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sábado, 1 de septiembre de 2012

Carrera contrarreloj para tratar de averiguar qué mató a Yaser Arafat



El tiempo corre y la posibilidad de encontrar la causa de la muerte del líder palestino Yaser Arafat, fallecido en un hospital militar de París en noviembre de 2004, se aleja cada minuto que pasa. La viuda de Arafat, Suha, y el tribunal francés que la pasada semana anunció la apertura de una investigación en torno a la muerte del expresidente de la Autoridad Nacional Palestina deben dar su visto bueno a que un equipo del Instituto Radiofísico de Lausana viaje a Ramala y colabore en la exhumación del cadáver de Arafat.

Los científicos suizos habrían detectado en los efectos personales del fallecido líder palestino la presencia de polonio 210, una sustancia altamente radioactiva que ya causó la muerte del exespía rusoAlexander Litvinenko en Londres en el año 2006. Los exámenes forenses realizados por el Instituto Radiofísico de Lausana sugieren que el «rais» pudo morir víctima de un envenenamiento, según reveló en julio la cadena árabe Al Yazira, en un documental fruto de una investigación de nueve meses.

«Si esperamos mucho, las pruebas no tendrán sentido», aseguran los científicos

La institución científica ha instado a la viuda de Arafat a tomar cuanto antes una decisión: si las pruebas no se realizan pronto, será imposible hallar una eventual presencia de polonio entre los restos del líder palestino, ya que la sustancia desaparece pasados ocho años. La radiactividad del polonio se reduce a la mitad cada 138 días, según explicó el portavoz del centro científico Darcy Christen, que añadió: «Si esperamos mucho, las pruebas no tendrán sentido. Creemos que hay entre un 50% y un 60% de posibilidades de detectar la presencia de la sustancia. Si lo dejamos para octubre o noviembre, claramente tendríamos que plantearnos la investigación», indicó a la agencia Reuters.
Sin autopsia

Nunca ha existido una explicación médica clara sobre la muerte del líder palestino. La mujer de Arafat rechazó entonces que se le practicase una autopsia al cádaver. Un informe de hospitalización firmado por el entonces jefe del servicio de Hematología del hospital, Thierry de Revel y al que ha tenido acceso el portal Slate.fr, el «rais» ingresó en el hospital militar de Percy, cerca de París, con una inflamación intestinal y problemas «graves» de coagulación. Los síntomas descritos en el documento coincidirían, según el citado medio, con un posible «envenenamiento» causado por una tóxina fúngica. También se explica que Arafat comenzó a sentirse mal el 12 de octubre, cuatro horas después de cenar, cuando empezó a tener «náuseas, vómitos y dolor intestinal».
REUTERS
Arafat, junto a su mujer, Suha, ya enfermo en octubre de 2004

Tras casi tres años confinado en su residencia de Ramala -el Gobierno israelí había restringido su libertad de movimientos en diciembre de 2001 por su presunta implicación en acciones armadas-, Arafat partió al alba, el 29 de octubre de 2004, en un helicóptero militar jordano hacia Amán, tras recibir la autorización de Tel Aviv. Allí cogió un avión hacia París, donde finalmente ingresó en el hospital militar de Percy para recibir tratamiento.

Gripe, infección intestinal, leucemia, fallos en sus riñones y en su hígado... «Nadie dio ningún parte médico completo», contaba tras la muerte del líder palestino el corresponsal de ABC en París, Juan Pedro Quiñonero, que explicó: «En el momento crucial, la decisión familiar y la presencia de autoridades religiosas musulmanas quizá hizo imposible una autopsia que despejase las dudas de un posible envenenamiento». Quizá el hallazgo del Instituto suizo en la ropa, el cepillo de dientes y la «kefiya» de Arafat -de la que nunca se separaba- permitan ahora saber qué acabó con la vida del «rais».

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