Al mismo tiempo, los medios de comunicación oficiales se esfuerzan en retratar a los miles de opositores que desafiaron la represión en las calles de Teherán, Isfahan y Shiraz como «monafeghin», es decir, enemigos del Estado y de la religión, lo que implica la condena automática a la pena capital. Desde que comenzó el año, ya se ha ahorcado a 83 personas en los patios de las cárceles del país. Por ello, el arresto domiciliario de los dos líderes reformistas más caracterizados, el ex primer ministro Mirhosein Musavi y el clérigo Mehdi Karubi, para que no pudieran asistir a la manifestación, es un intento de ocultar a la población que detrás del movimiento que quieren denigrar se encuentran algunos primeros espadas de la política iraní.
Si el presidente de Irán, Mahmund Ahmadineyad, creía haber quebrado el espíritu de resistencia de la oposición, muy castigada tras la represión que siguió a la oleada de protestas de 2009 y 2010, la nutrida concurrencia a las manifestaciones del lunes, pese al enorme despliegue policial y de las milicias del Baji, demuestra que lo sucedido en Túnez y Egipto no ha hecho más que reactivar una rebelión latente desde hace mucho tiempo y que, como en el resto del mundo islámico, se mantiene viva gracias a internet.
Ayer, el presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, en rueda de prensa celebrada en la Casa Blanca, animó a los iraníes a seguir con la revuelta, como «parte del gran movimiento de cambio social y político que se está desarrollando en Oriente Medio».
Obama advirtió a los autócratas de la región de que los tiempos ya eran otros: «En Oriente Medio se ha desarrollado una generación joven y pujante que busca nuevas oportunidades. Las nuevas tecnologías de comunicación, como los teléfonos inteligentes y las redes sociales, han hecho posible que se unan. No se puede parar esta realidad».
Obama, en referencia directa a Irán, afirmó que «Estados Unidos no puede dictar la política en un país soberano», pero que espera que «los iraníes mantengan sus muestras de coraje y luchen para obtener las libertades y los derechos que reclaman».
«Es irónico –añadió Obama– que Irán se felicite por lo ocurrido en Túnez y Egipto y actúe de manera diametralmente opuesta con su propio pueblo».
Ayer, el fiscal general iraní advirtió de que los revoltosos serían «rápida y duramente castigados». En la calle, la Policía seguía practicando detenciones.
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