A pesar del evidente enfriamiento de las relaciones entre Rusia y los países miembros de la OTAN, ninguna de las partes se niega a la realización de los programas militares conjuntos. Uno de estos programas son las maniobras regulares de la Fuerza Aérea de EEUU y sus aliados, conocidas como Red Flag, y que tendrán lugar en octubre de 2012.
La idea de realizar las maniobras Red Flag surgió durante la guerra de Viet Nam, cuando la Fuerza Aerea y la aviación de la Marina de EEUU apostaron por los aviones multifuncionales pesados F-4 Phantom II y F-105 Thnderchief, y demostraron no estar preparados para el combate cercano con los Mig ligeros y maniobrables de la Fuerza Aérea de Viet Nam, ya que confiaron demasiado en los potentes radares y misiles de medio alcance: en la práctica los combates no sucedían según lo planificado, según suponían las formaciones teóricas antes de la guerra, y la correlación de pérdidas en los combates aéreos resultó no estar a favor de los norteamericanos.
Esta situación era necesario corregirla inmediatamente, máxime que sobre las arenas del Levante, los pilotos de la Fuerza Aérea de Israel y Francia volaban naves francesas y norteamericanas y mostraban excelentes resultados durante los combates contra los árabes, quienes disponían de una Fuerza Aérea mucho más potente que la de los vietnamitas, con la misma escuela soviética. La Fuerza Aérea de EEUU solicitó la realización de una investigación, conocida como Project Red Baron II, y que arrojó como resultado que las habilidades del piloto y sus posibilidades de sobrevivir en un combate aéreo como promedio se incrementan considerablemente tras el cuplimiento de diez vuelos de combate. Las maniobras Red Flag, que comenzaron a realizarse desde 1976, tenían como objetivo garantizar a cada piloto o operador de los sistemas de armamentos diez vuelos de aprendizaje con intensos combates realistas, capaces de acumular una experiencia similar a la de una operación aérea real.
Actualmente los ejercicios Red Flag se han convertido en maniobras aéreas de muchas etapas, que tienen lugar prácticamente durante el transcurso de todo el año. Además de las etapas Red Flag y Red Flag Alaska, que se concentran esencialemente en el combate aéreo de los cazas, estas maniobras incluyen otras etapas: Joint Expeditionary Force Experiment, ejercicios de gran envergadura de Comando y Estado Mayor para los comandantes superiores de la Fuerza Aérea y EEUU y sus aliados; Jaded Thunder, una serie de ejercicios durante los cuales los pilotos de la Fuerza Aérea, la Fuerza Aérea de la Marina y la aviación del cuerpo de infantería naval de EEUU aprenden a detectar e identificar objetivos terrestres, incluídos los que se camuflan como objetivos civiles en condiciones de densas urbanizaciones; Mobility Air Forces Exercises, ejercicios de la aviación de transporte, durante los cuales los pilotos de las naves de transporte aprenden a interactuar con la utilización de diversos medios de detección y comunicación, así como a actuar en condiciones de guerra radioelectrónica.
En la primavera de 2012 fue dado a conocer que la Fuerza Aérea de Rusia participarían en los ejercicios conjuntos de la serie Red Flag que tendrán lugar en otoño de este año junto a los norteamericanos. Del 8 al 19 de octubre, en la base aérea Nellis, del estado de Nevada, tendrán lugar los ejercicios Red Flag 13-1 (los ejercicios son numerados por los años financieros y estas serán las primeras del año financiero 2013). Al igual que la India, que participó en Red Fag con los Su-30MKI varios años atrás, Rusia tendrá la oportunidad de comprobar sus naves en combates realistas con los aviones de la Fuerza Aérea de EEUU.
Esta posibilidad es extremadamente valiosa: hasta el momento el único avión ruso de cuarta generación que tuvo la ocasión de participar en combates reales con naves fabricadas en occidente, fue el Mig-29, y las posibilidades de uso en las condiciones específicas de las guerras de 1991 y 1999 fueron muy limitadas. La posibilidad de probar los aviones rusos modernizados Su-27SM, Su-30M2, Mig-29SM u otras naves de ataque contra aviones y pilotos occidentales reales, aunque sea en un combate de prueba, es demasiado atractiva para desecharla.
Por supuesto que surge una pregunta de carácter político: “¿contra quién nos unimos?” La respuesta es extremadamente simple: contra nadie. Rusia y EEUU hace tiempo que encuentran con éxito un lenguaje común en la esfera militar. En este punto ambos países comparten más problemas comunes que divergencias. Por otro lado, las contradicciones existentes todavía son demasiado profundas para zanjarlas en corto tiempo. Por lo visto, ninguna de las partes ve inconvenientes en estudiar más de cerca a su contraparte.
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