Cristina Kirchner vuelve a la Casa Rosada mostrando la cicatriz de su operación
Kirchner durante su comparecencia. | Reuters
Había una montaña de asuntos por resolver, pero la primera decisión que tomó Cristina Kirchner, al término de su período de convalecencia fue la de exhibir plenamente la cicatriz que le atraviesa la base del cuello. En su primera aparición en público, después de la extirpación de su tiroides, la presidenta pidió a los técnicos de iluminación que no se anduvieran con remilgos.
Aparte de la cicatriz, otro de los cambios que pudieron notar los que asistían a la recepción en la Casa Rosada, fue el toque de color que le dio a su vestimenta. La jefa del gobierno rompió el riguroso luto que llevaba desde el fallecimiento de Néstor Kirchner, con unas hombreras de tonos grises y dorados. En una sarcástica alusión a los rumores que corrieron cuando se supo que no padecía de cáncer y que sin embargo se operó, Cristina dijo: "pensé que si me ponía un pañuelo, el diario 'Clarín' publicaría que no hubo cirugía y que todo fue un invento para escabullirme de mis obligaciones. Ustedes saben que la estética me puede, pero resolví salir al paso de esos infundios".
Y refiriéndose tácitamente a sus adversarios, acotó: "Algunos se decepcionaron (de que no tuviera cáncer), pero afortunadamente no pude complacerlos". La presidenta llegó al Casa Rosada a las 18.30 (hora local) y de inmediato ingresó en el Salón de las Mujeres, donde la esperaban sus ministros los gobernadores provinciales del bando oficialista. Mientras que una multitud la ovacionaba en la explanada del palacio de gobierno, Cristina asistió a la firma de una serie de convenios para diferentes obras públicas.
Luego tomó la palabra y el eje de su discurso giró en torno a lo que ella misma tituló como "la parábola del mundo al revés". "En ese mundo Gran Bretaña que hace 100 años usurpó las Malvinas, nos acusa de ser un país colonialista. Y más encima de intimidar a los habitantes de las islas. ¿Cómo se explica entonces, que un número tan grande de empresarios británicos trabaje en nuestro país? No queremos imponer a los habitantes del archipiélago la nacionalidad argentina. Que conserven la suya (británica) pero hay que respetar las resoluciones de las Naciones Unidas que llaman a negociar la soberanía de ese territorio". Siguiendo ese hilo de reflexión, la oradora criticó a las empresas petrolíferas por no reinvertir sus ganancias en la extracción y la producción de combustibles, al tiempo que culpan al gobierno por no cumplir con su parte en los acuerdos.
Luego le tocó su turno al modelo de libre mercado que sostienen los países desarrollados. "Me enteré de que el gobierno de Italia dispuso el allanamiento de las oficinas de Fitch, una de esas consultoras que fustigan a los que no comulgan con el neoliberalismo. En la Argentina jamás se hubiera tomado una medida tan drástica y sin embargo nos acusan de tiranizar la economía. Que puedo decirles: el mundo al revés".
Antes de descargar su ironía sobre los adversarios nacionales y extranjeros del gobierno, la presidenta participó en una videoconferencia con las autoridades provinciales que se beneficiaron con las obras que impulsó el gobierno. Cristina rezumaba buen humor por todos los poros. Varias veces interrumpió a sus interlocutores para devolver el saludo del público de provincias que asistía a las ceremonias. "Le doy las gracias a ese señor calvo que agita la mano. Y lo mismo al barbudo de la primera fila". En la explanada del palacio presidencial, el público que la veía en una pantalla gigante, agitaba unos enormes lienzos con el lema de "Cristina el pueblo agradece a Dios por tu recuperación" y "gracias a la Virgen por devolver la salud a la presidenta".
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