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lunes, 14 de mayo de 2012

China se une al proyecto para desviar asteroide APOPHIS

Como si de una película se tratara, un equipo de investigadores de la Universidad Tsinghua (China) ha propuesto enviar una sonda impulsada a vela que impacte contra el asteroide Apophis, detectado en 2004. De esta manera, pretenden desviarlo de su órbita y evitar así una improbable colisión con la Tierra. Pese a que los últimos cálculos realizados estiman que el peligro de este objeto es prácticamente nulo, existe una remota posibilidad de que el asteroide atraviese una región del espacio, llamada cerradura gravitacional, que cambiaría su trayectoria, haciendo que vuelva a pasar por segunda vez cerca de la Tierra. 

Según aseguran en el estudio, publicado en Research in Astronomy and Astrophysics, las estimaciones actuales indican que "Apophis pasará por primera vez cerca de la Tierra el 13 de abril de 2029, con un posible retorno en 2036". Aunque las posibilidades son reducidas, dado el pequeño tamaño de la cerradura, de apenas 600 metros, los investigadores aseguran que "es muy necesario estudiar nuevos conceptos que permitan preparar misiones para el futuro". 
APOPHIS pasará por primera vez cerca de la Tierra el 13 de abril de 2029, con un posible retorno en 2036. 
El 13 de enero 2011 astrónomos de la Universidad de Hawai en Manoa lograron captar las primeras imágenes en más de tres años del potencialmente peligroso asteroide APOPHIS. 
Esquema comparativo del tamaño del asteroide APOPHIS. 


El modelo propuesto por los científicos, liderados por el físico Sheng-Ping Gong, implica la puesta en órbita de una pequeña nave que circule en sentido contrario al asteroide y que utilizaría una vela solar. El funcionamiento de este tipo de dispositivo es similar a la vela de una barco, sólo que en lugar de utilizar el empuje del viento, la vela solar se ayuda del impulso de la radiación que proviene del Sol. Los investigadores calculan que "una vela de 10 kilogramos lanzada con un año de antelación podría alcanzar una velocidad de 90 kilómetros por segundo, suficiente para eliminar la posibilidad de retorno en 2036". 

No es la primera vez que se plantean misiones para desviar a este asteroide, de 320 metros de diámetro y una masa de más de 45 millones de toneladas. Ya en 2009, investigadores rusos planearon una misión para detener a Apophis, cuyo potencial destructivo sería equivalente al de decenas de miles de bombas atómicas. 
Primera etapa misión "Don Quijote". En la imagen una ilustración artística de la misión donde se observa la nave Hidalgo (Impactador) rumbo a colisionar con el asteroide APOPHIS. 
Segunda etapa misión "Don Quijote". Una vez haya impactado la nave Hidalgo, los resultados seran observados a la distancia por otra nave (Sancho). 


Quantum opina: 

En 2004, tres científicos del Observatorio Nacional de Kitt Peak descubrieron este cuerpo celeste y trazaron su órbita. En julio de 2005 fue bautizado como Apophis, nombre griego de un antiguo dios maligno egipcio. Este meteorito está catalogado como un asteroide tipo Apolo, denominación que reciben aquellos que pasarán lo suficientemente cerca de la Tierra como para ser visibles. 

La fecha de la primera visita de Apophis será el 13 de julio de 2029. Sin embargo, existe la posibilidad de que pase cerca de un umbral gravitacional que lo redirija de vuelta hacia nuestro planeta, lo que podría provocar un impacto contra nuestro mundo en 2036. Aunque originalmente se había calculado una probabilidad de 1 en 45.000 de que la colisión ocurra, en 2009 la NASA cambio de opinión y lo colocó en una posibilidad entre 250.000. 

La propuesta china consiste en desviar la trayectoria del meteorito antes de que llegue al umbral gravitacional. Además de los chinos y los rusos, existe otro proyecto (ESA - España) denominado Don Quijote, que pretende desviar el meteorito con la colisión de una nave. Hay que considerar que el Apophis pesa cerca de 46 millones de toneladas y tiene un diámetro de 350 metros. Su impacto está calculado en 510 megatones, equivalente a poco más de dos veces la energía liberada por la erupción del volcán Krakatoa (200 megatones). 

