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jueves, 12 de julio de 2012

La aviación rusa busca un punto de apoyo

http://www.youtube.com/watch?v=_cyPK36qsY8

El Salón Aeronáutico inaugurado en Farnborough es por tradición una de las actividades más relevantes en el área aeroespacial.


Para Rusia Farnborough nunca fue la “plataforma más importante”: la aviación nacional “sale adelante” en los foros asiáticos. No obstante, hoy cobra cada vez más actualidad el asunto de la corrección de la dirección del desarrollo de la industria aeronáutica rusa.

Todo lo que se dice de la próxima reducción de las exportaciones de aviones de guerra rusos es acogido hoy con más calma que cinco-siete años atrás. El mercado interno cobra cada vez mayor relevancia para los productores nacionales de aviones combate y esta tendencia se mantendrá. La razón consiste en que la Aviación Militar sale a la palestra en calidad de proveedor seguro de naves aéreas militares durante muchos años. La cantidad de aviones ya encargados para las Fuerzas Aéreas se aproxima a cuatrocientos, más de setenta ya han sido suministrados y el total en la actual década sumará más de seiscientos aparatos.

Al propio tiempo, una serie de problemas que hoy también afronta la Fuerza Aérea no pueden ser resueltos exclusivamente en el marco de la industria aeronáutica militar.

Las naves aéreas de transporte y de pasajeros, calculadas para decenas de miles de horas de explotación, hace mucho ya que se han convertido en el principal medio de ganancias de los grandes productores. La existencia en la línea de producción de aviones civiles, que gozan de gran demanda, brinda en las actuales condiciones a la industria aeronáutica una mayor estabilidad económica, tecnológica y de personal, que cualquier encargo imaginable para el sector de la defensa.

Pero en el mercado de la aviación civil, a diferencia del militar, las adquisiciones internas son insuficientes para un desarrollo seguro: el artículo debe gozar de una demanda exterior sostenida para alcanzar volúmenes normales de producción y venta.

En estas condiciones los salones aeronáuticos, como el de Farnborough, son un buen sitio para exhibir el artículo, pero, por ahora sólo el Superjet puede ser mostrado “en vivo”. Al mismo tiempo, hay que comprender que los aviones civiles rusos no tienen de momento una reputación tal que les permita pretender seriamente a una parte en las compras de las principales compañías aeronáuticas del mundo. Hay que ganarse la reputación desde cero, a través de episodios desgraciados como el accidente sufrido en mayo por un Sujói Superjet-100 en Indonesia, y quizás hasta recortando considerablemente las ganancias en los primeros contratos. Y en este caso, para la industria aeronáutica tiene enorme importancia el respaldo del Estado tanto en forma de “compras patrocinadas” para las compañías aéreas rusas, como mediante la promoción de productos nacionales en el mercado exterior con ayuda de instrumentos diplomáticos e económicos.

Prácticamente lo mismo se puede decir de los productores nacionales de aviones de transporte. Para restablecer la producción en serie a gran escala de los aviones de carga, además de las compras por los militares se necesitan encargos de compañías comerciales. Y en este caso, como punto de arranque también puede servir un gran encargo para las compañías aéreas nacionales patrocinadas por el Estado o contratos ventajosos para los clientes extranjeros amistosos. A la vez, permanentemente hay que tener en el punto de mira el objetivo final: la creación de una industria aeronáutica competitiva y el apoyo estatal no deberá cubrir las características técnicas de vuelo no suficientemente altas, la baja eficacia comercial y la carencia de una estructura moderna de servicios.

Por ahora en Farnborough vuela el Yak-130, uno de los mejores aviones militares rusos de los últimos años, y el Sujói Superjet-100: la primera golondrina de la nueva generación de aparatos civiles nacionales. Difícilmente en este salón se sellen contratos de compra de naves aéreas rusas por miles de millones de dólares, es imprescindible trabajar en la imagen, ampliar los contactos y promocionar la producción. Tanto más grande es el disgusto que provoca la no aparición en el cielo de Farnborough de los "RusskieVitiazi" (Campeadores Rusos). En el mundo de la aviación no hay minucias e incluso no se trata de que los vuelos espectaculares de los Su-27 debían convencer a alguien. Se trata de una nueva muestra de falta de disposición o de deseo de muchos funcionarios nacionales de trabajar de la manera debida y de responsabilizarse de las propias acciones. Mientras no cambie esto, los salones aeronáuticos seguirán siendo sólo un motivo para nuevas esperanzas de éxitos, que alguna vez deberán cumplirse.


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