Publicado: 27 dic 2011 | 13:47 MSK
El Gobierno de Japón dispuso flexibilizar su política respecto a las exportaciones de armamento y las tecnologías militares, en vigencia desde 1967. Eso le facilitará participar en la creación delpolémico escudo antimisiles de la OTAN en Europa.
Este régimen restrictivo autoimpuesto le impedía colaborar en la fabricación de armas con el resto de países, salvo con Estados Unidos. A partir de ahora, Tokio podrá contribuir a los proyectos en los que participen no solo su aliado norteamericano, sino también los países europeos, Australia y Corea del Sur.
Según una explicación oficial, la medida “incrementará el aporte del país en el fortalecimiento de la seguridad internacional”. Así lo afirmó el secretario general del gabinete japonés, Osamu Fudzimura, quien presentó en una rueda de prensa los planes vinculados con esa decisión. El funcionario dijo también que el levantamiento parcial de esta política interna “permitirá a Japón cooperar de manera más activa con otros países en la lucha contra el terrorismo global, la piratería y para superar las consecuencias de los cataclismos naturales, lo que es preciso para fortalecer la paz y la seguridad en el mundo”.
En particular, advirtió, que abrirá el camino hacia el suministro a España y Europa Central de unos elementos destinados para el nuevo sistema antimisiles de la Alianza Atlántica. Se refería, entre otros, al desarrollo de uno de los bloques del modificado misil para los buques de guerra RIM-161 y SM-3. Conforme a los planes de la Casa Blanca, esta arma se transformará en uno de los componentes claves del nuevo escudo europeo. Anteriormente el suministro de esos misiles y sus componentes a Europa era un problema, debido a la normativa japonesa.
A Japón se abstuvo de vender cualquier tipo de armamento desde 1967, a los países del campo socialista. Luego lo extendió para abarcar a los estados sancionados por las Naciones Unidas y los que estaban en conflicto bélico. Finalmente, lo extendió a todos los países, menos a EE. UU. La decisión de las autoridades niponas fue anticipada por la pertinente solicitud de Washington, cuyo interés tenía que ver con el despliegue de nuevos armamentos en Europa.
La medida actual no supone acabar con esa política por completo, dado que el número de países con los que está dispuesto a trabajar en dicho campo sigue siendo bastante reducido.
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