Siete formas de desviar un asteroide que amenace la Tierra 
1.- Usar la fuerza gravitacional: 

Cada objeto ejerce una fuerza gravitacional, también una nave espacial. Simplemente, colocando una nave enviada con ese propósito encima de la roca, podría moverla de su órbita. La aproximación podría ser realizada por la sonda Dawn, que fue lanzada en en 2007 para examinar Vesta y Ceres y que finalizará sus tareas en el cinturón de asteroides en 2015. Sin embargo, esta estrategia puede resultar muy lenta, ya que alterar el trayecto del asteroide puede requerir años e incluso décadas. 
2.- Explosiones nucleares: 

La más polémica y la más espectacular, es la solución que encuentran los héroes de la película «Armageddon». Se trata de colocar una bomba en el asteroide amenazante y romperlo en mil pedazos antes de que se precipite contra nosotros. Existe un riesgo: que alguna de esas pequeñas piezas descontroladas, mucho más difíciles de detectar, siga teniendo el empeño de empotrarse contra nuestro planeta. 
3.- Explosiones múltiples: 

Un mejor uso de las armas nucleares podría ser la detonación de una serie de pequeños artefactos nucleares en diferentes puntos del asteroide, lo suficientemente lejos unos de otros para que no fracturen la enorme piedra. En el espacio, las explosiones nucleares trasmitirían una fuerza relativamente pequeña, pero un buen número de ellas podrían crear una forma de propulsión, suficiente para enviar la roca lejos del camino a casa. 
4.- Un empujón: 

Es la idea del viejo proyecto «Don Quijote», desarrollado por la empresa española Deimos Space para defender a la Tierra del impacto de asteroides. Con la financiación de la Agencia Espacial Europea (ESA), la compañía aspiraba a enviar la sonda en 2015 al asteroide «Apophis», el que tiene más peligro de chocar contra nuestro planeta, de forma que impactara contra la roca espacial para desviar su trayectoria. Sin embargo, fuentes de la empresa señalaron el pasado año que «Don Quijote» se limitará a realizar una misión de prueba de tecnología y de estudio de la órbita y las características del asteroide. Y eso en caso de que la ESA ofrezca su ayuda. 
5.- La presión de la luz solar: 

Una vela solar podría utilizar la pequeña pero constante presión de la luz del sol sobre una amplia zona para gradualmente mover el asteroide. Las dificultades incluyen el tamaño del artefacto: la vela necesitaría un tamaño de 5.000 kilómetros cuadrados. 
6.- Perforación: 

Un dispositivo de minería capaz de perforar la roca y expulsar sus desechos a gran velocidad hasta llegar a sus entrañas. El objetivo es disminuir la masa del enemigo lo más posible. 

7.- Una capa de pintura: 

Una nave vuela hacia el objeto para, literalmente, pintarlo. La sustancia atrae la radiación solar en un determinada zona y lo reirradia mientras rota. Esto produce un ligero desequilibrio que, lentamente, modifica la trayectoria del asteroide. Es lo que se llama el Efecto Yarkovsky, denominado así por el ingeniero ruso que lo descubrió hace un siglo. 

Fuente: Abc.es 


Quantum opina: 

Existen diferentes métodos de defensa contra los asteroides y objetos similares, sin embargo la mayoria de estos son «nuevos e inmaduros», y carentes de éxito debido a que no han sido aplicados en un escenario real; hoy en día somos capaces de hacerlo y muestra de ello es que hemos logrado visitar cometas ( Halley, Borrelly, Wild 2 y Tempel 1) y asteroides (Itokawa, Steins y Lutetia) que nos han permitido, en algunos casos, llegar a tocar su superficie. 

Aunque todos esos métodos son conceptualmente válidos ninguno está disponible en la actualidad como para ser aplicado en caso de amenaza inminente. Además, debemos tener un margen de tiempo suficiente para analizar y seleccionar el tipo de respuesta adecuada para hacer frente a la amenaza de estos objetos. 

Viajar hacia un asteroide pero... ¿Cuál? 

El mes pasado, el presidente Barack Obama anunció que el próximo destino de los astronautas de la NASA podría ser un asteroide: algo que podría ser pronto, en el año 2025. El objetivo sería adquirir experiencia en la manera segura de enviar seres humanos lejos de la Tierra, como un paso previo hacia los viajes más extensos a Marte. Estudiar el interior de un asteroide de cerca también puede resultar importante si alguna vez necesitamos desviar uno. 

Sin embargo, lograr esta meta significará superar enormes desafíos. 

Antes de aterrizar en un asteroide, una nave espacial debe entrar en órbita en lugar de, simplemente, pasar sobre él zumbando. Esto significa adaptarse a la velocidad y sentido de marcha del objeto, lo que en la mayoría de los casos hará necesario quemar demasiado combustible para cohetes para que sea práctico. La forma de solucionar esto sería si el movimiento del asteroide fuese muy similar al de la Tierra en el momento de su máxima aproximación. 

Aun cuando una roca espacial pasara esta prueba, pocas se acercarán a la Tierra en el tiempo correcto, o sea en el año 2025 o siguientes, señala Martin Elvis del Centro Harvard-Smithsoniano para Astrofísica en Cambridge, Massachusetts, que fue a hablar sobre el tema esta semana en una reunión de la División de Astronomía Dinámica de la Sociedad Astronómica Americana en Boston. 
Las superficies de algunos asteroides también pueden ser inestables. 

