Rusia desarrolla el componente aéreo de las fuerzas estratégicas. Las Fuerzas Aéreas se dotan de bombarderos modernizados con nuevo armamento. Los misiles modernos amplían las posibilidades de la aviación de largo alcance y garantizan su aplicación en diversas acciones de combate.
Del garrote hacia la espada
En febrero de 2012 las Fuerzas Aéreas de Rusia fueron dotadas por primera vez de la versión modernizada del bombardero Tu-22M3M. Equipado con nuevos armamentos y equipos estos aviones serán un importante elemento del poderío de la aviación militar nacional en las décadas de 2020 y 2030. A la par con este bombardero siguen modernizándose los aviones Tu-160 y Tu-95MS.
La aviación estratégica o de largo alcance es considerada como la parte más flexible de la triada nuclear. La posibilidad de empleo de diversos medios de ataque y, como consecuencia, la posibilidad de impactar contra los más diversos objetivos, la capacidad de cambiar de objetivo ya después del lanzamiento – todo esto hace se la aviación de largo alcance sea un instrumento de combate universal.
La base de la dotación de municiones de los bombarderos pesados Tu-95 y Tu-160 son hoy los misiles de crucero Kh-55 creados a principios de los años ochenta y sus derivados. El Kh-55 “base” con ojiva termonuclear y autonomía de vuelo de hasta 2.500 kilómetros, es un armamento suficientemente flexible de la guerra nuclear: probable desviación circular de menos de veinte metros en combinación con la poderosa carga de doscientos kilotones permiten a estos misiles destruir objetivos altamente protegidos con una probabilidad próxima a la unidad.
Para conflictos convencionales se diseñó la versión de estos misiles conocida como Kh-5, con cuatrocientos kilogramos de explosivos. La autonomía de vuelo del misil se redujo hasta los quinientos-seiscientos kilómetros por cuenta del mayor peso de los misiles convencionales. El Kh-55 podría ser un instrumento universal de la aviación de largo alcance, pero el desplome de la Unión Soviética hizo que su fabricación se redujera al extremo.
Como armamentos con buenas perspectivas de los bombarderos pesados se contemplan los misiles Kh-101 y Kh-102. El Kh-101 lleva misiles convencionales, mientras que el Kh-102 lleva una “carga especial”. Son misiles con una velocidad crucero de doscientos metros y máxima de cerca de doscientos setenta metros por segundo. La probable desviación circular del Kh-101 es de diez metros, lo que permite calificarlo como arma de alta precisión. La autonomía de vuelo del misil supera los cinco mil kilómetros, lo que dificulta grandemente la detección y la interceptación de los portadores.
Este misil hace poco tiempo que fue probado y por el momento su cantidad en los arsenales de la aviación de largo alcance no es grande. No obstante, el proceso de renovación continúa.
Portaaviones asesino
Una de las misiones principales de la aviación de largo alcance siempre fue la destrucción de objetivos marítimos del probable enemigo, y, en primer lugar, los portaaviones de la Armada de EEUU. Esta gran atención que se prensa a los portaaviones es evidente: teniendo a bordo entre treinta y cincuenta tan sólo aviones de choque, el portaaviones en las proximidades de las costas rusas se convierte en un arma estratégica. Su neutralización en caso de un hipotético conflicto es la tarea primordial.
El arma principal antibuque de la aviación de largo alcance sigue siendo el misil de crucero Kh-22, creado a finales de la década de los sesenta, y que es lanzado desde los bombarderos Tu-22M3. Dado que posee una alta velocidad, una gran autonomía de vuelo y una potente carga, el Kh-22 sigue siendo hasta ahora un arma eficaz, aunque, de todos modos, en los próximos años será dado de baja “por antigüedad”.
Según algunas informaciones, el Kh-22 debe ser sustituido por el Kh-32 más complicado que el anterior por sus principales características. La velocidad máxima de los Kh-32 será de unos cuatro mil kilómetros por hora, se diferencia poco del modelo anterior, pero la autonomía de vuelo deberá crecer considerablemente: de cuatrocientos cincuenta-sesenta a ochenta-mil kilómetros. Se espera que el Kh-32 sea incorporado a los armamentos para 2020.
Esta autonomía se puede alcanzar únicamente teniendo un indicador de objetivo exterior, lo que automáticamente supone la necesidad de desplegar la correspondiente agrupación de satélites o la existencia de aviones especializados, que en la aviación nacional tras la puesta fuera de servicio del Tu-95RTs, ya no quedan. Sólo queda esperar que el asunto de los indicadores de objetivos se resuelva para cuando el nuevo misil entre en servicio.
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