JUAN PONS, enviado especial a la base espacial de Kurú( Guayana francesa) . El atronador despegue del primer cohete ruso Soyuz desde la Guayana francesa ha tenido lugar a la hora reprogramada, las 12:30 hora española (las 07:30 hora local), dejando el problema técnico de ayer en sólo un susto.
El Soyuz minutos antes del despegue
En ese preciso momento, el empuje de los cuatro potentes motores del Soyuz 2-1b arrancaba del suelo las más de 300 toneladas de peso de este mítico cohete de 50 metros de altura, el equivalente a un edificio de 15 plantas. Atrás han quedado los momentos de dudadespués del retraso de ayer, provocado por una anomalía en los sensores de la válvula de llenado de los depósitos de oxígeno y keroseno de la tercera etapa, que los técnicos rusos y europeos han sabido solventar a tiempo.
Cerca de 1.500 autoridades e invitados de toda Europa han presenciado en directo el despegue desde la Sala Júpiter del Centro de Control de Vuelos de Kurú. Entre ellos se encontraba el francés Jean-Jacques Dordain, director general de la Agencia Espacial Europea (ESA), Alexander Lopatin, segundo máximo responsable de la Agencia Federal del Espacio de Rusia (Roscosmos), y el político italiano Antonio Tajani, vicepresidente de la Comisión Europea, comisario europeo de Industria, y principal impulsor del programa Galileo, el futuro GPS europeo.
El grueso de invitados observaba el ascenso del Soyuz desde los miradores y observatorios habilitados en las inmediaciones de la base espacial. Pese a la alegría del momento del despegue, el éxito de un vuelo espacial no se mide por el despegue, sino por el correcto funcionamiento de cada una de las etapas de propulsión. Si cada una de ellas se enciende y apaga según lo previsto, los satélites serán expulsados y colocados en su órbita correcta. De lo contrario, se perderán para siempre. La misión será un éxito si a las 16:20 hora española, la etapa reencendible Fregat coloca a los dos satélites Galileo IOV en su órbita correcta a 23.220 kilómetros de altura.
La responsable de que cada autoridad europea haya ocupado el sitio asignado ha sido Hélène Hernández-García, una mulata guayanesa casada con un español, que desde hace 15 años es la encargada de atender a los invitados. “Para ver este histórico vuelo han venido muchas más personas de lo habitual”, confirma. “Lo más difícil de mi labor es acoplar a las autoridades y VIP que confirman su presencia en el último minuto –subraya Hélène Hernández-García−, lo que me obliga a modificar una y otra vez el protocolo que tenía establecido”.
Los guayaneses de a pie también han sido testigos de este acontecimiento. A través de dos grandes pantallas instaladas en la plaza principal de Cayena −la capital de la Guayana francesa− y desde las calles, balcones, terrazas de las localidades próximas a Kurú, miles de nativos han podido escuchar el rugido y la estela de humo del primer cohete ruso que ha surcado sus cielos.
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