Estados Unidos comienza a respirar libre de la amenaza terrorista en su suelo. Le ha costado más de diez años, pero la repetición de los ataques del 11 de septiembre de 2001 contra las Torres Gemelas de Nueva York u otros atentados terroristas de similar virulencia están descartados. Así lo creen fuentes de Inteligencia y contraterrorismo norteamericano citadas por Reuters, que también consideran que durante este año y el próximo es altamente improbable que pueda producirse en su territorio un ataque biológico, químico o nuclear.
El «número dos» de la Inteligencia Nacional, Robert Cardillo, ha ratificado en una rueda de prensa que la ola de movimientos enmarcados en la «Primavera Árabe» ha supuesto un contratiempo estratégico para el núcleo duro de Al Qaida, en cuyo seno estas revueltas no han despertado simpatías. En este sentido, un alto cargo contraterrorista norteamericano ha recalcado los «claros progresos realizados hacia la derrota de Al Qaida» y ha advertido de la supervivencia de «un número de activas redes en Reino Unido».
Aunque responsables antiterroristas estadounidenses, bajo la condición de anonimato, no han asentido que la «Primavera Árabe» haya sido o esté cerca de ser una «derrota estratégica» para Al Qaida, sí han admitido que la mayor preocupación de Washington es la actuación de los denominados «lobos solitarios», potenciales terroristas y extremistas que son formados por las corrientes islamistas pro «yihad» (guerra santa) a través de Internet, medios afines o en las propias cárceles norteamericanas por exmiembros de la organización terrorista. No obstante, descartan que haya otro 11-S. De hecho, estas mismas fuentes han señalado que solo hay cuatro ramificaciones de Al Qaida que están consideradas una amenaza para los intereses de Estados Unidos.
De entre ellas, afirman, su división en la Península Arábiga, con base en Yemen, es la más sangrienta de sus grupos y se cree que una de las que ha tramado infructuosamente atentados en Estados Unidos durante los últimos 18 años con bombas alojadas en aviones, en cartuchos de tinta, o ataques suicidas de la misma índole. Al Qaida en Irak, por su parte, que germinó durante la invasión estadounidense en 2003, permanece con una fuerte presencia en el territorio y una alta letalidad de sus ataques. Asimismo, fuentes de Inteligencia han dejado entrever la posibilidad de que esté expandiendo su área de influencia hacia Siria, si bien no han destacado el grado de peligrosidad que pueden conllevar sus acciones.
El continente africano es otra de las áreas de mayor actividad de Al Qaida, con su división en elMagreb Islámico (AQMI) y con sus estrechos lazos con la milicia somalí Al Shaabab. De la primera, las citadas fuentes estadounidenses han alertado de la propaganda que está obteniendo este grupo mediante el secuestro de extranjeros. En segundo lugar, de Al Shaabab han subrayado el creciente apoyo que está recabando de la población y, por ende, del incremento de la captación de milicianos.
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