China ha completado la inspección de seguridad general en sus centrales nucleares, una iniciativa tomada a raíz de la catástrofe nuclear en la planta japonesa de Fukushima-1, el pasado marzo. Junto a esta decisión, Pekín también ordenó paralizar la construcción y proyección de todos los proyectos de energía atómica.
De acuerdo con la información de la Asociación de Energía Nuclear de China, los inspectores terminaron su gira por las distintas instalaciones el 5 de agosto.
Antes del accidente de Japón, desencadenado por el tsunami, China mantenía para 2020 el objetivo de producir más de 80 gigawatios de energía mediante esta fuente. En 2010 su capacidad era de 10,8 gigawatios
Sin embargo, el Gobierno ha prometido "adaptar y mejorar" sus planes nucleares. Los expertos urgen a rebajar los objetivos por las dudas sobre la fiabilidad de los nuevos diseños de reactores, la falta de personal cualificado y la seguridad del suministro de uranio.
El pasado mayo el Departamento Nacional de Energía calculó que la capacidad podría llegar a los 40 gigawatios en 2015, pues en los próximos cuatro años deben entrar en funcionamiento 28 nuevos reactores. El lunes se puso en marcha un nuevo reactor en la provincia de Guangdong, con lo que ya son 14 los existentes en el gigante asiático.
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