31-05-2012 / 13:31 h EFE
La Justicia rusa condenó hoy a 12 años de cárcel a un coronel ruso en la reserva por vender secretos cartográficos a Estados Unidos poniendo así en peligro la seguridad nacional.
El coronel del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas rusas Vladímir Lazar fue sentenciado por "alta traición por espionaje, crimen que está tipificado en el artículo 275 del código penal", según informó el Servicio Federal de Seguridad (FSB, antiguo KGB).
"Durante su estancia (de Lazar) en Moscú y actuando por encargo del agente de los servicios de espionaje militar estadounidense Alexandr Lesment, obtuvo y le entregó una gran cantidad de imágenes de mapas tipográficos que incluyen datos que representan secreto de Estado", añadió la fuente.
Al parecer, Lazar, que sirvió en las Fuerzas Armadas soviéticas y rusas entre 1975 y 2003, tuvo acceso a partir de abril de ese año a secretos de Estado al ostentar diversos cargos en empresas estatales vinculadas con la topografía y la geodesia.
El coronel habría comprado a un coleccionista discos ópticos con más de 7.000 imágenes de mapas de territorio ruso, copiado y entregado en Bielorrusia a un intermediario de los servicios secretos estadounidenses.
Esos secretos de Estado irían a parar a manos de Lesment, antaño ciudadano ruso, ahora residente en Estonia y que colabora activamente con el Pentágono desde 1994, según la Fiscalía rusa.
"Su entrega (de los mapas) a estructuras militares de otros países puede asestar un importante revés a la seguridad exterior de Rusia, al permitir la planificación de posibles acciones militares", afirmó Marina Gridniova, portavoz de la Fiscalía.
Entre otras cosas, esos mapas pueden ser utilizados para el lanzamiento de misiles, el cumplimiento de misiones de la aviación enemiga o la realización de operaciones militares terrestres.
Recientemente, el empleado de un centro de investigación de la industria militar rusa también fue acusado de entregar a un país extranjero datos secretos del misil intercontinental Bulavá, capaz de burlar cualquier escudo antimisiles, incluido el norteamericano.
Los Bulavá son el orgullo del arsenal nuclear ruso, ya que pueden llevar hasta diez ojivas de guiado autónomo y tienen 8.000 kilómetros de alcance.
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