por Rubén Kaplan
Con la premisa de neutralizar o mitigar los estragos que producen los lanzamientos de misiles por parte de los grupos terroristas de Hamas en Gaza y del Hezbollah en Líbano que ahora están pertrechados con decenas de miles de cohetes de mayor rango suministrados por Irán y Siria, el Ejército de Defensa de Israel (IDF) dejó trascender que está en las etapas finales para desplegar su sistema de defensa de misiles de mediano y largo alcance en el centro de Israel, llamado “Varita mágica” (Sharvit Ksamim), desarrollado por la prestigiosa empresa israelí RAFAEL Advanced Defense Systems Ltd.
El sistema -que estaba previsto originalmente ser puesto en funcionamiento en 2013-, denominado también Honda de David (Kela David), que complementará la batería de defensa antimisiles Cúpula de Hierro (Iron Dome o Kipat Barzel) y a los misiles israelíes y norteamericanos respectivamente Jetz (Flecha) y Patriot para proteger totalmente el espacio aéreo de Israel contra cualquier amenaza, posee entre otras innovaciones tecnológicas la posibilidad de cambiar el curso de un misil en pleno vuelo y será capaz de operar en condiciones climáticas adversas.
En mayo de este año el Coronel (R) Pini Yungman quien encabeza el proyecto Varita Mágica, para RAFAEL, había presentado en una conferencia de Nueva Tecnología en Desarrollos Militares, las capacidades defensivas del sistema. En esa ocasión dijo que el Sharvit Ksamim, podría convertirse en una parte de la implementación del frente interno de defensa del IDF, contrarrestando la amenaza planteada por los cohetes Katyusha de Hezbollah, por ejemplo. “El sistema sería capaz de hacer frente a las amenazas que actualmente se consideran sólo potenciales. El objetivo es ser capaces de alcanzar a todos los misiles de corto alcance, así como a los misiles de crucero y tiene como misión diferir la opción del Sistema de Misiles Jetz”.
Pini Yungman, nacido en Israel en 1960, hijo de padres que sobrevivieron al Holocausto en Europa, se unió a la Fuerza Aérea de Israel a la edad de 18 años. Después de casi 28 años de servicio, se retiró en 2005 con el rango de coronel. Durante su tiempo en la Fuerza Aérea, se desempeñó como Comandante de la Defensa Aérea de Israel y de las brigadas norte y centro. Él comandó esas tropas durante la operación estadounidense “Libertad Iraquí”, compartiendo la misión con una brigada de defensa aérea de EE.UU., durante la operación israelí “Escudo Defensivo”, en la “Intifada”, y en el transcurso de la retirada israelí del Líbano. Se ha ganado un amplio reconocimiento como experto en temas de defensa activa y de defensa aérea. El coronel (R) Yungman se graduó en la Universidad Ben Gurion, con una licenciatura en Producción y Gestión de Ingeniería. En 2004, completó una maestría en Ciencias Políticas y Económicas de la Universidad de Haifa. El coronel (R) Yungman es también un graduado del Colegio de Defensa Nacional de Israel (INDC) y completó un curso de Estrategia en la Universidad de Defensa Nacional en Washington, DC. Desde febrero de 2006, es director de programas de RAFAEL.
Atento a la amenaza del vesánico presidente de la República Islámica de Irán Mahmoud Ahmadinejad de borrar a Israel del mapa y su intención de desarrollar armas nucleares, en mayo de 2006, el IDF abrió la base aérea de Palmajim, una de las más custodiadas, para presentar en su polígono de pruebas el nuevo misil Jetz y mostrar a un reducido grupo de periodistas el corazón de un sistema de tecnología sofisticado que había costado unos 3.000 millones de dólares y que superaba la ciencia ficción.
“Nuestro objetivo en estos momentos es proteger los centros urbanos, pero en el futuro tendremos un paraguas hermético contra cualquier ataque con cohetes tierra-tierra”, afirmaba ante un grupo de periodistas el Mayor Eliakim Blaier, Comandante de la primera unidad operativa de esos misiles. Desde su puesto de control y mando, bajo cientos de toneladas de hormigón a prueba de bombardeos, un oficial, con la ayuda de sólo otras cuatro personas y un superordenador, podía detectar cualquier movimiento entre el extremo más oriental de Oriente Medio e Israel, y derribarlo sin tocar una sola tecla. “Podemos detectar cualquier tipo de amenaza en el aire, y decidir desde aquí si lo interceptamos con un Jetz, si activamos las baterías Patriot porque se trata de una amenaza de menor importancia, un misil convencional, o sencillamente si lo dejamos pasar porque sabemos que caerá en zona deshabitada”, explicaba el militar para justificar tales decisiones y el precio por unidad: 3,2 millones de dólares. El oficial agregó: “El sistema es automático, nosotros sólo lo alimentamos con información táctica y de los servicios de inteligencia, y en caso de emergencia decidimos cómo proceder.
Inspirado en el programa de la “Guerra de las Galaxias” que impulsó el presidente de Estados Unidos, Ronald Reagan (1980-1988), el “Jetz” ha sobrevivido a los recortes presupuestarios, merced a la ayuda financiera de EEUU, interesada en la tecnología israelí. La peculiaridad del Jetz”, del que en estos momentos existen dos baterías operativas -una en Palmajim, al sur de Tel Aviv, y la segunda en el norte de Israel-, radica en su potente radar “Green Pine”, capaz de detectar misiles enemigos a cientos de kilómetros de distancia, calcular sus trayectorias y definir los puntos de encuentro para su destrucción. Cualquier alteración en la trayectoria balística es registrada por el radar y el ordenador, de forma que el “Jetz”, con sus 7 Mach de velocidad, se dirija hacia él y lo haga explotar fuera de la atmósfera bien por impacto o por aproximación, sin consecuencias para la población en tierra.
La finalidad del esperado Sharvit Ksamim, que estaría operacional antes de lo previsto, es neutralizar a todos los misiles de corto alcance, a los misiles crucero y a los otros objetivos que el sistema de defensa antimisiles Jetz podría ignorar. No obstante tener ese gran potencial, Israel debería extremar sus esfuerzos para destruir los arsenales y plataformas de lanzamientos de cohetes antes que se agoten sus costosos misiles defensivos.
Los “indignados” israelíes, que se manifiestan justificada y pacíficamente por la obtención de viviendas y mejores condiciones de vida, deben tener en cuenta el dispendioso valor de cada unidad del Varita Mágica, un millón de dólares, para que sus exigencias no sean satisfechas en desmedro del indispensable presupuesto militar.
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