Los astilleros Severnaya Verf (San Petersburgo) terminaron la construcción de otra moderna corbeta, la “Stoikiy” que junto con las “Stereguschiy” y “Soobrazitelniy”, se encargarán de la vigilancia de las fronteras marítimas de Rusia en el mar Báltico.
En la construcción del “Stoikiy” fueron incorporadas novísimas innovaciones tecnológicas en armamento, comunicaciones y sistemas automatizados. La corbeta aprovecha las tecnologías stealth que la hacen invisible a los radares enemigos. Es un buque compacto, potente y con alta capacidad de maniobra. Puede batir blancos de superficie y submarinos, comenta el contraalmirante Serguei Farkov, jefe del Estado Mayor de la Flota del Báltico:
–El buque está dotado de un cañón de cien milímetros, dos de treinta milímetros y misiles de última generación. Su desplazamiento no es grande, pero la corbeta dispone de una autonomía suficiente para cumplir misiones en zonas navales cercanas.
Hasta 2020, los astilleros Severnaya Verf construirán para la Armada rusa seis corbetas y seis fragatas. La Marina de Guerra tiene una demanda muy elevada de esta clase de buques, destaca el analista en temas militares Vladímir Scherbakov:
–Son buques que realizan labores rutinarias y cotidianas para la Marina, cumpliendo una amplia gama de misiones. Tal vez, son aún más necesarios que los portaviones porque sin ellos la flota no tiene sentido. Precisamente las corbetas y fragatas proporcionan el soporte operacional a los submarinos portamisiles estratégicos, protegen la zona económica del país y cumplen otras misiones como la lucha contra la piratería.
Hoy por hoy, se promueve como objetivo prioritario la tarea de garantizar la seguridad de las costas. En el Lejano Oriente de Rusia se plantea de una forma realista la dificultad que genera el problema de la lucha contra la pesca furtiva, incluyendo la internacional. Los pescadores furtivos de diversos países en reiteradas ocasiones intentan beneficiarse de las riquezas biológicas de los mares lejanos orientales. Emplear destructores para impedir su actividad es poco rentable por lo que para cumplir estas misiones son más idóneos buques de guerra no tan grandes dotados de armamentos y equipos modernos, capaces de controlar los accesos a la costa.
En el periodo de 2011 a 2020 está previsto asignar más de ciento cincuenta mil millones de dólares para la modernización y reequipamiento de la Armada rusa. En el curso de diez años, las fuerzas navales rusas planean incorporar a sus arsenales cien buques, incluidos treinta y cinco corbetas y quince fragatas. En combinación con otras medidas, esto permitirá conferir una nueva calidad y fuerza a la Armada naval de Rusia.
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