El Gobierno de China ha decidido aprovechar la crisis libia para demostrar a sus ciudadanos y al mundo que es una potencia con todas las letras. No solo ha realizado un importante despliegue para evacuar a sus nacionales del país norteafricano, sino que ha movilizado un navío de guerra y aviones militares para enfatizar que está dispuesta a defender sus intereses, en este caso petroleros.
Pekín ya ha evacuado a la inmensa mayoría de sus ciudadanos en Libia. Más de 32.000 chinos habían salido ayer del país norteafricano, de los cuales 9.000 están de vuelta en China, 21.000 se encontraban en un tercer país y 2.100 iban de camino hacia un tercer país, según informó el Ministerio de Exteriores. Pekín aseguró que las labores de rescate en las zonas del este y el medio oeste de Libia estaban prácticamente finalizadas, mientras que en el sur quedaban 3.000 personas que serían evacuadas mediante aviones militares o aerolíneas extranjeras.
Para rescatar a sus nacionales, la mayoría trabajadores en la industria petrolera y en proyectos de construcción, China desplazó inicialmente aviones chárter y barcos de pasajeros. Pero, en los últimos días, ha incrementado los esfuerzos con un dispositivo militar. El Ministerio de Defensa despachó el lunes cuatro aviones IL-76 de fabricación rusa, con destino a la ciudad de Sabah, en el centro de Libia. Es la primera vez que la fuerza aérea ha sido movilizada para rescatar a ciudadanos chinos en el extranjero.
La decisión es posterior al envío al Mediterráneo el pasado fin de semana de la fragata Xuzhou, que se encontraba realizando tareas de control contra la piratería en el golfo de Adén, frente a las costas de Somalia. Su misión: proteger a los barcos que están llevando a ciudadanos chinos a otros países del Mediterráneo. La fragata Xuzhou, que está dotada de misiles, atravesó el canal de Suez el domingo y se prevé que hoy llegue frente a la costa libia.
También es la primera vez que un buque de guerra chino participa en la evacuación de civiles en una crisis humanitaria, lo que enfatiza la creciente capacidad de la armada del país asiático para operar lejos de sus aguas y el interés de Pekín por proteger a sus ciudadanos en el exterior. Las labores de rescate han sido ampliamente cubiertas por los medios de prensa chinos, que, sin embargo, han ocultado en buena medida las razones que han llevado a las poblaciones de los países musulmanes a levantarse: las reivindicaciones democráticas.
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