Un estudio realizado en el 2009 y dirigido por Paul Abell del Centro Espacial Johnson de la NASA en Houston, Texas, encontró sólo siete asteroides que pueden ser visitados entre 2025 y 2030, de la lista de los 1.200 objetos más cercanos a la Tierra ( Meteoritics and Planetary Science, vol 44, p 1,825 ). Los nuevos descubrimientos realizados luego del estudio —en el que sólo se incluyen los asteroides conocidos hasta el 2006— ha aumentado esa cantidad a 42, pero muchos de ellos podrían ser rechazados si se aplican otros criterios. 

Se desconoce el ritmo de rotación de la mayoría de los asteroides, pero cualquier objeto en rápida rotación queda fuera, ya que sería difícil que los astronautas puedan descolgarse allí. Combine esto con los retrasos potenciales de la misión, y queda claro que se necesitan muchos más candidatos, dice Elvis. “Creo que la gente no ha apreciado cuántos se necesitan”, dice. “La NASA deberá estudiar un gran número de asteroides para escoger la limitada cantidad de los realmente buenos.” 

Abell es optimista. Cree que los telescopios como el observatorio Pan-STARRS, que recientemente abrió sus puertas en Hawai, ampliarán la lista de candidatos. “Puede que haya muchos, muchos destinos donde ir”, dice. 
Impacto de la sonda Deep Impact con el núcleo del cometa 9P/Tempel 1 el 4 de Julio del 2005. 
Asteroide Eros. 
Asteroide Gaspra. 
Sin embargo, los telescopios terrestres resultan obstaculizados porque los asteroides en órbitas similares a la Tierra a menudo reultan ocultados por el resplandor del Sol, dice Elvis. Para ello propone lanzar un telescopio espacial que orbite el Sol cerca de Venus, desde donde pueda mirar hacia afuera para ver asteroides cercanos a la órbita de la Tierra, una idea que se ha discutido durante mucho tiempo entre los astrónomos, pero nunca fue financiada. 

Incluso si se pueden encontrar suficientes objetivos adecuados, hay más problemas que superar. Los asteroides pequeños, de forma irregular, tienen campos de gravedad desiguales, por lo que una nave espacial en órbita seguiría una trayectoria caótica, haciendo que la navegación fuese mucho más difícil que alrededor de la Tierra o la Luna, dice Daniel Scheeres de la Universidad de Colorado en Boulder, que ha simulado esas órbitas. 

Las superficies de algunos asteroides también pueden ser inestables, por lo que los astronautas podrían provocar, accidentalmente, un deslizamiento de tierra, dice Scheeres, y añade que sería más conveniente enviar robots antes que humanos. “No tenemos el tipo de datos que se pueden necesitar antes de enviar un astronauta”, dijo. 

Quantum opina: 

Viajar hacia un asteroide no es nada nuevo, una sonda espacial de la NASA (Deep Impact) fue lanzada el 12 de enero de 2005, y se acercó al núcleo del cometa 9P/Tempel 1, el 4 de julio del mismo año, coincidiendo la fiesta de la independencia de Estados Unidos. Una sección de la sonda, llamada el impactador, se separó y se lanzó hacia el núcleo, con el que hizo impacto 34 horas después, abriendo un cráter de 100 metros de diámetro. El acontecimiento entero fue fotografiado y estudiado por la sección restante, la sonda de sobrevuelo, así como por telescopios en la Tierra y en órbita terrestre. 

El 12 de noviembre del 2005 la nave espacial Hayabusa colocó sobre la superficie del asteroide Itokawa el mini aterrizador Minerva, este vehículo brincó a lo largo de la superficie del asteroide, mientras enviaba las imágenes de sus cámaras a Hayabusa. Se espera su regreso a la Tierra con muestras del asteroide para Junio del 2010. 
“Puede que haya muchos, muchos destinos donde ir”. 

Recientemente tuvimos la noticia del descubrimiento de una delgada capa de hielo y materia orgánica en la superficie del asteroide 24 Thamis, según lo publica la revista Nature; esto pudiera permitir a los astronautas abastecerse para el viaje de regreso. La idea no resulta mala pues nos permitirá conocer más acerca de estos cuerpos celestes con miras a desviar su trayectoria en caso de que las mismas señalen nuestro planeta, convirtiendolos en una amenaza. Personalmente entiendo que los candidatos para colocar un hombre en su superficie son los asteroides Eros, Gaspra, Ida, Mathilde, Itokawa y, por supuesto, Apophis. 

EEUU dice: no hay forma de protegernos... Rusia dice: sí la hay 

El informe definitivo del comité oficial creado en Estados Unidos para determinar el alcance real de amenaza que representan los objetos con riesgo de aproximación e impacto sobre la Tierra, reconoce que si bien existen diversas fórmulas para hacer frente a un evento de este tipo, ninguno podría ser puesto en práctica con la rapidez suficiente en el caso de un impacto inmediato. 

El National Research Council (NSC) recibió en 2008 el encargo del Congreso de Estados Unidos de elevarle recomendaciones para cumplir el mandato recibido en 2005 por la NASA de identificar todo objeto próximo a la Tierra de al menos 140 metros de diámetro antes de 2020. El año pasado, un primer borrador del informe ya advirtió de que los 4 millones de dólares presupuestados para este fin son claramente insuficientes. 

