Por Tao Wenzhao
Pekín, 20/03/2012 (El Pueblo en Línea) -La matanza de civiles imposibilita a EEUU contactar y negociar con los talibanes, a la vez que constituye impedimento para una retirada airosa.
La matanza de 16 civiles afganos el 11 de marzo ha provocado intensas protestas en Afganistán, con lo cual no sólo se deterioraron aún más las relaciones entre Estados Unidos y Afganistán, sino que también peligra la estrategia de EEUU en Afganistán".
Las fuerzas castrenses estadounidenses en Afganistán suelen verse a sí mismas como contingente armado que liberó al país del régimen de los talibanes y lo colocó en el sendero de la democracia. Pero no esta visión no coincide con las de los civiles afganos que percibe en ellos a un ejército de ocupación. Los soldados estadounidenses son diferentes de los civiles afganos en cuanto a estilo de vida, tradiciones culturales y religión, y los soldados estadounidenses no están dispuestos a tomar la iniciativa de tratar de comprender y respetar la cultura religiosa de los civiles afganos.
Por otro lado, aunque el ejército de EEUU rote sus tropas, muchos soldados han regresado a Afganistán en varias ocasiones, y como la guerra se ha prolongado, las tropas se sienten cada vez más desmoralizadas y muchos soldados sufren de depresión. Esto ha contribuido a la serie de incidentes recientes, como en los casos de insultos a los cadáveres de soldados talibanes y la quema del Corán, a los que se sumó el más reciente incidente relacionado con el asesinato de civiles.
Aunque el presidente Barack Obama, el secretario de Defensa, Leon Panetta, y la secretaria de Estado estadounidense, Hillary Clinton, han pedido disculpas por los asesinatos y declarado que habrá una investigación a fondo, hasta el momento es sólo un soldado solitario, el sargento Robert Bales, quien ha sido acusado de los asesinatos. El Gobierno y civiles afganos han exigido al ejército de EEUU que entregue al soldado para someterlo a un juicio público. Pero el ejército de EE.UU. en Afganistán goza de extraterritorialidad y no se rige por las leyes afganas. El presidente afgano, Hamid Karzai, ha acusado al Pentágono de no cooperar plenamente con una investigación sobre los homicidios.
El asesinato de los 16 civiles, que incluyeron mujeres y niños, ha enfurecido a los civiles afganos, así como a los talibanes. Los manifestantes han exigido que el Gobierno de Karzai se niegue a firmar el acuerdo que permitiría a los asesores de Estados Unidos, y tal vez a las fuerzas especiales militares, permanecer en Afganistán después de 2014.
Tras la muerte de Osama bin Laden, Obama anunció planes para retirar a todas las tropas estadounidenses de Afganistán para el año 2014, pues la situación financiera de EEUU no le permite el lujo de gastar más en sus fuerzas en Afganistán. El ejército comenzó la retirada el 1 de julio.
El gobierno de Obama comprende que el ejército de EEUU no puede derrotar a los talibanes, por no decir ya eliminarlo, y ha tratado de ganarse a algunos de los combatientes del Talibán diciendo que hay una diferencia entre los soldados talibanes que luchan por una creencia y la gente común que lucha debido a la pobreza.
Sin embargo, la muerte de los civiles ha imposibilitado a EEUU contactar y negociar con los talibanes, que han prometido venganza contra el ejército de estadounidense.
La actitud de los talibanes es muy clara, quieren unirse al proceso de reconciliación nacional, pero a condición de que todos las fuerzas armadas extranjeras se retiren de Afganistán.
Obama llamó a Karzai para reafirmar los planes de las fuerzas afganas de tomar la delantera en operaciones de combate el próximo año y asumir plena responsabilidad por la seguridad en Afganistán a finales de 2014. Pero el gran problema que rodea a la retirada de las tropas de Estados Unidos es si el Gobierno afgano será capaz de mantener la estabilidad básica por sí mismo. En la actualidad, las fuerzas de seguridad afganas son incapaces de mantener la seguridad pública en todo el país. Pero cuanto más tiempo permanezca el ejército de EEUU en Afganistán, más serán los incidentes, que a su vez alimentarán el sentimiento antiestadounidense entre la población civil.
Es evidente que la estrategia afgana de Obama está en peligro de chocar contra las rocas.
El autor es investigador del Instituto de Estudios sobre EEUU, de la Academia de Ciencias Sociales de China.
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