Los aviones no tripulados, que tanto éxito le están dando a Estados Unidos en su lucha contra Al Qaida, constituyen también una amenaza para su seguridad. Un ciudadano norteamericano de 26 años, con orígenes familiares paquistaníes o indios, ha sido procesado por haber preparado un ataque contra el Pentágono y el Capitolio con pequeños aviones teledirigidos y cargados con explosivos. Rezwan Ferdaus, licenciado en Físicas y aficionado al aeromodelismo, había alquilado ya un lugar en el que cargar con explosivos el primer avión que tenía preparado, una réplica de dos metros de un caza estadounidense. También había visitado un parque del área de Washington desde el que hacer despegar los «drones».
En su deseo por contactar con elementos de Al Qaida, tras visitar varias páginas radicales islamistas en internet, Ferdaus entró en relación a finales del año 2010 con agentes infiltrados del FBI, que se hicieron pasar por emisarios de Bin Laden. Ferdaus facilitó a los agentes encubiertos siete teléfonos móviles modificados para actuar como detonadores de explosivos con el fin de ser utilizados contra las tropas de Estados Unidos desplegadas en Irak.
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