En su informe final, conocido este viernes, el comité propone utilizar un sistema de vigilancia que combine telescopios espaciales y terrestres. De forma expresa se pide asegurar el mantenimiento de operaciones del radiotelescopio de Arecibo, en Puerto Rico. También recomienda monitorizar objetos espaciales más pequeños, a partir de 30 metros de diámetro, que pueden ser altamente destructivos, según se ha revelado recientemente. También se insta al seguimiento continuo del cielo y se recomienda que Estados Unidos lidere una entidad internacional que desarrolle un plan detallado para el desarrollo de respuestas a los peligros que representan estos objetos. 
Los diferentes métodos de defensa contra los asteroides y objetos similares son "nuevos e inmaduros". 

El informe también examina los diferentes métodos de defensa contra los asteroides y objetos similares, y se reconoce que todos ellos son "nuevos e inmaduros", y que no existe una aproximación sencilla para dar respuesta a todo el rango de amenazas de los objetos cercanos a la Tierra. "Con suficiente margen de tiempo, hasta cuatro tipos de respuesta pueden resultar adecuadas para hacer frente a la amenaza de estos objetos, excepto de los más grandes", afirma. 

Asi, refiere acciones de defensa civil (evacuación, refugio, infraestructuira de emergencia) que puede minimizar el número de víctimas en eventos de objetos de pequeño tamaño. También cita la posibilidad de enviar una nave que ejerza una fuerza que logre cambiar lentamente la órbita de colisión, que sólo sería eficaz con objetos de hasta 100 metros de diámetro, o incluso algunos cientos de metros, si bien esto sólo sería posible si la amenaza se detecta con décadas de anticipación. En tercer lugar, se refieren los métodos kinéticos, de desviación de órbita mediante una nave que se pose en el interior del objeto, alternativa que también requiere años de adelanto pero que valdría para objetos de incluso un kilómetro de diámetro. Como última posibilidad, se apunta a explosiones nucleares como única respuesta posible a objetos de más de un kilómetro o para los más pequeños si el resto de respuestas falla. 

"Aunque todos esos métodos son conceptualmente válidos --concluye el informe-- ninguno está disponible en la actualidad como para ser aplicado en caso de amenaza inminente. La defensa civil y los impactadores kinéticos son posiblemente los más asequibles, pero incluso éstos requieren estudios adicionales antes de que se pueda confiar en ellos". 
La vida de la gente está en juego. Debemos diseñar un sistema que pueda prevenir una colisión en lugar de esperar a que ocurra. 


Quantum opina: 

EEUU nos dice que no hay forma de protegernos, sin embargo, hace algunas semanas, la agencia espacial rusa, Roscosmos, anunciaba su intención de elaborar un plan para evitar el posible impacto del asteroide Apophis sobre la superficie de La Tierra, previsto a partir de 2030. El proyecto, aseguraba, tendrá como guía «las leyes de la física, y no utilizará bombas nucleares». A pesar de que el riesgo real es mínimo al día de hoy, el temor a que un fenómeno semejante pueda producirse no admitía dudas en las palabras del presidente de la agencia, Anatoli Perminov: «La vida de la gente está en juego. Debemos diseñar un sistema que pueda prevenir una colisión en lugar de esperar a que ocurra y mueran cientos de miles de personas», advertía. 

Sinceramente apuesto a los Rusos y los Chinos para la defensa de nuestro planeta. EEUU jamás se ha preocupado por defender aquello que no les genere algún interés. Total, de ocurrir alguna amenaza estos acudirán a sus bases subterráneas y una vez haya pasado la catástrofe (cientos de años talvez ) regresaran a la superficie y procederán a realizar lo que mejor saben hacer... someter a los que sobrevivan. 

Apophis tendrá su máxima aproximación el viernes 13 de abril del 2029 

El asteroide Apophis tiene más o menos el tamaño de dos y medio campos de fútbol (aproximadamente 250 metros de diámetro). Los nuevos datos fueron documentados por los científicos de Near-Earth Object (objetos cercanos a la Tierra) Steve Chesley y Paul Chodas, del Laboratorio de Propulsión a Chorro de la NASA en Pasadena, California. 

Estos valores actualizados se presentaron en la reunión de la División de Ciencias Planetarias de la Sociedad Astronómica Americana en Puerto Rico el pasado 8 de octubre. 

“Apophis es uno de los cuerpos celestes que captaron el interés público luego de su descubrimiento en 2004″, dijo Chesley. “Las técnicas de computación avanzadas y los nuevos datos disponibles indican que la probabilidad de encuentro con la Tierra, el 13 de abril de 2036, para Apophis ha descendido de una en 45.000 a cuatro en 1.000.000”. 

