El fondo marino escaneado con tecnologia sonarHace un tiempo un buen amigo y célebre astrofísico me decía en una conversación que a la inmensa mayoría de los "OVNI" (Objetos Volantes No Identificados) deberíamos llamarlos en realidad "OVMI", es decir, Objetos Volantes Mal Identificados. Y es que con frecuencia, cuando nos encontramos ante algo que no podemos decir con seguridad de qué se trata, nuestra imaginación nos suele hacer caer en la falacia común de olvidar las respuestas más simples llevándonos a conclusiones erróneas.
Esto es precisamente lo que ocurrió con el llamado "Ovni en el Mar Báltico" en el que la prensa e Internet, tanto en foros pseudocientíficos como también en medios de comunicación más serios, no dudaron en calificar el hallazgo con todo tipo de adjetivos misteriosos, ofreciendo además soluciones cada vez más extravagantes.
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Hagamos un poco de memoria. Hace algo más de un año, en junio de 2011, el cazatesoros Peter Lindberg al mando de su equipo de buzos llamado Ocean X, mediante el uso de tecnología sonar, encontraron una extraña formación a unos 92 metros de profundidad en las aguas del Mar Báltico.
El objeto en cuestión tenía forma ovalada, sobresale unos metros del fondo del mar y tiene un diámetro aproximado de unos 60 metros. Presenta los bordes redondeados y de su cubierta partían unas protuberancias que algunos describieron como pequeñas chimeneas.
Las imágenes tomadas desde la superficie mediante sonar apenas dejaban nada claro, lo que no fue obstáculo para que, ante este inusual descubrimiento marino, empezaran a surgir las más disparatadas teorías que, como sucede siempre en estos casos, se han demostrado equivocadas.
Imagen de la formacion tomada mediante sonarAlgunos opinaban que era una nave extraterrestre accidentada que tras algún problema terminó estrellándose en el fondo del mar. Otros afirmaron que podría tratarse de un artefacto desconocido inventado en secreto por los nazis para hundir submarinos en la Segunda Guerra Mundial. Incluso, algunos atrevidos fueron más lejos creyendo haber encontrado indicios de la mitológica civilización de la Atlántida…
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Cuando surgen todo este tipo de teorías lo más aconsejable es hacer uso de la célebre "Navaja de Occam", un principio que afirma que, en igualdad de condiciones, el postulado más sencillo suele ser el correcto. Es un sano ejercicio de razonamiento crítico que nos ayuda a descartar las soluciones rocambolescas en favor de hipótesis más lógicas.
En el caso del mal llamado "ovni del Mar Báltico" la solución finalmente ha sido mucho más sencilla y menos esotérica de lo que algunos pensaron. El equipo de Ocean X volvió al lugar del hallazgo y se sumergieron para tomar algunas muestras del extraño objeto. Estas pruebas se enviaron al departamento de geología de la Universidad de Estocolmo en donde fueron analizadas por el profesor Volker Brüchert.
Los resultados geológicos mostraron que se trata simplemente de una formación natural de origen volcánico, concretamente basalto, una de las rocas más abundantes en la corteza del planeta.
El profesor Volker, tras haber estudiado las muestras, explica además que la forma submarina encontrada por el equipo Ocean X está compuesta de material magmático, muy frecuente en esos fondos marinos. Hay que tener en cuenta que el Mar Báltico ha estado muy influenciado históricamente por procesos glaciares desde su formación. La "anomalía" descubierta es probablemente una roca basáltica arrastrada desde la superficie de la tierra como consecuencia de un glaciar o simple lava solidificada y esculpida por la erosión del agua durante tanto tiempo.
Otro misterio que nuevamente se resuelve de la manera más terrestre y menos fantasiosa posible.
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