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Expertos surcoreanos han estimado que el cohete lanzado por Corea del Norte el pasado 12 de diciembre para poner un satélite en órbita empleó tecnología propia de misiles balísticos de largo alcance, según el análisis de los restos del proyectil que realizaron. La fracción estudiada corresponde a la parte superior de la primera fase del cohete Unha-3, que cayó el Mar Amarillo al oeste del provincia surcoreana de Jeolla del Norte y fue recuperada por la Marina surcoreana dos días después del lanzamiento.
Tras estudiar la pieza cilíndrica, de 7,6 metros de largo, 2,4 metros de diámetro y 3,2 toneladas de peso, los expertos han asegurado que es un contenedor hecho de una aleación de aluminio y magnesio que almacenaba ácido nítrico fumante rojo, usado como oxidante para el propulsor de la primera fase del cohete. Un miembro del equipo de investigadores explicó -en declaraciones recogidas por la agencia Yonhap- que este compuesto, raramente empleado por países que poseen tecnología espacial avanzada, «se utilizaba en misiles desarrollados por la Unión Soviética».
Sobre esa base «el equipo ha concluido que [el cohete] se hizo con el objetivo de realizar un ensayo con tecnología de misiles balísticos intercontinentales, más que para constituir una lanzadera espacial», añadió. Corea del Sur, EE.UU. y buena parte de la comunidad internacional consideran que el lanzamiento ocultó una prueba de misiles, lo que violaría dos resoluciones de la ONU que prohíben a Pyongyang realizar dichos ensayos.
El equipo estimó que el contenedor encontrado puede almacenar unas 48 toneladas de oxidante y realizó una simulación que indicó que el propulsor sería capaz de transportar una carga útil de 500 kilos y volar más de 10.000 kilómetros, por lo que podría alcanzar la costa oeste estadounidense.
No obstante, al carecer de información sobre la segunda y tercera fase del cohete se desconoce si el Unha-3 puede efectuar una reentrada en la atmósfera para impactar en un objetivo, tal y como hace un misil balístico de largo alcance.
El equipo determinó que algunos componentes hallados en la pieza estudiada, como cables eléctricos o un sensor de compresión, fueron importados del extranjero. Pero no han hallado materiales que violen elRégimen de Control de Tecnología de Misiles, directriz voluntaria firmada por 34 países que pretende limitar las exportaciones de sistemas y tecnología de misiles balísticos.
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