La mayor parte de los datos que permitieron actualizar la órbita de Apophis proceden de observaciones que realizaron Dave Tholen y sus colaboradores en el Instituto de Astronomía de la Universidad de Hawai en Manoa. Tholen buscó entre cientos de imágenes del cielo nocturno no publicadas antes que fueron realizadas con el telescopio de 2,2 metros de la Universidad de Hawai, instalado cerca de la cumbre de Mauna Kea. 

para el 2029 el asteroide podrá ser visto desde la Tierra sin instrumentos y es entonces cuando se conocerán su masa, su velocidad de rotación, su forma y sus características térmicas. 

Tholen realizó mediciones mejoradas de la posición del asteroide en las imágenes, lo que le permitió ofrecerles a Chesley y Chodas un nuevo grupo de datos, con más precisión que los que se habían medido antes. También se usaron en los cálculos de Chesley mediciones realizadas desde el telescopio Bok de 2,3 metros del Observatorio Steward en Kitt Peak, Arizona, y del Observatorio de Arecibo en la isla de Puerto Rico. 

Apophis fue descubierto en 2004 por Tholen, Fabrizio Bernardi (Universidad de Pisa) y Roy Tucker, de la Universidad de Arizona. Seis meses después de su descubrimiento los cálculos llegaron a indicar una probabilidad entre 37 de impacto el 13 de abril de 2029. Esta fecha fue descartada y se pasó a estudiar el siguiente acercamiento potencialmente peligroso, en 2036, también el 13 de abril. Ahora el riesgo se ha reducido, y probablemente lo hará todavía más. La preocupación es que la perturbación gravitatoria causada por su cercanísimo paso de la Tierra le sitúe en rumbo de colisión en la siguiente aproximación y eso es lo que todavía no está descartado totalmente. 

El asteroide está ahora demasiado cerca del Sol para ser observado. Las observaciones ópticas podrán reanudarse a finales de 2010 y las de radar en 2013, pero es muy posible que no se pueda saber con mayor seguridad la probabilidad de impacto para 2036 hasta que llegue en 2029, cuando será visible desde la Tierra sin instrumentos. Para entonces se conocerán su masa, su velocidad de rotación, su forma y sus características térmicas y luego se podrá evaluar la influencia en su trayectoria de su paso por la Tierra. 

Sin embargo, se prevé que el asteroide fije un nuevo récord —aunque no riesgoso— de máxima aproximación a la Tierra el viernes 13 de abril de 2029, cuando pasará a no menos de 29,450 kilómetros sobre la superficie de la Tierra. 
No se ha descartado todavía la posibilidad de colisión. 

“La determinación orbital refinada reafirma la idea de que Apophis es un asteroide al que podemos tomar como una oportunidad de hacer ciencia, y no como algo que debemos temer”, dijo Don Yeomans, director de la Oficina del Programa de Objetos Cercanos a la Tierra del JPL. “El público puede hacer el seguimiento mientras avanzamos en el estudio de Apophis y otros objetos cercanos a la Tierra en nuestro sitio web AsteroidWatch y en nuestro feed de Twitter @AsteroidWatch“. 

La ciencia de predicir órbitas de asteroides se basa en un modelo físico del Sistema Solar que incluye las influencias gravitatorias de la Luna, el Sol, otros planetas, y los tres grandes asteroides. 

La NASA detecta y rastrea asteroides y cometas que pasan cerca de la Tierra usando telescopios espaciales y terrestres. El Programa de Observaciones de Objetos Cercanos a la Tierra, al que se conoce como “Spaceguard“, descubre estos objetos, caracteriza un subconjunto de ellos y traza sus órbitas para determinar si alguno podría ser potencialmente peligroso para nuestro planeta. 

El JPL gestiona la oficina del Programa de Observaciones de Objetos Cercanos a la Tierra (Near-Earth Object Program Office) para la Dirección de Misiones Espaciales de la NASA en Washington. JPL es un división del Instituto de Tecnología de California en Pasadena. La universidad Cornell, Ithaca, NY, opera el observatorio de Arecibo en un acuerdo cooperativo con la National Science Foundation de EEUU en Arlington, Va. 

