El ex canciller de Nixon opina sobre el desafío chino, el BRIC y la cuestión nuclear. Por: Nathan Gardels
Fuente: GLOBAL VIEWPOINT. ESP. PARA CLARIN Ud. dijo hace poco que el presidente Obama le da la impresión de ajedrecista que establece sus movimientos en el plano mundial en el primer año y medio de gestión. ¿Cómo evalúa sus últimos movimientos, como el nuevo tratado START con Rusia y la cumbre de seguridad nuclear que acaba de terminar?
El START es un paso importante hacia la reformulación de la relación entre Rusia y EE.UU. Reemplaza al primer START, que había caducado en diciembre. Las reducciones anunciadas son marginales y en parte se consiguieron mediante la modificación de las normas de conteo. Es un paso útil que merece ratificación. Coincido con el intento de reducir la dependencia de las armas nucleares cuando se lo pueda hacer de forma segura. Algunas de las seguridades que se les dieron a los países no nucleares, sin embargo, me parecen demasiado explícitas. Me refiero sobre todo a la declaración de que EE.UU. no respondería a ataques biológicos y químicos con armas nucleares. Ese tema tendría que haberse dejado en la ambigüedad. En cuanto a la reciente cumbre de gobernantes, controlar el material fisionable en el mundo es vital, en especial en momentos en que se extiende el uso civil de la energía nuclear. De las tres iniciativas que tomó Obama en el plano de las armas nucleares, esa es la más importante.
Uno de los escollos de la última vez que EE.UU. y la entonces Unión Soviética analizaron una drástica reducción de armas en Reykjavik durante el gobierno de Reagan fue el tema de la defensa misilística. En esta ocasión también es un problema, dado que los rusos se oponen a la instalación en Europa de una defensa misilística que apunte contra Irán y que podría dirigirse en su contra. George Shultz, el secretario de Estado de Reagan, sugiere que EE.UU. proponga compartir el sistema de defensa misilística con Rusia y hasta instalar radares en su territorio. ¿Es una propuesta realista?
Me gusta la idea de desarrollar una defensa misilística con Rusia contra Irán. Cooperemos en el caso de Irán, pero no podemos renunciar a contar con defensas misilísticas controladas por EE.UU. que apunten a otras amenazas, como lanzamientos no autorizados y accidentales.
Cuando hizo la apertura a China con Richard Nixon, el país se encontraba estancado en momentos en que declinaba la Revolución Cultural. Desde entonces, lleva varias décadas con un crecimiento de dos dígitos, tiene una creciente clase media, los trenes más rápidos del mundo y enormes reservas de divisas. Es, además, el principal tenedor de obligaciones del Tesoro de EE.UU.. El resultado es que, en la actualidad, se advierte en China una confianza rayana en la arrogancia, que la lleva a dar muestras de gran firmeza en temas como Google, el Tíbet, Taiwán y el cambio climático. ¿Cómo debemos abordar a China?
No coincido con su catálogo de ejemplos que reflejan lo que usted llama la arrogancia china. Yo diría que durante 40 años China dio muestras de considerable moderación en el diálogo sobre Taiwán. Es cierto, por supuesto, que la China actual está mucho más desarrollada que en el momento de la apertura. Uno de los grandes desafíos de la próxima generación es si es posible armonizar de alguna manera las percepciones estadounidense y china del mundo. EE.UU. tiene sus propios valores y convicciones, pero también los tiene China. Tenemos que aprender a evolucionar juntos. Ese es el gran desafío no resuelto de la geopolítica actual.
¿China se sumará a Occidente en las sanciones contra Irán?
En las últimas semanas hubo gestos positivos. Estoy convencido de que China ve el peligro de la proliferación nuclear. La prueba será si las sanciones que surjan tendrán un verdadero impacto.
Brasil, Rusia, India y China -los países "BRIC"- mantuvieron una cumbre para coordinar estrategias a escala global. Es casi como si los gobernantes BRIC se consideraran un "nuevo movimiento (de países) no alineados" como el que existía en tiempos de la Guerra Fría...
Ya pasamos por eso con el movimiento no alineado. La cuestión es si los BRIC pueden alinear sus políticas en un bloque coherente. China y Rusia, y en ese sentido también Brasil, no son candidatos para un grupo que excluya, y mucho menos que se enfrente, a EE.UU.. Difieren del movimiento de los 70 y 80 porque ya no son países en vías de desarrollo. Por otra parte, los no alineados trataban de posicionarse entre EE.UU. y la URSS. ¿Entre quién y quién se ubican los BRIC?
Se definen en oposición a EE.UU. e instituciones como el FMI.
Eso es una cuestión más retórica que práctica. Los BRIC van a tratar de tener peso en temas económicos globales, pero me sorprendería que pudieran lograr una posición política coherente en el plano internacional. En todo caso, lo más probable es que entre los países BRIC y EE.UU. haya cooperación, no confrontación.
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