Estados Unidos aseguró a Pakistán que continuaría apoyándole en la lucha contra el terrorismo.
La secretaria de Estado de Estados Unidos, Hillary Clinton, garantizó a Pakistán el respaldo de Washington tras la crisis diplomática que generó la operación contra Osama Bin Laden en Abottabad. Si bien, la representante pidió a Islamabad un mayor esfuerzo para combatir el terrorismo.
En los últimos días los talibanes vinculados con al-Qaeda han intensificado la violencia y los atentados en el país, en una anunciada venganza por la ejecución de Osama bin Laden. Clinton calificó la escalada de atentados como un verdadero "sacrificio" humano.
En compañía del almirante Mike Mullen, jefe del Estado Mayor Conjunto estadounidense, Clinton mantuvo una reunión con el presidente paquistaní, Asif Alí Zardari; el primer ministro, Yusuf Raza Gilani, el general Ashfaq Kayani, jefe del todopoderoso ejército, y Ahmad Shuja Pasha, jefe de los servicios secretos (ISI).
Pakistán había acusado a Estados Unidos de violar su soberanía por no alertarte de la entrada de sus aviones para llevar a cabo el operativo que acabaría con la vida de Osama bin Laden el pasado 2 de mayo.
Las relaciones entre ambos países atravesaron un mal momento cuando algunos representantes estadounidenses declararon que el ejército de Pakistán podría haber estado encubriendo al terrorista, pero Clinton quiso negar que hubiera "absolutamente ninguna prueba de que alguien, no importe quién, al más alto nivel del gobierno paquistaní" supiera en dónde estaba el jefe de al-Qaeda.
La secretaria de Estado indicó que regresaba a Washington "aún más comprometida" en la relación con Pakistán, señala la agencia de noticias France Press. "Era una visita particularmente importante porque alcanzamos un momento crucial. Osama bin Laden está muerto pero su organización de terror sigue siendo una amenaza importante para los dos", añadió.
Reconoció también que Pakistán pagó un importante tributo humano a la "guerra contra el terrorismo", pero Washington quiere más. "Ambos reconocemos que hay mucho trabajo por hacer y que es urgente", insistió, señalando que Pakistán se comprometió a tomar "ciertas acciones específicas".
Pero el gobierno pakistaní sufrió un grave descrédito no por la muerte de Bin Laden, sino por haber dejado a los soldados estadounidenses ingresar clandestinamente a su territorio, efectuar su misión y partir clandestinamente sin desencadenar ninguna reacción.
Unas 4.400 personas han muertos en más de 480 atentados desde mediados de 2007 cuando los talibanes declararon la 'yihad' (guerra santa) a Islamabad por su apoyo a Washington.
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