María Sansaturio indica riesgo de impacto de APOPHIS es de 1 entre 50,000 
El 13 de abril de 2029 un pedrusco espacial de unos 300 metros de longitud, bautizado Apofis, pasará tan cerca de la Tierra que rozará la órbita donde se alinean los grandes satélites de comunicaciones, a 36.000 kilómetros de altura. Descartada la colisión en ese pase, los últimos cálculos, siempre provisionales, indican que existe un riesgo de choque con el planeta siete años después. Mientras los astrónomos y las agencias espaciales vigilan continuamente el asteroide, la ONU y otros organismos discuten, todavía de manera informal, la posibilidad de hacer algo para desviarlo. 
Los últimos cálculos sobre el acercamiento de Apofis en 2029 y el posible impacto en 2036 los han hecho los científicos que mantienen Neodys, un sistema pionero de vigilancia de los objetos celestes cercanos a la Tierra. De los cálculos se responsabiliza la matemática española María Eugenia Sansaturio, que maneja desde Valladolid la base de datos duplicada de este sistema, establecido por Andrea Mirani en la Universidad de Pisa. 
El asteroide pasará el 13 de abril de 2029 a unos 38.000 kilómetros del centro de la Tierra (la Luna está 10 veces más lejos, a 384.000 kilómetros), con riesgo cero de impacto. En 2036, a causa de la perturbación producida en 2029 por la proximidad de la Tierra, la probabilidad de impacto aumenta a una entre 50.000. 
Apofis da la vuelta al Sol en una órbita muy parecida a la de la Tierra. Por eso se encuentra con ella periódicamente. Se han calculado sus acercamientos y antes de 2029 lo hará en 2013 y 2021. Si un asteroide de este tamaño chocara con la Tierra, es muy probable que provocara una gran destrucción localizada y que afectara también al clima. Los científicos han realizado incluso simulaciones de tsunamis tras el impacto en el Pacífico. 

Sansaturio, que es también presidenta de la Fundación Spaceguard España, recuerda que la generación actual tuvo ocasión de observar el choque del Cometa Shoemaker-Levy con Júpiter en 1994, lo que hizo que se diera cuenta más claramente del riesgo que representan los asteroides y cometas. Aunque está en contra del tratamiento sensacionalista, "el caso del Apofis es extraordinario" explica, "porque la órbita va a cambiar en 2029". Sin embargo, para calibrar el riesgo, se tiene en cuenta el tiempo que falta para la posible colisión ya, que, como recuerda Sansaturio, "con unos años de preaviso se pueden desarrollar nuevos recursos tecnológicos". 
El Observatorio Astronómico de Mallorca colabora con Neodys en el seguimiento de los cuerpos cercanos a la Tierra. Su director, Salvador Sánchez, comenta que las últimas observaciones de Apofis se hicieron en septiembre desde Mauna Kea (Hawai) y que el observatorio está intentando fotografiarlo estos días. Apofis le parece importante, pero cree que puede haber un susto mayor antes de 2029. "No se están siguiendo los asteroides de entre 100 y 300 metros y hay muchísimos". Recuerda que un cuerpo en ese rango de tamaño fue la causa del espectacular suceso de Tunguska (Siberia) en 1908, aunque, de todas formas, el 20% del riesgo no corresponde a los asteroides sino a los cometas, que pueden dar mucho menos preaviso. 

No es Sánchez el único preocupado. El Congreso de Estados Unidos ha pedido a la NASA que establezca medios para detectar y rastrear estos pequeños cuerpos. Hasta ahora el objetivo eran los asteroides de más de un kilómetro. Dentro de unos días, se espera que la NASA presente sus planes en el II Congreso de Defensa Espacial en Washington. Los demás países dedican mucho menos dinero a la amenaza espacial, que en Europa podría integrarse en el futuro en las actividades de seguridad. Neodya, por ejemplo, a pesar de ser la referencia y de que de él surgió el sistema paralelo que posee ahora la NASA, no tiene todavía financiación estable. 
Mientras tanto, la Sociedad Planetaria, fundada por el famoso divulgador Carl Sagan, ha convocado un concurso para obtener datos más refinados de la órbita de Apofis e ideas sobre cómo hacer que deje de ser una amenaza para la Tierra. En este terreno se mueve la Agencia Europea del Espacio (ESA), que seleccionó el proyecto Don Quijote, presentado por la empresa española Deimos. Andrés Gálvez, que gestiona el programa de la ESA que estudia la viabilidad y definición del proyecto, explica que se trata de demostrar la capacidad de mover un asteroide y cree que los esfuerzos internacionales están convergiendo. "Para determinar con mayor precisión la órbita de Apofis", comenta, "nuestra misión tiene un papel. Podríamos mandar la nave que se pondría en órbita del asteroide." 

Gálvez coincide con Sansaturio en la importancia de divulgar el tema sin sensacionalismo: "Cuantos más objetos se descubren más se debe educar a la gente para que entienda los riesgos y las soluciones". 

Un grupo de científicos e ingenieros británicos diseñó un proyecto de misión espacial para estudiar la amenaza de impacto de APOPHIS. 
La empresa Astrium, que ofrece servicios de defensa aeroespacial con sede en Reino Unido, propone que una sonda siga los pasos de ese asteroide para entender mejor su órbita. La idea sugerida por los británicos competirá por el premio de US$50.000 que otorga la Planetary Society, una organización con sede en Estados Unidos que organiza la competición en cooperación con otras instituciones de investigación como la Agencia Europea del Espacio y la NASA. Pero concretar el proyecto de Astrium en una misión espacial real costaría millones de dólares. 

El proyecto 
La idea consiste en que una pequeña nave espacial, apodada Apex, se encuentre con Apofis en enero de 2014. Apex pasaría tres años siguiendo al asteroide por el espacio y enviando a la Tierra información sobre su tamaño, composición, temperatura y rotación. A partir de esos datos y con la ayuda de modelos orbitales, los científicos podrían predecir de una manera mucho más precisa el riesgo de una futura colisión con nuestro planeta. 

