irán enriquece uranio, y a unos 30.000 ordenadores de todo el país.

Los expertos consideran que el Stuxnet es el primer virus capaz de penetrar en los sistemas automáticos de control de infraestructuras públicas como centrales eléctricas y nucleares, presas e industrias químicas.

El experto consultado por La Vanguardia, antiguo asesor del ministro de Defensa israelí, cree que el Stuxnet puede ser obra de la unidad 8.200 del espionaje militar y del Mosad. Irán, de hecho, ha culpado a Israel y EE.UU. del ataque. Los dos gobiernos aludidos mantienen silencio.

El 60% de los ordenadores iraníes podrían haberse visto afectados, igual que el 20% en Indonesia y el 8% en India. La central de Bushehr, a pesar del ataque, mantiene su calendario de apertura para noviembre.

Stuxnet "es un virus que se convierte en agente durmiente y que se puede accionar a distancia en el momento que su creador lo desee, sin que el usuario sea consciente", explica Yosi Melman.

Las autoridades iraníes afirman que muta con rapidez. "Teníamos previsto eliminarlo en dos meses, pero es muy inestable. Tres nuevas versiones han aparecido desde que hemos empezado a atacarlo". señaló a la agencia oficial iraní Irna Hamid Alipur, director adjunto de la sociedad estatal de informática.

"Stuxnet funciona como un arma cibernética y provocará una nueva carrera armamentística", afirmó la compañía alemana Kepersky Labs en un comunicado.

Es un aviso para todos los países de que sus infraestructuras más vitales pueden ser vulnerables. El Stuxnet, por ejemplo, aprovecha un hueco entre Windows y el sistema de control automatizado de Siemens para alcanzar su objetivo.

Hace unas semanas, Amos Yadlin, jefe de la inteligencia militar israelí, reconoció en la universidad de Tel Aviv que hackers musulmanes atacan los sistemas estratégicos israelíes (ejército, aeropuertos, centrales nucleares y eléctricas…), mientras que hackers del ejército israelí hacen lo mismo en "países enemigos".

Shabtai Shavit, ex jefe del Mosad, afirmó recientemente a este diario que los servicios secretos israelíes, al igual que los estadounidenses, intentan usar todos los medios para retrasar el día en que Teherán logre su primera bomba atómica.

Ante la oposición del presidente Barack Obama a un bombardeo de las instalaciones atómicas iraníes, los servicios secretos de varios países occidentales –Israel, EE.UU., Alemania y Francia entre ellos– unen esfuerzos en el ciberespacio.

De esta forma han conseguido vender a Teherán equipos defectuosos que se neutralizan a sí mismos una vez instalados. Debido a las sanciones de la ONU, Irán debe comprar estos equipos en el mercado negro. Ahí es donde los servicios de inteligencia occidentales le dan gato por liebre. Un tercio de las centrifugadoras de Natanz, por ejemplo, han dejado de funcionar en el último año.

El periodista norteamericano James Raisin ha desvelado que la CIA y el Mosad planificaron un ataque cibernético contra líneas de alta tensión y otros sistemas vitales que proporcionan electricidad a las instalaciones nucleares iraníes.


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