Una serie de explosiones en barrios chiitas del norte de Bagdad dejaron en la mañana de hoy por lo menos 21 muertos y decenas de heridos, en medio de una severa crisis política que puso en carne viva las divisiones entre chiitas y sunitas.
Se trata de los peores atentados en la capital iraquí desde la serie de explosiones que mataron a 60 personas el 22 de diciembre, apenas cuatro días después de la salida de los últimos soldados estadounidenses que aún restaban en el país.
Los atentados de este jueves ocurrieron en los dos más emblemáticos barrios chiitas de Bagdad: Kazimiya, donde se encuentra el mausoleo del 7º imán, Musa al Kadum, y Sadr City, el más extenso barrio chiita de la capital.
En Kazimiya, dos automóviles repletos de explosivos estallaron alrededor de las 9 local en cruces cercanos. Estos atentados dejaron 12 muertos y 22 heridos, de acuerdo a un funcionario del ministerio de Defensa, aunque una fuente del ministerio del Interior mencionó 15 muertos y 31 heridos.
En Sadr City, una moto con bombas estalló hacia las 7 local próximo a un grupo de jornaleros que aguardaban ser llamados para un día de trabajo. Esta explosión provocó 7 muertos y 20 heridos, según una fuente del ministerio del Interior.
Poco más tarde, dos bombas ocultas a un costado de la ruta estallaron cerca del principal hospital del barrio en momentos en que llegaban los heridos del primer atentado, dejando otros dos muertos y 15 otras personas heridas, de acuerdo con la misma fuente.
Estos atentados ocurren en plena profundización de la crisis entre los bloques políticos sunitas y chiitas. Varios dirigentes de ambas vertientes ya habían expresado en los últimos días la preocupación ante la posibilidad de un resurgimiento de ola de violencia confesional que ya dejó decenas de miles de muertos entre 2006 y 2007.
La actual crisis se configuró después que el bloque parlamentario Iraqiya, de orientación sunita, pasó a denunciar a partir de diciembre y en tono sumamente fuerte los métodos de gobierno del primer ministro Nuri al Maliki, un chiita.
La situación se agravó a raíz del mandato de arresto contra el vicepresidente Tarek al Hashemi, un sunita, quien encontró refugio en la norteña región del kurdistán iraquí.
El bloque Iraqiya, segundo mayor grupo parlamentario, con 82 legisladores, boicotea desde hace más de dos semanas los trabajos del Parlamento, y sus nueve ministros hacen lo mismo en el seno del gobierno.
"Los responsables políticos luchan entre ellos por el poder, nosotros pagamos el precio", lamentó Ahmed Khalaf, uno de los jornaleros que testimonió una de las explosiones en Sadr City.
Estados Unidos y la ONU formularon llamados a la calma y pidieron un diálogo entre los diferentes bloques políticos, pero no ha habido negociaciones de aproximación entre las partes por el momento.
El primer ministro Maliki pareció ceder levemente esta semana al aceptar que los ministros de Iraqiya mantengan el boicot sin ser despedidos de sus cargos, para pasar a ser considerados "en vacaciones".
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