Astrium asegura que si ganara el premio lo donaría a la caridad. "El verdadero premio para nosotros sería que las agencias espaciales europea o estadounidense creyeran que nuestra propuesta tiene mérito y nos pidiera que lleváramos adelante un estudio de la viabilidad del proyecto", dijo el doctor Mike Healy, director de ciencia espacial de la compañía. 

La posibilidad de una futura colisión de un cometa o asteroide con la Tierra ha mantenido ocupados a lo largo de los años a numerosos científicos, que continúan recogiendo información sobre la frecuencia que han tenido estos impactos durante la historia de nuestro planeta. 

Estudiantes israelíes presentan propuesta ante la NASA para vigilar y desviar a APOPHIS 

Estudiantes del Instituto Technion de Haifa, en el norte de Israel, han propuesto a la Nasa la construcción de una sonda espacial para vigilar al asteroide Apophis y, en caso de necesidad, desviarlo de su trayectoria. 

El proyecto del Technion, presentado a un concurso convocado por la agencia espacial estadounidense para evitar un posible 'Armagedón', propone el lanzamiento de la sonda en 2020, en una primera aproximación para adosar al asteroide equipos electrónicos que vigilen su trayectoria, según informa el diario 'Yediot Aharonot'. 

"Han construido un modelo que costaría 353 millones de dólares y consta de una nave de una tonelada de peso que inicialmente desplazaría al asteroide equipos electrónicos", explica Alexander Kogan, supervisor del proyecto. Más adelante, regresaría a una órbita alrededor de la Tierra para esperar, y en caso de necesidad, realizar una nueva aproximación en 2025 para desviarlo orbitando a su alrededor y alterando así su trayectoria. 

Los investigadores han estudiado distintas posibilidades, como una detonación nuclear, pero concluyen que ésta podría dividir el asteroide en dos y causar más daño a la Tierra. Otra alternativa investigada es la de adosar al asteroide unos motores propulsores, opción considerada demasiado cara. Por ello proponen que sea la misma sonda la que se encargue de desviar al meteorito, aprovechando el efecto gravitatorio de su masa y la de la Tierra, y en un proceso que duraría siete años. 

Según Kogan, un impacto directo sobre la Tierra del 'Apophis' causaría la destrucción absoluta en un radio de 200 kilómetros cuadrados. 

Astronauta avisa que el asteroide Apophis podría originar un "inmenso" tsunami en 2036 

El ingeniero y astronauta español Pedro Duque ha advertido que existe "una certeza matemática absoluta" de que el asteroide "Apophis" podría caer en 2036 en la superficie marítima originando un "inmenso tsunami". 

En un coloquio sobre Defensa y el sector aeroespacial organizado por la agencia Fax Press en el Hotel Palace, el astronauta señaló que el asteroide, de unos 250 metros de extensión, quedaría inmerso en el campo electromagnético terrestre y se precipitaría previsiblemente contra el mar, provocando "un inmenso tsunami". 

Preguntado por las proporciones de ese accidente marítimo en contraste con el que arrasó Indonesia en diciembre de 2004, Duque respondió tajante que el "tsunami" sería "infinitamente más grande" que el citado y que el asteroide causaría "un agujero" en la superficie marítima de "varios kilómetros de extensión". 

El astronauta señaló que tanto la Unión Europea como Estados Unidos están evaluando los procedimientos a adoptar para afrontar esta situación e indicó que el coste de una misión para desviarlo rondaría los 1.000 millones de euros. 

El mundo a la espera de APOPHIS en el 2013 

El 6 de mayo de 2006, cuando el asteroide se encontraba a 42 millones de kilómetros de la Tierra, astrónomos de la NASA volvieron a medir su velocidad mediante el radiotelescopio de Arecibo, Puerto Rico. El resultado fue diferente al esperado en 6 milímetros por segundo. Esta corrección, aunque parezca diminuta, con el tiempo será lo bastante grande como para que la trayectoria del asteroide sea diferente a la calculada inicialmente, reduciendo el peligro de impacto con la Tierra. 

Probablemente esta sea la última oportunidad de obtener buenas medidas de radar de Apophis en varios años, ya que pronto se encontrará demasiado cerca del Sol para poder realizarlas. Sería una medición importante, ya que si una cara del asteroide recibe una cantidad de radiación solar sustancialmente mayor que la otra, ésta puede ejercer una pequeña fuerza sobre el asteroide, que con el paso de los años puede cambiar su trayectoria. 

Sin embargo, probablemente se pueda observar ópticamente Apophis antes de esta fecha. En 2013 el asteroide volverá a estar en una buena posición para nuevas observaciones, para ese mismo año la NASA decidirá si envía una misión al asteroide para colocarle un transmisor y seguir su órbita, se están pensando métodos para evitar esta posible colisión en todas las agencias espaciales del mundo. 

La NASA decide tomar medidas para impedir que el asteroide APOPHIS impacte con la Tierra. 

En 2029 y 2036 podría pasar muy cerca y una pequeña colisión con otro asteroide lo desviaría hacia nuestro planeta, provocando un efecto superior al de 40.000 bombas atómicas. Para evitar esta catástrofe, la NASA está considerando enviar a un astronauta que se encargaría de recoger información vital para descubrir Allí, con la ayuda de un sofisticado equipo, cómo desviar o destruir esa gran roca. 

El gran problema es que hasta el momento no existe ningúna nave capaz de llevar a un astronauta hasta el asteroide. El Apophis podría impactar con la Tierra en el año 2029 o el 2036. La NASA ha decidido tomar medidas para impedir que el asteroide Apophis impacte con la planeta Tierra. 

Además, destruirlo podría crear una lluvia de asteroides más pequeños que saldrían disparados como misiles sin desviar mucho su ruta. Por tanto, según los científicos, la mejor opción es desviar su trayectoria actual hasta ponerlo en una órbita segura para la Tierra. 

El Apophis, se acercará a la Tierra incluso más que muchos satélites de comunicaciones, pero es claro que no impactará contra el planeta mientras mantenga su trayectoria actual. A pesar de las grandes dificultades de la empresa, la NASA no desiste en su idea, no sólo por el caso concreto del Apophis, sino por lo importante que resultaría esta misión para aprender sobre los asteroides e incluso sobre las capacidades del ser humano. 

ATENCION! Se ha definido la trayectoria del impacto de APOPHIS contra la Tierra!! 
La Fundación B612 efectuó estimaciones de la ruta que seguiría Apophis si el impacto de 2036 fuese a ocurrir, como parte de una iniciativa que está realizando para desarrollar una estrategia viable para desviar el asteroide con suficiente anticipación. 
El resultado es un corredor angosto de unos pocos kilómetros de ancho, denominado la trayectoria de riesgo, la cual se ubica en la parte sur de Rusia, cruzaría el Pacífico, pasando a cientos de kilómetros de las costas de California y México, y luego proseguiría entre Nicaragua y Costa Rica, continuando por el Mar Caribe hasta cruzar por las regiones norteñas de Colombia y Venezuela, finalizando su recorrido en el Atlántico, poco antes de llegar a África. 

Conoce a... APOPHIS ¨El Destructor¨ 

Apophis (conocido previamente por su designación provisional 2004 MN4) es un asteroide con una órbita próxima a la de la Tierra. Fue descubierto el 19 de junio de 2004 por Roy A. Tucker, David J. Tholen, y Fabrizio Bernardi, desde el Kitt National Peak Observatory, en Arizona (EE. UU.). Sólo pudo ser observado durante dos noches, y no volvió a ser visto hasta que, el 18 de diciembre del mismo año, fue redescubierto por Gordon Garradd desde Australia. 

En los días que siguieron, otras observaciones desde diversos puntos del planeta permitieron al Minor Planet Center confirmar la conexión entre ambos descubrimientos. Su masa ha sido estimada en 2,1 × 1010kg y una medida de 250 m. 

Inicialmente recibió la designación provisional 2004 MN4. Cuando su órbita pudo ser calculada con suficiente exactitud, recibió el número permanente 99942 (el 24 de junio de 2005), convirtiéndose en el primer asteroide numerado con probabilidades de colisión con la Tierra. 

El hecho de recibir un número lo hizo candidato a ser bautizado, y poco después recibió el nombre "Apophis" (19 de julio de 2005). Apofis es el nombre griego del antiguo dios egipcio Apep, "el destructor", que habita en la oscuridad eterna del Duat (inframundo) y cada noche intenta destruir el Sol (el dios Ra). 

Poco después de su descubrimiento, diversos sistemas de cálculo de trayectorias de todo el mundo calcularon la próxima fecha de máxima aproximación, coincidiendo todos ellos en el 13 de abril de 2029. En ese día, Apophis brillará como una estrella de magnitud 3,3 (visible a simple vista). Esta aproximación será visible desde Europa, África y el oeste de Asia. 

Seguidamente se calculó también la probabilidad de impacto. Contrariamente a lo habitual, durante los primeros días las nuevas observaciones hicieron aumentar la probabilidad de impacto en lugar de reducirla, llegando hasta un 2,7% (1 entre 37). 

Esta relativamente alta probabilidad combinada con la medida del asteroide hicieron que Apophis recibiese el nivel 4 en la escala de Turín y 1,10 en la escala de Palermo. Estos valores son los más altos que ningún asteroide haya conseguido jamás. 

El 27 de diciembre Apophis fue encontrado en imágenes previas a la fecha de descubrimiento, y el cálculo de su órbita pudo ser afinado, eliminando cualquier posibilidad de colisión para 2029, pero manteniendo cierto riesgo para 2036.

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